Todo corredor tiene claro que antes de comenzar una sesión de entrenamiento, debe realizar una rutina de calentamiento. Mejor o peor, casi ning´´un corredor suele saltarla por el peligro que ello contrae, en forma de lesiones.
Luego viene el entrenamiento en sí, que también, mejor o peor, todo corredor tiene claro cómo desarrollar y qué tipo de trabajo debe llevar a cabo. Pero hay un momento que pocos corredores dominan, y es la forma de terminar los entrenamientos.
El proceso de vuelta a la calma
Este proceso es muy corto y apenas hay que dedicarle entre 5 y 10 minutos al término de la sesión de entrenamiento, por lo que no supone un gran esfuerzo. Una vez que hayamos terminado el grueso de nuestro entrenamiento, bien sean series, salida a ritmo, tirada larga, entrenamiento cruzado o sesión regenerativa, debemos incluir este proceso tras cada entrenamiento.
Además, es un proceso bien sencillo, que no exige un gran esfuerzo ni una gran inversión de tiempo, y permite a nuestro cuerpo regresar al estado de reposo sin sufrir ninguna alteración significativa.
¿Qué te aporta el proceso de vuelta a la calma?
Su principal virtud está en que con realizando este método, conseguimos deshacernos de una buena cantidad de radicales libres, que vienen siendo los deshechos que nuestro cuerpo produce al gastar la energía. Estos se acumulan en los músculos, pero si activamos el riego sanguíneo en la zona mediante un suave movimiento, conseguiremos expulsar de los músculos a estos indeseables residuos.
Asimismo, conseguiremos que el descenso de nuestra temperatura corporal sea muy paulatino, por lo que no supondrá un cambio demasiado brusco para nuestro cuerpo. En ocasiones se puede llegar a sufrir problemas cuando este descenso es demasiado brusco, como mareos o incluso síncopes.
También estaremos dejando que nuestro corazón disminuya lentamente su frecuencia cardiaca, evitando así un cambio en su nivel de trabajo demasiado excesivo. Además estaremos consiguiendo que la musculatura se relaje más paulatinamente, lo cual será beneficioso para nuestro proceso de recuperación.
¿En qué consiste exactamente?
Básicamente, se trata de realizar el mismo ejercicio de una forma más suave; si hemos corrido, un trote muy suave. Si hemos salido en bicicleta, pedalear suavemente. Si hemos nadado, hacer dos o tres largos a ritmo bajo. Otra opción es realizar suavemente los ejercicios y movimientos que hacemos en el proceso del calentamiento.
