El cuerpo de una mujer sufre a lo largo de los años muchos cambios motivados por las diferentes etapas hormonales por las que pasa a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la vejez. Primero, durante la adolescencia, llega la primera menstruación y años más tarde, en la edad adulta, llegará la temida menopausia y que afectarán tanto en sus tareas cotidianas, como a su nivel de rendimiento físico en el caso de ser deportista.
Pero, ¿por qué ese miedo a la menopausia? Digamos que no es un periodo muy agradable, por los efectos que la acompañan y que repercuten en su día a día. Hablamos de sofocos, mareos, irritabilidad, problemas de sueño o aumento de peso. Y no solo eso, posiblemente también afectará a tus entrenamientos, ya que la cantidad de estrógenos se verá reducida y eso provocará una mayor creación de grasa frente a la pérdida de masa muscular.
Y aunque todas sabemos que la menopausia es una sintomatología incómoda, temporal y tiene fecha fin, es difícil mantenerse positivas y vislumbrar los efectos positivos que la desaparición natural del ciclo menstrual puede tener en nuestro cuerpo.
No, no nos hemos vuelto locos. Una vez recuperes la paz y tus hormonas se estabilicen comenzarás a sentir un nuevo ritmo y equilibrio que te hará mucho más libre. Notarás como las turbulencias de los ciclos hormonales han desaparecido, lo que te ayudará a estar mucho más estable, tanto en tu día a día como durante tus entrenamientos o en competición.
Ahora bien, hasta que ese momento de quietud llegue tu rendimiento se verá notablemente afectado. Perderás velocidad, ya que los niveles de estrógenos y la testosterona disminuirán, lo que hará más complicada la creación y el mantenimiento de tu tono muscular.
Mientras que otro de los efectos de la menopausia que más preocupa a las mujeres es la ganancia de peso. Sabemos que el deporte es nuestro mejor aliado para controlarlo, pero en este momento de nuestra vida no podemos descuidar tampoco nuestra alimentación. Nuestro cuerpo está cambiando, por lo que necesitará unos nutrientes diferentes. Por esta razón trabajar conjuntamente con un nutricionista que nos ayude a gestionar el consumo de carbohidratos en esta etapa de nuestra vida resultará clave, ya que nuestro cuerpo no funciona igual.
Además, para no llegar hasta la frustración, es importante realizar un registro tanto de aquello que comemos, como de nuestros entrenamientos que nos ayudará a gestionar nuestras emociones y los cambios de humor.
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