Correr un ultra trail no es nada sencillo. Por mucho entrenamiento que hayas completado con anterioridad, nada te asegura que podrás cumplir tus objetivos. No importa si quieres acabar dentro de un tiempo o simplemente llegar a la meta, lo más probable es que acabes notando molestias e incluso dolor.
Ser capaces de gestionar ese dolor, siempre que no provenga de una lesión, es una característica vital para poder afrontar con éxito una carrera de larga distancia. Y es que como decía Ken Choubler, creador de las 100 millas de Leadville: “hazte amigo del dolor y nunca estarás solo”.
Diferenciar dolor de molestias
Uno de los primeros pasos para saber gestionar el dolor es saber diferenciar de dónde viene. No es lo mismo un dolor que proviene de una lesión que el dolor que proviene del simple hecho de correr durante horas. Correr a un ritmo que realmente sea un desafío para nosotros acabará tarde o temprano en sensaciones de molestia o dolor.
Por ello, el hecho de elegir como objetivo un ultra trail debería ser razón suficiente para que, desde el primer momento, sepas que vas a sufrir molestias al correr. Si no las sufres tarde o temprano, posiblemente no estés dando el nivel que puedes desarrollar y no estarás empujando tus límites de una forma real, que suele ser una de las razones para embarcarnos en el mundo de la ultra distancia.
Pero esto no significa tampoco acabar una carrera a costa de nuestra salud. Por ello decimos que es vital saber diferenciar entre un dolor de una lesión, por ejemplo una rotura, un esguince, o posibles molestias que desemboquen en una lesión importante, como fascitis, tendinitis o fracturas por repetición.
No hay otra forma de saber distinguir las fuentes de las molestias que la experiencia. Por ello, los corredores experimentados son capaces de seguir corriendo pese al dolor típico de correr durante horas, mientras que los más novatos caen en el error de pensar que es un dolor que se debe evitar a toda costa.
Mente positiva
La cabeza es la que se encarga de que seas capaz, en mayor o menor medida, de gestionar el dolor y las molestias. Por ello, antes de una carrera debes ser consciente de que esas sensaciones van a llegar, van a acompañarte posiblemente durante un buen tramo de la carrera o de un entrenamiento de calidad.
Durante una competición, mantener la mente positiva es clave; incluso aspectos como sonreír puede ser positivo, ya que envías señales al cerebro para que encare ese dolor de forma positiva. Aprovechar a los espectadores para agradecer su apoyo será bueno para ti, porque saludando, chocando sus manos o devolviéndoles el cariño va a ayudarte a atravesar mejor las etapas de molestias.
Céntrate en tu objetivo
Los momentos malos son naturales al hecho de correr ultradistancia. Encarar las subidas o bajadas finales puede suponer un calvario, por ello un truco muy utilizado es el de saber centrarte en tu objetivo final, en visualizar tu llegada a meta, en adelantarte y saber la felicidad que te embargará cuando consigas tu objetivo, en las personas que te esperan en la llegada…
Divide los objetivos
Uno de los momentos más duros es cuando llegan esas malas sensaciones y tenemos todavía un buen tramo por delante. Para evitar pensar en las molestias que nos esperan, trata de dividir lo que queda de carrera en pequeños objetivos. En los tramos entre avituallamientos, en una subida, en kilómetro a kilómetro, una bajada… Ponte pequeños objetivos que vayas cumpliendo y el hecho de ir consiguiéndolos serán pequeñas recompensas que paliarán las molestias físicas.
Aprender a sufrir
Aunque parezca mentira, a sufrir también se aprende. Y para eso tenemos los entrenamientos de calidad, esos que a veces nos dan hasta miedo antes de hacerlos. Las series, las cuestas, las sesiones de intervalos y fartlek, etc… Estos entrenamientos son los que te enseñarán a lidiar con las molestias, además de que son aquellos que te ayudarán a que cada vez corras más rápido o más lejos con el mismo esfuerzo, así que no los temas, sino entiende que son los que te harán mejor corredor.
La mente es lo más importante
Un dicho muy popular entre corredores de ultra trail es que la primera mitad de una carrera se corre con las piernas y la segunda con la cabeza. Esto tiene una base científica, ya que nuestro cerebro primario sólo quiere parar ante una sensación de molestia o dolor continuado. De ahí que en cuanto las molestias se hacen continuas, nuestra cabeza busque excusa tras excusa para que dejemos de correr.

Por ello, debes tener siempre en cuenta que las piernas no lo son todo y saber gestionar estos momentos negativos depende de ti y de tu cabeza. Saber que es esa parte de nuestro cerebro la que realmente quiere parar, pero que nosotros queremos llegar a la meta, debe ser una prioridad.