Con la llegada del año nuevo, también llega a nuestro país la temporada más fría de todo el año; durante los próximos tres o cuatro meses, las montañas de cierta altitud nos ofrecerán condiciones únicas, marcadas por la presencia de mantos de nieve o capas de hielo, para lo cual tenemos que estar atentos en varios aspectos:
Zapatillas
Es uno de los componentes que más debemos variar con la presencia de nieve; al ser el único punto de contacto con el suelo, las zapatillas van a marcar un gran porcentaje del éxito de nuestro entrenamiento. Una mala elección hará que nuestro paso por zonas heladas o nevadas sea un auténtico calvario.
Para zonas con presencia de nieve o placas de hielo, debemos escoger zapatillas con un buen agarre, por lo que escogeremos aquellas que hayamos probado en condiciones húmedas, con presencia de barro o tierra blanda. Esto es, utilizar zapatillas con tacos grandes que se claven bien en la superficie para que nos dé el mayor agarre posible.
Si vamos a correr en zonas muy expuestas, en las que además de mucha nieve nos vamos a encontrar placas de hielo, podemos optar por ponernos unos crampones especialmente diseñados para correr. Estos crampones son ligeros y fáciles de quitar y poner, además de ser una carga fácil de meter en una mochila. Llevarlos puede marcar la diferencia entre una sesión con muchas caídas y una sesión perfecta entre el hielo y la nieve.
Por último, una buena opción si vamos a correr constantemente por zonas de nieve, es elegir una zapatilla de membrana impermeable. Las bajas temperaturas y el constante contacto con superficies frías hacen de la membrana impermeable un buen compañero, ya que nos mantendrá secos más tiempo, eso sí, sin freírnos el pie como ocurriría si las utilizamos en condiciones meteorológicas menos adversas. También las polainas, que cubren toda la zapatilla, pueden ser una buena opción para la nieve.
Ropa de abrigo
Huelga decir que si vamos a salir a correr sobre nieve o hielo, las temperaturas van a ser realmente bajas, por lo que no debemos dejar nada al azar a la hora de taparnos bien. Gorro, guantes, mallas largas, ropa térmica, pañuelo tubular… No es necesario llevar puesto todo, pero sí tener la opción al alcance de la mano.
Hidratación
Con temperaturas más frías, el cuerpo nos va a pedir menos hidratación, pero eso no significa que no la necesite, por lo que tenemos que estar todavía más atentos a la hora de beber. Traza un plan en el que bebas, al menos, medio litro de líquido por hora de esfuerzo, aunque no tengas sed. Si vas a hacer una sesión larga, es imperativo que tengas a mano bebida isotónica o pastillas de electrolitos, ya que perderemos mucha cantidad por el sudor.
Alimentación
Para mantenernos a una buena temperatura, la alimentación es básica; a menor temperatura, el cuerpo utiliza más recursos para mantenerse caliente, por lo que el gasto calórico ante un mismo esfuerzo es mucho mayor. Por esta razón, debemos comer casi cada hora y, a ser posible, la comida real nos será de más ayuda, ya que el cuerpo necesitará digerirla y, además de aportar energía más gradualmente, hará que nos mantengamos más calientes.
Seguridad
En estas condiciones, deberemos extremar las precauciones. No sólo en cuestiones de material, alimentación o hidratación, sino a la hora de afrontar el entrenamiento. Por supuesto, siempre debemos salir con el teléfono móvil bien cargado de batería, además de dejar un aviso de por dónde salimos y a qué hora, aproximadamente, vamos a estar de regreso.
También hay que considerar cómo cambia la montaña cuando está nevada; a grandes altitudes debemos informarnos previamente de las condiciones meteorológicos, para saber si podemos encontrarnos con algún problema de este tipo. Además, las rutas que seguimos en épocas de más calor pueden cambiar mucho con nieve o hielo y que su dificultad aumente, por lo que debemos doblar nuestra atención y concentración al pasar por zonas con nieve o hielo.
Técnica de carrera
El cambio de superficie exige una adaptación técnica a la hora de correr. Para ello, debemos seguir las pautas que se aconsejan al correr con barro; tras escoger unos zapatos adecuados, debemos intentar pisar con toda la planta del pie, para lograr una mayor tracción. También ajustaremos la velocidad, para tener más capacidad de reacción, e intentaremos estar concentrados en nuestros pies, ya que con el cansancio es muy fácil comenzar a sufrir tropezones sobre la nieve.
En un descenso con nieve, saber esquiar es de gran ayuda, ya que puedes llegar a deslizarte y, con ello, ganar tiempo y estabilidad. Si no sabes esquiar, modera la velocidad en las bajadas, intenta pisar con la parte central del pie para ganar en estabilidad y agarre y visualiza los obstáculos con la mayor previsión posible.
