Los abdominales son algunos de los grandes olvidados en el entrenamiento para el trail running. Centrados en músculos cuyo trabajo es más evidente, a veces no les prestamos suficiente interés y son unos de los principales elementos a la hora de trabajar nuestro core. De hecho, la famosa tableta de chocolate está presente en muchas de las tareas que realiza nuestro cuerpo mientras corremos por la montaña.
El trabajo abdominal tiene sus repercusiones, en muchos casos muy positivas, en el rendimiento del corredor de montaña. De ahí la importancia de incorporar una pequeña rutina de este tipo de ejercicios que podremos repetir entre dos y cuatro veces a la semana, lo que nos aportará muchas mejoras a la hora de correr.
El grupo muscular abdominal es el que se encarga de que nuestro cuerpo se mantenga erguido mientras corremos. Junto a nuestra columna, se encarga de que podamos tener la mejor postura a la hora de hacer ejercicio, por lo que si no los tenemos lo suficientemente fuertes podremos sobrecargar la zona de la espalda, con sus consiguientes dolores que nos podrían llegar a incapacitar para una actividad tan exigente como el trail running.
Asimismo, unos músculos abdominales fortalecidos nos ayudarán a tener más potencia al correr, fortaleciendo cada zancada, lo que además ayudará a no sobrecargar otros músculos de la pierna y la musculatura profunda (psoas-iliaco), que también trabajan en este movimiento.
Otra de las zonas que preservaremos de lesiones y dolores si tenemos una buena potencia abdominal será la pelvis. Esta zona cobra importancia sobre todo en el corredor de montaña, ya que al subir cuestas, la zona pélvica realiza un gran esfuerzo que puede ser compensado con los abdominales, por lo que una tripa blanda puede ayudar a la aparición de problemas en una zona clave como el pubis.
La clave del trabajo abdominal en el corredor de montaña es ser constantes. Al igual que ocurre con los estiramientos, los ejercicios abdominales son muy agradecidos y con una pequeña rutina de menos de 10 minutos podremos fortalecer esta zona en unas pocas semanas. Es decir, no hace falta que tengamos unos abdominales marcados, pero sí fuertes, para compensar el esfuerzo de otras zonas del cuerpo implicadas en el movimiento de correr. De esta manera, equilibraremos el trabajo ejercido por los diferentes grupos musculares, repartiendo el trabajo y, así, nos convertiremos en un atleta más eficiente, que necesitará de menos gasto energético
Por ello, es importante trabajar todos los abdominales: superiores, inferiores y oblicuos, además de compensar también con el fortalecimiento de los músculos dorsales para no crear una posible descompensación al trabajar sólo la zona delantera del tronco.
En resumen, podemos asegurar que el fortalecimiento de la musculatura abdominal tendrá consecuencias positivas y prácticamente inmediatas en el corredor de montaña, que no sólo mejorará su rendimiento deportivo, sino que también verá cómo nos ayudará a mantener ciertos problemas físicos a raya sólo con introducir unos pocos minutos de estos ejercicios por semana.