Siempre fui deportista y he montado mi vida alrededor del deporte, que también ha sido mi profesión. Antes era domadora de caballos y entrenaba con ellos en doma clásica, trabajar con estos nobles animales era mi vida y algo a lo que le daba prioridad por encima de todas las cosas, incluso de la familia.
Así, con 19 años, me fui de Holanda a Alemania para perseguir mi sueño como domadora. Fueron unos años duros, en los que aprendí mucho de los caballos observando su carácter y actitud como «atletas» y sobre mi propia naturaleza y personalidad. Sin embargo no conseguí mi sueño de llegar a ser olímpica en este deporte y lo abandoné. Caí en un profundo pozo, pues me había construido totalmente alrededor de la hípica y sin ella me sentía como si hubiera perdido mi identidad. De golpe, se había hecho un vacío muy grande en mi vida.
“No obstante, me faltaba una cosa importante para adquirir de nuevo un sentimiento de identidad y ser feliz: mi vida como deportista”
Perdida, decidí de estudiar filología hispánica y germánica en la universidad de Birmingham (Reino Unido), un paso que me devolvió mucha autoconfianza. No obstante, me faltaba una cosa importante para adquirir de nuevo un sentimiento de identidad y ser feliz: mi vida como deportista.
Fue entonces, ya instalada en las Tierras del Ebro en Cataluña cuando empecé a correr. Por aquel entonces, en 2009, no tenía ni idea que llegaría a ser corredora de montaña de élite. De hecho, no conocía este deporte, pero una vez introducida, me enamoré y fui mejorando mi rendimiento. Y, al mismo tiempo, iba construyendo una nueva vida de deportista que se hizo completa cuando conocí a Pere Aurell, con quien formé una pequeña familia.
Ahora tenemos una hija de tres años y un perro llamado Bru, y nuestra vida familiar gira en torno al deporte. Vivimos para ello: es nuestra pasión y nuestro estilo de vida con todo lo que implica (entrenamiento, alimentación, fisioterapia, tiempo libre…). Cada fin de semana libre nos vamos a algún lugar en la montaña con nuestra «furgui» y pasamos todo el tiempo ahí, entrenando y disfrutando de la naturaleza.
“Nuestra hija celebró su primer cumpleaños en Alemania, durante la Transalpine Run, y su tercer año en Estados Unidos, en The Rut”
Gracias al apoyo de nuestros patrocinadores, viajamos por el mundo para entrenar y participar en carreras internacionales y lo intentamos hacer siempre con la pequeña Onna a nuestro lado. Por ejemplo, en marzo-abril hicimos un viaje, dando la vuelta al mundo, con carreras en Chile, Ecuador y China y Onna nos acompañó. Celebró su primer año en Alemania durante la Transalpine Run y su tercer año en los Estados Unidos, en The Rut. Hizo múltiples viajes largos en coche y avión con éxito y ha subido hasta alturas de 4.700 m. Se ha adaptado perfectamente a nuestro estilo de vida y se ha convertido en una niña flexible con facilidad de moverse por el monte. Podemos decir que este estilo de vida resulta muy compatible con ella, incluso con la lactancia. Durante más de 2 años y medio le dio el pecho sin problemas, mientras continué mi carrera de alto rendimiento.
En fin, con este escrito y sin grandes pretensiones, he intentado de describir la esencia de mi familia, que sin duda es la de otros muchos amantes de este deporte, para darnos a conocer y animar a todo corredor a perseguir y vivir sus sueños sin miedo. Corredor de élite o no, madre o no.