La actividad física podría contrarrestar algunos de los efectos adversos para la salud que causan los patrones de sueño poco saludables. Esa es la principal conclusión de un estudio de Bo-Huei Huang y Emmanuel Stamatakis publicado la semana pasada en el British Journal of Sports Medicine.
Muy pocas investigaciones hasta la fecha habían examinado cómo el sueño y la actividad física interactúan e impactan nuestra salud. “Nos propusimos responder a la pregunta: si duermo mal pero hago bastante actividad física, ¿puede eso compensar algunos de los daños de mi mal sueño a largo plazo? ¿O esto no provocaría ninguna diferencia?”, apuntan los científicos.
De esta manera se lanzaron a analizar los datos de 380.055 adultos (recogidos en Gran Bretaña entre 2006 y 2010) y distinguieron grupos de personas en función de la calidad de su sueño: saludable, intermedio y pobre. Asimismo clasificaron el nivel de actividad física de la muestra según si cumplían las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): entre 150 y 300 minutos de actividad física moderada a la semana (o 75-150 minutos de actividad vigorosa).
¿Qué encontraron?
11 años después de la confección de la investigación, 15.503 participantes habían fallecido (9.064 de cáncer y 4.095 por enfermedades cardiacas). “Descubrimos que, en comparación con las personas que duermen bien, las personas que no duermen bien tenían un 23% más de riesgo de muerte prematura, un 39% más de riesgo de morir de enfermedad cardíaca y un 13% más de riesgo de morir de cáncer”, continúan.
Luego compararon los datos de las personas que dormían bien con los que dormían mal y cuánto ejercicio realizaban. “Encontramos que las personas que tenían el mayor riesgo de morir de enfermedad cardíaca y cáncer eran aquellas que tenían mal sueño y no cumplían con las pautas de actividad física de la OMS. Por otro lado, aquellos que dormían mal pero hicieron suficiente actividad física para cumplir con las pautas de la OMS no tenían un riesgo tan alto de morir de enfermedad cardíaca o cáncer, en comparación con aquellos que dormían mal y no cumplían con las pautas de actividad física”.
Por ejemplo, en el caso del cáncer, aquellos que tenían mal sueño y no hacían actividad física fallecieron en un 45% más que aquellos que tenían un sueño saludable y se ejercitaban mucho. Sin embargo, ese incremento no afectaba a aquellos que, a pesar de dormir mal, sí alcanzaban los niveles mínimos recomendados por la OMS.
“Nuestro estudio no se diseñó para averiguar cómo y por qué la actividad física puede contrarrestar algunos de los efectos fisiológicos negativos de la falta de sueño. Pero otras investigaciones proporcionan teorías. Por ejemplo, la actividad física adecuada puede reducir la inflamación, ayudar a mantener un metabolismo saludable de la glucosa y aumentar la cantidad de calorías quemadas”.
«La actividad física puede ayudar a mejorar los patrones de sueño deficientes«
Es importante señalar que se trata de un “estudio observacional”, que muestra una asociación entre la actividad física adecuada y la reducción de los daños causados por la falta de sueño, pero debemos tener cuidado al interpretar la causalidad. No se puede decir de manera concluyente que la actividad física adecuada cause la reducción de los daños causados por la falta de sueño, aunque hay pruebas sólidas en esa dirección.
“Nuestro estudio ofrece un mensaje esperanzador para aquellos que, incluso si no han podido mejorar su sueño, aún pueden compensar algunos de los daños a la salud haciendo suficiente ejercicio. Nuestra investigación anterior también ha demostrado que la actividad física puede ayudar a mejorar los patrones de sueño deficientes, que son un problema de salud grave en todo el mundo”.
Además de combatir algunos de los resultados negativos de la falta de sueño, la actividad física también puede proporcionar muchos otros beneficios para la salud y prolongar nuestras vidas. Por ejemplo, un estudio de 2019 encontró que las personas que cumplieron con el objetivo de actividad física de la OMS anterior vivieron tres años más en promedio que las que no lo hicieron.