Desarrollar el síndrome del sobreentrenamiento es más fácil de lo que creemos. La línea que separa un entrenamiento duro, de uno demasiado exigente es muy delgada. Y es cierto que para alcanzar nuevos niveles de condición física se requiere de compromiso, esfuerzo y voluntad para realizar actividades intensas de manera regular, pero más no siempre es mejor.
Sin el equilibrio adecuado de descanso y recuperación, podría terminar en una espiral hacia una condición de fatiga a largo plazo conocido como el síndrome del sobreentrenamiento, lo que provocará una reducción del rendimiento físico a largo plazo que puede ir acompañada de otros síntomas fisiológicos y psicológicos.
Aunque es causado principalmente por una cantidad excesiva de ejercicio, puede acelerarse por otros factores, como las largas jornadas laborales, relaciones sociales difíciles, no consumir la cantidad de nutrientes adecuadas o no dormir suficiente. Y es que un estudio reciente demuestra que el 93% de los atletas que sufren una disminución del rendimiento es consecuencia de una serie de factores no relacionados con el entrenamiento que será necesario controlar.
Los síntomas que desarrolla esta dolencia pueden variar notablemente de una persona a otra, por lo que la única manera fiable de saber si lo sufre es evaluar el tiempo que le cuesta recuperar. Ahora bien, entre los más comunes están: la disminución a largo plazo del rendimiento deportivo, menos motivación para hacer ejercicio, bajo estado de ánimo, dolor o molestias musculares, pérdida de sueño de calidad o cansancio/fatiga general.
Detección del problema
Como en todos los problemas relacionados con el cuerpo lo mejor es siempre prevenir la aparición de problemas y, por suerte, el sobreentrenamiento enciende una serie de luces rojas que, a priori, son fáciles de apagar.
La caída del rendimiento suele ser la señal más clara. Cuando, por más que entrenemos, vemos que nuestro rendimiento va hacia atrás, es una señal muy clara de que nos estamos pasando de rosca. Con un entrenamiento adecuado, nuestro rendimiento debería ir mejorando hasta alcanzar el objetivo. Si vemos que cada vez somos más lentos, puede significar que estamos sometiendo a nuestro cuerpo a un estrés excesivo.
La aparición de fatiga es otra de las señales que nos pueden ayudar a identificar este problema; si nos notamos con menos fuerzas de la habitual, nos tendremos que poner en alerta.
Asimismo, un atleta que está comenzando a sobreentrenar es más proclive a sufrir infecciones y otras enfermedades. Y es que nuestro sistema inmune se debilita y facilita la aparición de estos problemas.
Pero hay otras señales que nos pueden ayudar, como las mentales; suelen aparecer en forma de apatía, no sólo a la hora de entrenar, sino en el resto de nuestra vida cotidiana. La pérdida de la motivación también es un síntoma ante el que debemos reaccionar.
Recomendaciones para hacer frente al sobreentrenamiento
Una vez identificado el síndrome del sobreentrenamiento el primer paso es ajustar la intensidad y durabilidad de nuestra actividad física, sin importar que cumplamos o no los objetivos previos. Con una reducción de estas variables y saliendo a entrenar menos tiempo, en condiciones que nos permitan disfrutar del deporte.
Hacerlo solo no es fácil, por eso tal vez sea el momento de buscar ayuda y que alguien especializado conduzca nuestras sesiones. Un entrenador personal con el que comentar cada día tus sensaciones, tus avances y que planifique tu actividad según te encuentres puede resultar clave para recuperar tu estado físico y no caer en la monotonía.
También es importante cuidar nuestro descanso si hemos caído en un principio de sobreentrenamiento. Dormir no sólo significa hacerlo durante un tiempo determinado, sino hacerlo en condiciones de calidad. Procura no utilizar el móvil o la televisión durante las horas previas a dormir. Además, no puedes olvidarte de comer bien. La alimentación debe ser otro de los pilares de nuestra recuperación; hay que cuidarla y darle a nuestro cuerpo lo que necesita. Si no aportamos al cuerpo los nutrientes que requiere difícilmente podrá dar todo lo que le exigimos.

Y no podemos olvidarnos del aspecto psicológico. Debemos ser conscientes de que la única forma de regresar a un buen estado de salud y de forma es descansar. Hay que estar dispuestos a poner el freno y entrenar menos o incluso darnos alguna semana de descanso casi total, sin por ello pensar que estamos dando un paso atrás en nuestra preparación.
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Pulsaciones más bajas de lo habitual acompañadas de sensación de fatiga, con menor ritmo, son un indicador temprano y fácil de observar.