“Puedo decir con bastante certeza que, con algunas dolorosas excepciones, he comido todos los días de mi vida, lo cual implica que he comido unos 8.100 días. Eso es mucha comida. Y cuando pienso en que lo que como se transforma en la sustancia de mi cuerpo, la cantidad de comida basura que he comido es espantosa. Me gusta lo dulce y, como todas las veces que paso por la tienda pueden acreditar, también le pasa al resto de América (Estados Unidos).
Afortunadamente para los ultra corredores, nos ejercitamos lo suficiente para que los efectos inmediatos de comer toda esa basura no se noten, pero sí que me preocupan todas las toxinas que la comida basura va acumulando y que más tarde se manifiestan en forma de enfermedad o lesión. Con eso en mente, me propuse encontrar la mejor forma de alimentarme.
Comencé por mirar lo que otros corredores de larga distancia comen, pensando que si estos hombres son rápidos, habrán avriguado la forma de alimentarse bien. Lo que descubrí fue bastante divertido. Geoff Roes una vez me dio un donut y bacon en una carrera; ese día además me dijo que había consumido unas 2.000 calorías antes de las 9 de la mañana. «Antonio» Krupicka parece que subsiste a base de Nutella y tortillas un 95% de las veces y con guisos vegetales el resto de las veces. Anna Frost una vez se alimentó sólo de uvas durante una semana y tras ello, subsistió sólo con crackers, tomates y mozarella.
También he escuchado que algunos corredores mejicanos toman un poco de maíz cada día para poder correr en el Copper Canyon y he visto cómo nuestro viejo amigo Kilian Jornet ha salido ocho horas a correr y comiendo sólo unas vallas que se encontró por el camino. También se dice que el tipo que ganó la última Javelina 100 sólo come fruta, mientras que corredores como Matt Hart sólo comen vegetales y carne. Incluso Scott Jurek escribió un libro sobre cómo comer sin comer realmente. Y yo sólo como barritas. Ni siquiera bebo agua, sólo diluyo barritas en más barritas y estoy preparado para salir
Pero estar preparado es un término relativo, o quizá indefinido. ¿Preparado para ir al baño? ¿O para ir al dentista? No estoy seguro. Lo que sí sé es que, a pesar de los intentos de mi amigo Aaron para que sólo me alimente de barritas, los seres humanos necesitamos comer más que azúcar, frutos secos y granola para sobrevivir. Y como antes se ha visto en las descripciones de algunos grandes corredores, muchos de ellos tienen desórdenes de alimentación clínicos. Por ello, no habiendo encontrado nada de valor en la experiencia de mis amigos, decidí investigar en otros lugares.
He amasado un buen montón de libros de alimentación: The Paleo Diet for Athletes de Loren Cordain y Joe Friel, Food For Fitness: Eat Right to Train Right de Chris Carmichael, Eating Animals de Jonathan Safran Foer, The Omnivore’s Dilemma de Michael Pollan… y algunos más. Lo que he descubierto es que leer todos esos libros consume mucho tiempo, es decir, no dejé la universidad para leer más libros de texto, ¿no? Debe haber una forma mejor. Lo segundo que descubrí que las elecciones alimenticias se equiparan casi al fervor religioso cuando se habla en público. La gente es bastante dogmática en el tema de la comida
Cada persona que vio esos libros en mi casa tenía una opinión al respecto y rápidamente aprendí o a esconder los libros o aprender de las preferencias alimenticias de la persona para poder coincidir con ella basándome en mis “hallazgos”. Sin embargo, la verdad es que no he “hallado” nada hasta el momento, ya que leer todo eso lleva mucho tiempo. Pero estoy trabajando en ello.
Lo que todos estos libros claman es que su información viene de la “ciencia”. “Siendo yo más un artista que un matemático”, como dice Joe Grant, no tengo mucha experiencia en eso que llaman ciencia. Sin embargo, encontré que sus reclamos eran convincentes. Los autores hablan de estudios de anatomía y sus “bloques constructores” -cosas que ellos llamaban “células”, que aparentemente vienen en diferentes tamaños y tipos- para poder entender cómo funcionan esas cosas antes de trabajar y extrapolar de esta información la mejor forma de alimentarse.
