Como todo corredor de montaña sabe, no todo en el entrenamiento es correr. La variedad de disciplinas es un aspecto clave en lo que llamamos el entrenamiento cruzado, esto es, las diferentes especialidades que practicamos buscando una serie de beneficios diferentes a los que nos ofrece el simple hecho de correr.
Dentro de las diferentes disciplinas que podemos añadir a nuestro plan de entrenamiento, la piscina es una de las más interesantes, ya que nos permite trabajar un amplio rango de aspectos de una forma más intensa y con un menor índice de posibilidades de lesionarnos, por lo que un corredor de montaña no debería renunciar a pegarse un remojón cada semana.
Fortalecimiento tren inferior
El aquarunning es una disciplina excelente para ponernos más fuertes de piernas. Este deporte consiste en correr en el agua, ni más ni menos. Hay diferentes variantes, aunque para fortalecer el tren inferior lo ideal será escoger una piscina en la que no cubra más allá de la cintura.
Para ganar fuerza, podemos realizar series con un nivel de esfuerzo moderado, algo que podremos medir por las pulsaciones. Por supuesto, la velocidad será mucho menor de lo que esperamos, pero ese no es el aspecto clave. Lo importante es cómo, al hacer frente a la resistencia del agua, podremos ganar fuerza en todo nuestro tren inferior y, sobre todo, en los músculos implicados en la acción de correr, ya que estamos realizando el mismo movimiento que hacemos en la montaña.
Otra opción es buscar zonas más profundas, incluso en las que no se haga pie; mediante el uso de un cinturón flotador, podremos dar zancadas sin tocar el fondo y manteniendo una postura erguida, similar a la que tenemos al correr. La velocidad será mucho menor, pero los beneficios se extenderán al tren superior, con lo que mejoraremos aspectos como el core o los brazos. Para seguir este entrenamiento, lo ideal es pedir ayuda a alguno de los monitores de la piscina para asegurarnos de hacer bien los movimientos.
Otra de las opciones para mejorar nuestra fuerza en el tren inferior es hacer largos únicamente impulsados por las piernas. Con la ayuda de un flotador que cogeremos en las manos, estiraremos el cuerpo como su fuéramos a nadar, con la salvedad de que no movemos los brazos, impulsándonos con las patadas que daremos con las piernas. Ese ejercicio nos permite medir a la perfección el tiempo y la intensidad del ejercicio, además de que es perfecto para todos los corredores, sin importar su nivel de fuerza. Asimismo, no sufriremos lesiones articulares gracias a la resistencia del agua.
Trabajo de core
Como ya sabemos, a la hora de correr es importante estar fuerte no sólo de piernas, sino en general. La natación es uno de los deportes más completos para trabajar toda la musculatura. Por supuesto, los brazos son una de las zonas más beneficiadas, perfecto para aquellos que usen bastones. Además, dependiendo del estilo al que nades, podrás tonificar diferentes partes de tu cuerpo, importante para alguien que corre, ya que suele haber descompensaciones entre tren superior e inferior.
Trabajo aeróbico
La natación es una forma perfecta de mejorar nuestra capacidad aeróbica. No sólo por ser un ejercicio completo y que, gracias a la resistencia del agua, implica hacer un esfuerzo a intensidades medias o elevadas. Nadando podremos aprender a respirar de forma más controlada, con un patrón más definido, algo que podremos usar a la hora de correr.
Al no tener acceso al aire durante todo el movimiento, la natación nos dará un mayor control sobre nuestra respiración, algo que al correr se llega a traducir con un incremento del rendimiento, ya que estaremos respirando de una forma más regular, lo que se traduce en menor sensación de fatiga con el paso de los kilómetros.
Aspecto mental
Para los corredores de montaña, acostumbrados a correr durante muchas horas, el cambio de entorno puede ser un soplo de aire fresco para su mente. Y es que tantos kilómetros a veces pasan factura en forma de desmotivación, por lo que un nuevo entorno de entrenamiento, en el que hay más personas, practicas nuevos ejercicios y generas nuevas habilidades y mejoras físicas puede ser un ingrediente perfecto para romper la monotonía que supone correr la práctica totalidad de las horas que se dedican a entrenar.
Entrenamiento sin lesiones
La natación es perfecta para evitar lesiones. Primero, porque la naturaleza del agua y su resistencia hacen que las articulaciones no sufran apenas. Además, nadando fortalecemos el tren inferior, lo que se traduce en menos lesiones a la hora de correr. Una buena sesión de estiramientos en el agua también hace que mejoremos el rango de movimientos gracias a la flotabilidad.
Recomendaciones
- Si no has nadado o hace mucho que no lo haces, comienza con un curso de iniciación, en el que te expliquen las técnicas bases de cada estilo de natación.
- Comienza poco a poco; aunque estés en buena forma, la natación es un deporte muy exigente y que puede hacerte pasar un mal rato si te pasas con el ritmo o la intensidad.
- Las piscinas públicas suelen estar muy llenas; busca la hora del día en la que haya menos gente.
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