Las lesiones y los problemas físicos son inherentes a la práctica deportiva; cualquier deportista del nivel que sea acabará encontrándose, tarde o temprano, con alguna lesión que le obligue a parar de correr más o menos tiempo.
Y aunque estas lesiones puedan ser dolorosas, muchas veces las peores secuelas no son para nuestro cuerpo, sino para nuestra mente, que en ocasiones puede llegar a sufrir más allá que el simple dolor asociado a una lesión. Y es que la obligación de parar, de poder perder nuestros objetivos por lo que llevamos tiempo luchando, puede ser un golpe muy duro.
Aceptación de la situación
Se trata de uno de los principales pilares para lidiar con una lesión: aceptar que tenemos un problema físico y que vamos a tener que parar para arreglarlo. Los sentimientos que invaden a un corredor tras una lesión grave pueden ser muy variadas, depndiendo no sólo de su gravedad, sino de los objetivos que puede echar por tierra.
Un ejemplo reciente es la lesión del triatleta Javier Gómez Noya, que no reviste una gran gravedad ni es difícil de recuperar, pero que le hará perderse un objetivo por el que lleva luchando casi cuatro años. Por ello, reconocer la gravedad del problema es el primer paso para poder atravesarlo y recuperarnos. Sólo así seremos conscientes de la verdadera importancia de la lesión y cuñanto nos tomará regresar a la actividad.
La recuperación es entrenamiento
Debemos intentar tomarnos la recuperación como un entrenamiento, un proceso que, cuanto mejor lo gestionemos, más corto va a ser y más rápido nos vamos a recuperar. Siguiendo esta táctica, nos pondremos objetivos realistas que vamos a ir cumpliendo y, con ello, podremos ver el avance en la recuperación y cómo nosotros tenemos mucho que ver en ella. Estos pequeños pasos son muy positivos para nuestra mente, para ver que gracias a nuestro trabajo y compromiso, estamos mejorando de nuestros problemas.
Saber usar la mente
Para lidiar con estos problema, hay ciertos trucos mentales que nos pueden ayudar; desde la relajación mental, pasando por técnicas de imaginación y visualización, la mente es capaz de reducir nuestro estrés. Saber utilizar técnicas de relajación es muy sencillo y nos puede aportar muchas cosas para hacernos pasar mucho mejor este mal trago.
Pero no sólo es importante en el aspecto mental, sino que realizar técnicas de relajación también puede ser bueno para el cuerpo, ya que incrementamos el flujo sanguíneo y reducimos la tensión muscular, dos conscuencias típicas del estrés asociado a una lesión y que pueden interferir con el proceso de recuperación física.
No escondas el dolor y las molestias
Regresar tras una lesión suele ser sinónimo de tener algunas molestias, pero es necesario saber diferenciar entre las molestias propias de un proceso así y el dolor que nos puede causar regresar antes de lo que debíamos. Siempre que tengamos dolor, debemos parar para intentar identificar su fuente y si es algo que va con la recuperación o algo que da señales de que no todo está bien.
Intenta disfrutar el tiempo extra
No poder entrenar significa que vamos a tener más tiempo libre; esto es un arma de doble filo, ya que ese tiempo vacío nos puede llevar a estresarnos y pensar en la lesión. Por ello, hay que aprovechar para hacer todo aquello para lo que antes no había tiempo: otras aficiones, la familia, los amigos, etc…
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