Durante décadas se ha pensado que aplicar hielo cuando se produce una lesión en el músculo era la mejor manera de acelerar la recuperación y poder volver a nuestra actividad de manera rápida. Una creencia muy extendida en nuestra y que también se aplica cuando tras un entrenamiento intenso nuestro cuerpo queda dolorido. Aunque en los últimos años esta idea ha ido perdiendo fuerza debido a las diferentes investigaciones que se han ido llevando a cabo.
Uno de estos estudios realizado con ratones ha demostrado que el hielo en una lesión muscular no solo es ineficaz, sino que en realidad ralentiza el proceso de recuperación. Para demostrarlo se realizó una estimulación eléctrica a 40 roedores machos jóvenes y sanos simulando un duro entrenamiento de piernas en el gimnasio.
Así, tan solo a 20 de ellos se les aplicó hielo y durante los próximos quince días se fue recogiendo muestras para ver la evolución de todos ellos. Unos datos con los que pudieron observar que aquellos que no habían aplicado frío su respuesta proinflamatoria muy rápida y al tercer día la mayoría de las fibras dañadas se habían eliminado, lo que permitió que comenzaran la respuesta antiinflamatoria y, tras dos semanas, los músculos estaban curados por completo.
Por otro lado, aquellos ratones que sí habían recibido un tratamiento con hielo su respuesta inflamatoria fue mucho más lenta y su cuerpo tardó hasta siete días en eliminar los desechos no deseados, lo que tuvo como consecuencia que la llegada de las células antiinflamatorias también se ralentizara y al final del experimento no estuvieran completamente curados.
Cuando haces ejercicio, ya sea que estés levantando pesas en el gimnasio o saliendo a correr, estás ejerciendo una carga sobre tus músculos. Si esa carga es mayor de lo que puedes soportar, termina con microdesgarros en todo el tejido y, una vez que el músculo sane, será capaz de manejar esa tensión. Cuanto más rápido tenga lugar este proceso de curación, antes podrás volver a salir a realizar tu próxima sesión.
En el estudio del que hablábamos se demuestra que la aplicación de hielo a los músculos dañados ralentiza este proceso de recuperación y de vuelta a la actividad. Aunque esta investigación se realizó con ratones y sus músculos no tienen exactamente la misma composición a la humana, pero lo que sabemos hasta ahora es que podemos olvidarnos de esos baños con hielo, ya que probablemente no esté ayudando e incluso podría empeorar las cosas.