Miguel Mataix Graciá es el nuevo recordman del Camino de Santiago. Lo anunció el pasado sábado en las redes sociales tras culminar en la plaza del Obradoiro el emblemático trazado del camino francés, desde Saint Jean Pied de Port. Tardó 6 días, 10 horas y 15 minutos, una marca con la que supera en 47 minutos el tiempo establecido por el brasileño Marcio Villar el pasado otoño.
El de Beneixama (Alicante), que trabaja como encargado de una fábrica de hormigón, portó dos GPS con los que ratificar su gesta. “En otras ocasiones había perdido información, así que esta vez decidí ir sobre seguro”. Le salieron casi 790 km y 12.000 metros positivos, es decir algo más de 120 kilómetros diarios.
“Estaba en buena forma y el tiempo que tenía de referencia, que era el de Oscar Pasarín, me parecía asequible”
¿Cómo te encuentras?
Para haber pasado unos días de la actividad, estoy más cansado de lo que esperaba. He hecho anteriormente carreras como el Tor des Géants y otros retos más largos como cruzar los Pirineos, por lo que creía que iba a recuperarme mejor.
Cuéntanos de dónde sale la idea de ir a batir el récord del Camino.
Era una idea que me rondaba en la cabeza desde hacía tiempo. Este año me apunté otra vez al Tor des Géants pero no me cogieron, así que pensé que era la ocasión ideal. Estaba en buena forma y el tiempo que tenía de referencia, que era el de Oscar Pasarín, me parecía asequible. Para tener más información, también miré tiempos suyos en otras carreras y vi que no estaba muy lejos de mis capacidades.
“Me gusta prepararlas, cuidarme con la alimentación los días previos, diseñar un plan nutritivo durante el esfuerzo…”
¿Cómo empezaste en este mundo de las ultras?
Llevo 6 años en la larga distancia. Empecé porque en una publicación como la vuestra hablaban de la Transalpine Run y fui a hacerla con un amigo. Hice algunas carreras de preparación y me di cuenta de que esto no se me daba nada mal. Luego vendrían muchas más ultras en España, como Peñalara o L’Emmona, y también fuera como el Tor o el UTMB.
Por lo que vemos son pruebas en las que la resistencia lo es casi todo.
Sí, y la estrategia. Me interesan porque no solo se basan en ir rápido, sino que hay que gestionar muchos temas. Me gusta prepararlas, cuidarme con la alimentación los días previos, diseñar un plan nutritivo durante el esfuerzo…
“Cuando hacíamos torneos de 24 horas era de los que mejor aguantaba el ritmo. Sabía cómo dosificar para llegar a las finales y estar bien. Ahora me lo recuerdan”
¿Venías de hacer previamente otros deportes?
Fútbol y fútbol sala. Cuando hacíamos torneos de 24 horas era de los que mejor aguantaba el ritmo. Sabía cómo dosificar para llegar a las finales y estar bien. Ahora me lo recuerdan mi excompañeros.
Cuéntame más detalles del Camino de Santiago. ¿Ya lo habías hecho antes?
Sí, varios tramos con familia, amigos y también en bicicleta. Ahora quería hacerlo entero y fui con una amiga que me asistía en una furgoneta. Su apoyo y la logística ha sido fundamental porque hemos improvisado muchísimo.
“Al día dormía entre 4 y 6 horas”
¿A qué te refieres?
Debido al calor que ha hecho hemos ido cambiando de plan. Al principio corría del tirón, parando a la 1 de la mañana y durmiendo hasta las 6, pero cuando llegamos a Castilla y León moverme al mediodía era imposible. Tuve que cambiar de táctica, así que paraba al mediodía y me alargaba más por la noche. Al día dormía entre 4 y 6 horas.
Con tanto calor la hidratación sería clave.
Ingerí prácticamente 20 litros de líquido diarios pero el problema era que se me quitaba el hambre. Ese tema no ha sido fácil de gestionar, pero mi compañera Aurora ha conseguido todo lo que le iba pidiendo y, a veces, no era nada fácil. Una noche logró que abrieran una tienda de Puerto Marín para llevarme pilas para el frontal a la 1 de la madrugada.
“Correr más de 15 horas todos los días da mucho más tiempo para pensar, para tener una experiencia más íntima”
¿Qué te motiva de este tipo de retos?
Es muy bonito quitarte el dorsal de vez en cuando e ir tú solo. De hecho, pienso que el Camino de Santiango corriendo es un viaje todavía más espiritual. Los peregrinos, en general, van hablando con la gente y al finalizar la jornada comparten sus andanzas tomando una cerveza. Eso está bien, pero correr más de 15 horas todos los días da mucho más tiempo para pensar, para tener una experiencia más íntima.
¿Viviste alguna crisis?
Recuerdo especialmente las dos más fuertes. La primera fue nada más salir, me comunicaron que un hermano de madre había fallecido. Me sentí muy mal al estar allí tan lejos, pero lo reconvertí y pensé que llegar a Santiago sería una manera de homenajearlo. La segundo fue más física: me sentó algo mal en una cena con unos familiares en León. Estuve a punto de dejarlo allí, pero mi compañera me animo a continuar y la situación fue mejorando.

“En esos momentos afloran un montón de sentimientos. Me acordé mucho de mis padres, que ya no están”
Imagino que la llegada sería muy emocionante.
Sí, fue espectacular, aunque tenía los pies muy tocados y se me hizo muy dura. Allí me estaban esperando unos familiares y la televisión gallega, que ya me había hecho una entrevista 20 kilómetros antes. En esos momentos afloran un montón de sentimientos. Me acordé mucho de mis padres, que ya no están.
Después de esta hazaña, seguro que tienes más retos en mente.
Quiero ir al Spartathlon, para el que conseguí la plaza hace unos meses en los 100 km de los Alcázares. Eso será lo próximo.