Para ser corredor por montaña, pocas lesiones he tenido: un par de esguinces, dos fascitis plantares, varias contracturas, luxaciones y golpes, algunos fuertes como el que me di hace poco con la bicicleta… Los dolores y las molestias son habituales, pero quitando casos excepcionales, el resto de lesiones se curaron rápidamente. Y la excepción en mi caso ha sido el síndrome de Haglund, un problema en un hueso del pie derecho que me viene acompañando desde hace ya demasiado tiempo.
Si para los esguinces y las fascitis con algo de tratamiento y fortalecimiento había sido suficiente, la lesión del Aquiles ha sido mucho más complicada. También empezamos con algo de tratamiento, pero al ver que no mejoraba tuve que operarme. Para pasar por el quirófano no conozco ningún truco. A mí me da pánico todo lo que tiene que ver con hospitales, pero saber que es lo único que puede ayudarte hará que pases ese mal trago de la mejor manera posible.
Soy de los que piensa que si una lesión tiene que llegar, lo hará. Seguro. Pero se puede preparar el cuerpo para que sea más resistente con multitud de ejercicios. A veces nos olvidamos de ellos cuando estamos centrados en el rendimiento, pero son muy recomendables. Lo mismo ocurre con los fisioterapeutas. Siempre he sido de los que ha evitado visitarlos, pero ir de vez en cuanto te puede ayudar a prevenir lesiones.
No sé si uno se puede preparar mentalmente para afrontar una lesión, pero lo que he aprendido en estos años es que lo primero es saber exactamente lo que se tiene y poner el mejor tratamiento posible. Ese ha sido uno de mis fallos: pase por un montón de tratamientos que supuestamente eran correctos pero mi lesión era más grave de lo que pensaba. Me tocó volver a mirarme, replantearme la situación, para convencerme de lo que tenía. Desde ahí ya se pueden buscar soluciones. A veces este proceso es complicado porque recibes muchas opiniones diferentes y no sabes de quien fiarte. Mi consejo es que busques a una persona de tu confianza para que te asesore y después tomas tú la decisión que creas oportuna.
Respecto a la recuperación, si eres una persona que no puedes estar quieta como yo, seguro que encuentras algún ejercicio para quemar calorías. Pesas, abdominales, lumbares… Sin duda con cada lesión el abanico de actividades es diferente, pero seguir haciendo deporte es importante para que a la vuelta no te hagas daño en otras partes del cuerpo. A veces tienes más tiempo para entrenar en los periodos de lesión que durante una temporada de competiciones y, además, las ganas y la ilusión que acumulemos nos darán un plus de motivación a la vuelta. Solo falta que llegue el día en el que podamos liberar la bestia que llevamos dentro.
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