LESIONES

Fracturas por estrés, la nueva plaga del corredor de ultra trail

Correr decenas de kilómetros tiene sus peligros, y hacerlo de forma inadecuada nos pone en el desfiladero de las lesiones. Las fracturas por estrés, una lesión de complicada curación, son cada vez más comunes en el pelotón.

Tor des Geants 2010
Tor des Geants 2010
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La fiebre por el ultra trail está más alta que nunca; cada vez son más las personas que quieren probar esto de correr decenas de kilómetros por montaña. Y para poder conseguirlo, hay que hacer miles de kilómetros de entrenamientos, de forma que lleguemos en la mejor forma posible a la línea de salida.

Pero, al tener que correr tantas horas, el riesgo asociado es que es más probable sufrir algún tipo de problema físico. Correr es ya de por sí muy estresante para el cuerpo, por lo que hacerlo durante tantas horas multiplica el riesgo de acabar en el dique seco.

De entre las lesiones más problemáticas que puede sufrir un corredor de montaña a nivel óseo, son las fracturas por estrés las que más deberían preocuparle, sobre todo debido a la difícil solución que tienen, ya que no es fácil librarse por completo de ellas.

¿Qué es una fractura por estrés?

Considerando que todos sabemos qué es una fractura de un hueso, pasamos al tipo que nos interesa, las fracturas por estrés. Estas se dan cuando se produce una reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas o micro traumatismos de bajo impacto. Justo lo que los corredores de ultra trail deben hacer miles de veces cada semana durante sus entrenamientos.

Por ser una lesión que se adapta perfectamente a nuestra actividad, es por lo que deberíamos tener un especial cuidado a la hora de intentar identificar cuándo nos podemos producir una lesión de este tipo, que fácilmente puede echar a perder grandes periodos de tiempo competitivo, incluso una temporada entera.

Para entender mejor la complejidad de esta lesión, debemos saber que los huesos tienen dos partes: el hueso cortical, más duro y compacto, y el trabecular, menos denso que el anterior. El primero tiene como función ser el soporte para la inserción de los músculos y tendones, siendo el que absorbe todos los golpes y vibraciones derivadas de correr.

Este hueso se caracteriza por tener una capacidad de reparación más lenta, por lo que las lesiones en esta parte del hueso tardan más en curarse, sobre todo si son pequeñas o incluso microscópicas, como ocurre en las fracturas por estrés.

¿Dónde se producen las fracturas por estrés?

Dependiendo de la actividad que realizamos, unas zonas están más expuestas que otras. Evidentemente, las fracturas de este tipo en los corredores de montaña se dan exclusivamente en el tren inferior.

Así, lo más habitual suele ser que se sitúen en zonas comprometidas, como la planta del pie o las zonas que más presión pueden aguantar, como tibia, maleolos de los tobillos, metatarsos, fémur, etc… Es donde más tenemos que estar atentos ante la aparición de molestias.

¿Cómo se identifica una fractura por estrés?

Esta fractura, al producirse de una forma continuada en el tiempo, suele identificarse como un dolor que va en aumento con el paso de los días. Suele comenzar como una simple molestia, fruto de un hematoma en la zona dañada. En el caso de seguir ejerciendo presión en la zona, es cuando podría pasar de un pequeño daño a una fractura.

Un signo que puede ayudarnos, si bien no es definitivo, es que las fracturas por estrés tienen lugar en huesos largos, por ello es más habitual verlas en los metatarsianos o en la tibia, así que si identificamos el dolor en esta zona, deberemos comenzar a sospechar.

Es importante acudir a un especialista ante la primera señal de que podemos estar sufriendo una fractura por estrés. Es importante ya que estas molestias suelen desaparecer al cesar de correr, por lo que tendemos a pensar que es un simple dolor que no tiene importancia.


Para poder diagnosticarla, será necesario realizar pruebas como los rayos X, resonancias magnéticas, TAC o Gammagrafía ósea, ya que en los primeros estadios la fractura es difícilmente visible e incluso muchas veces no se puede diagnosticar si no se hacen placas desde diferentes planos.

¿Cómo se trata una fractura por estrés?

La palabra mágica es: reposo. No hay otra forma de curarnos y si queremos acelerar el proceso lo más seguro es que volvamos a dañar la zona todavía más, complicando más si cabe la recuperación. Será el especialista el que te dé un tiempo de recuperación adecuado para tu caso, pero éste estará entre 4 y 8 semanas en las que no podrás correr.

Con más pruebas, podrán confirmar que tu fractura ha cicatrizado y ahora es un callo óseo. Una vez curado, no se acaba el proceso de recuperación, ya que es imprescindible saber por qué razón hemos sufrido esta fractura, ya que de no corregirlo, lo más habitual es que vuelvan a aparecer problemas.

Principales causas de una fractura por estrés

-Mala técnica de pisada

-Calzado inadecuado

-Excesiva carga de entrenamiento

-Correr por superficies duras

-Descompensaciones musculares

-Falta de trabajo de fuerza muscular

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