Hace algunos años, eso de la sauna parecía algo exótico que venía de los países nórdicos. Hoy, las saunas son algo muy común en las instalaciones deportivas de todo el país, por lo que no es difícil encontrar alguna muy cerca de casa.
En el caso de un corredor de montaña, la sauna puede ser un buen aliado en varios aspectos, por lo que a partir de ahora, si tenéis alguna cerca, ya podéis sacarle los beneficios que nos puede aportar. Y todo ello sin esfuerzo, simplemente sentándonos y disfrutando de la experiencia.
Aclimatación al calor
A veces es complicado, según donde vivamos, prepararnos para carreras que se celebran en lugares más calurosos que donde vivimos. Un ejemplo claro sería el de todos aquellos que vienen de latitudes frías y van a correr la Transgrancanaria o Transvulcania, que se celebran en lugares donde hace calor cuando todavía hace frío en la península.
Para aclimatarnos al calor sin que haya altas temperaturas, la sauna puede ser una herramienta que nos eche una mano en ese sentido. Y es que en la sauna se experimentan ciertos cambios que produce el calor. El corazón se acelera, la circulación sanguínea se activa y el sudor brota con facilidad.
Un estudio de 2001 publicado en American Journal of Medicine demostraba que el uso de la sauna en los corredores conseguía que estos bajaran su temperatura corporal y sus pulsaciones a la hora de hacer ejercicio, lo que nos vendrá de perlas para las carreras en las que se espera más calor.
Mejora de rendimiento en todas las condiciones de temperatura
Según algunos estudios, hay pruebas de que la toma de saunas nos puede ayudar a incrementar el nivel de plasma sanguíneo y la producción natural de Eritoproyetina (EPO). Ambos incrementos nos van a ayudar a mejorar nuestro rendimiento físico llevando más glóbulos rojos hasta nuestra musculatura.
Asimismo, la sauna puede llegar a incrementar la producción natural de la hormona del crecimiento, precisamente la más importante sustancia cuando hablamos de la recuperación muscular tras un esfuerzo. Se segrega en mayor cantidad cuando dormimos, de ahí que dormir sea clave para la recuperación.
Un pequeño estudio publicado en el Journal of Science and Medicine in Sport apuntó que en los seis sujetos que usaron la sauna mejoraron en un 30% su umbral de cansancio en relación al grupo que no la utilizó.
Eso sí, aunque estos estudios han revelado datos con los que ser optimistas, todavía no hay una evidencia fuerte y concluyente sobre el uso de la sauna, si bien el consenso actual suele ser de que nos ayuda a preparar carreras en condiciones de más calor y que también puede ser beneficiosa en otras condiciones.
Cómo tomar una sauna
Lo primero y muy importante es hablar con tu médico sobre la posibilidad de tomar saunas. Es importante ya que la sauna puede tener efectos de riesgo en algunos individuos. Una vez tengamos el Ok de nuestro médico, podremos pensar en utilizar la sauna.
Para hacerlo, lo ideal parece ser que es estar en la sauna por un periodo de entre 15 y 20 minutos después de haber salido a correr. Debes hacer esto entre dos y tres veces por semana y sólo si te has adaptado bien, podrás ir aumentando los días o la duración de cada baño, si bien no es recomendable pasarse por el riesgo de deshidratación.