El otoño ya ha llegado con fuerza. Casi dos meses después de habernos despedido del verano, la lluvia y la bajada de temperaturas se ha generalizado y nuestros montes ya comienzan a estar llenos de agua, charcos, ríos crecidos, lo que unido a esas temperaturas más bajas pueden hacer aparecer los primeros resfriados de la estación.
Por ello, muchos corredores de montaña se preguntarán si es posible seguir entrenando una vez que hemos pillado ese primer resfriado de la temporada otoño-invierno. La respuesta, como en casi todo, es la misma. Depende.
La primera variante y la más importante sin lugar a dudas es la fiebre. Si estamos acatarrados, lo principal es tomarnos la temperatura y estar seguros de si sufrimos o no fiebre. En caso positivo, debemos descartar por completo realizar cualquier tipo de ejercicio, más si se trata de uno tan exigente como correr por montaña.
Correr cuando sufrimos fiebre puede ser realmente perjudicial para nuestro cuerpo, pudiendo llegar a derivar en posibles problemas cardiacos. Ni siquiera debemos hacer deporte de forma moderada y será obligatorio tomarnos un pequeño descanso hasta que nuestra temperatura corporal esté dentro de los parámetros normales. Si además estamos tomando antibióticos, lo ideal es esperar a que finalice su toma para retomar los entrenamientos.
En un caso normal, se calcula que el virus de la gripe desaparece en un máximo de siete días, así que podemos enfocar este periodo como si de una lesión se tratara, sabiendo que lo mejor para nuestro cuerpo, tanto a corto como a largo plazo, será darnos un descanso.
Pero luego nos encontramos el caso de sufrir un pequeño resfriado o constipado pero sin tener fiebre. En este caso, estaremos de enhorabuena, ya que sí que podremos disfrutar de nuestra sesión de deporte, aunque siempre tomando una serie de precauciones, sobre todo si lo hacemos en entornos de montaña.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que si tenemos un pequeño resfriado, aunque no venga acompañado de fiebre, nuestra sesión de entrenamiento será mucho menos intensa. En esos días, lo aconsejable serán rodajes suaves, sin forzar nuestro organismo; por tanto, quedan descartadas las series, sesiones de fartlek o entrenamientos de calidad.
Asimismo, también debemos ser cautos en el tiempo que pasemos entrenando; este siempre será muy inferior a lo de costumbre, y uniendo esto a lo anteriormente mencionado, nos deja que en los días en los que suframos esta afección deberemos completar sesiones suaves y cortas.
¿Cómo saber si podemos correr con ese pequeño resfriado? Pues lo ideal es saber escuchar a nuestro cuerpo. Si nos sentimos con fuerzas y los síntomas no son muy limitantes, podemos salir a correr. Si en el transcurso del entrenamiento estos empeoran, este debe parar para regresar a casa. Si vemos que nos encontramos bien, seguiremos con el rodaje suave, corto y sin cambios de ritmo acusados
Para combatir la gripe o el resfriado, podemos tomar una serie de medidas de prevención, aunque a pesar de ellas, lo normal es que no nos libremos de sufrir alguno de estos procesos a lo largo de los próximos meses. Lo ideal, sobre todo en entornos de montaña, es salir bien equipados para luchar contra el frío.
Por ello, no debemos salir sin una chaqueta, bien sea cortavientos o, en días de lluvia, una impermeable. Tampoco debemos dejar de llevar algún pañuelo tubular tipo buff, que podremos usar para taparnos cuello, boca o cabeza. En salidas largas con mucho barro o lluvia, también podemos optar por un calzado con membrana impermeable. Es decir, debemos salir preparados para las posibles inclemencias del tiempo, tan cambiante en entornos de montaña.
Por tanto, correr o no dependerá sobre todo de la fiebre y, en caso de no tenerla, de nuestras sensaciones. Además, también podemos aprovechar para acabar ese libro o ver esa película que llevamos tiempo queriendo ver. La montaña seguirá estando ahí fuera cuando nuestras defensas hayan acabado con el virus.