He aprendido cómo los aminoácidos crean proteínas, como los carbohidratos y el azúcar son lo mismo y cómo, a pesar de todo lo que se dice en los medios, la grasa puede incluso ser algo bueno. Mi trabajo era lo suficientemente empírico para poder establecer los procesos fundamentales del cuerpo humano hasta poder esclarecer, más o menos, un mapa de cómo debemos comer. Me revitalizaba el progreso que estaba logrando.
Sin embargo, con cada detalle que descubría, la información cada vez parecía menos un mapa. Cosas que tenían sentido para algunos, para otros parecía no tenerlo. Por ejemplo, el ciclo del ácido cítrico es una descripción de cómo el cuerpo transforma comida en energía. Cuando miras más de cerca, ves que todo ese proceso es en realidad una continuación de reacciones incontables, cambios y procesos que envuelven conceptos como “oxidación” o “fosforilación”.
Pronto me di cuenta de que para de verdad entender todo esto tendría que aprender bastante sobre química y biología, lo que honestamente me alejaba de mi objetivo de cómo comer mejor. Aunque esto suene raro, no tengo mucha experiencia en ciencias naturales. Habiendo dicho esto, sí que tengo mucha experiencia en creerme lo que la gente me dice. Así que decidí hacer lo mejor con el conocimiento que tenía. Al final, Michael Pollan me dio el mejor consejo de todos: “Come comida. No mucha, mayormente plantas”. Por lo que puedo decir, los vegetales tienen buenos nutrientes, la carne (o la amplia cantidad de fuentes vegetales de proteína) construyen cuerpos fuertes y la grasa y el azúcar nos proporcionan energía.
El proceso es mucho más complicado que esto, pero he averiguado una forma de neutralizar el problema con la comida: estar atentos a lo que no se debe comer. En otras palabras, en vez de rebanarte los sesos acerca de qué comidas son las mejores para ti, empieza por mirar lo que no deberías comer. Por ejemplo, amo la Nutella más que a mis padres, pero estoy seguro que una pasta hecha de azúcar, aceite de palma y unos frutos secos no me va a ayudar a sentirme mejor o recuperarme mejor.

Así, aunque mi cena no es lo mejor que podría ser, al menos no es Nutella. Por ello, relájate un poco; estar tenso no te ayudará a sentirte más sano. Cada comida no va a ser perfecta, pero puedes marcarte el objetivo de que cada vez sea mejor. Quizá lo único que tengas es la carne más barata de la tienda y desearías comprar carne orgánica. Entonces, concéntrate en comer la cantidad adecuada y conseguir la carne adecuada la próxima vez. Mejorar la alimentación es un proceso basado en tus propios valores que continuará evolucionando el resto de tu vida. Identifica tus valores personales para comer mejor y trabaja en ello todos los días.
Llevo desde octubre con una fascitis plantar y sólo recientemente sentí que estaba haciendo progresos. Nadie ha encontrado la solución definitiva a este problema. Es una lesión peliaguda, ocasionada por una multitud de factores que son imposibles de aislar y el mejor tratamiento ha resultado ser la paciencia. Ahora me encuentro mejor, aunque quiero aprender cómo prevenir este problema la próxima vez. En mi caso, se produjo por un sobre uso. Mi pie no pudo aguantar todo lo que corría por la montaña.
Este duro proceso me llevó a preocuparme por mi dieta. Quizá si hubiese comido mejor me hubiera podido recuperar mejor y podría haber entrenado mejor son lesionarme. Esto no es concluyente, pero al menos comer mejor me hará sentir mejor, lo cual es un buen comienzo.
Voy a seguir comiendo todos los días y tú también deberías. Pero también voy a esforzarme para comer más sano porque parece que es la mejor forma de asegurarse la longevidad en un deporte que castiga tanto el cuerpo. Y quiero correr durante muchos años.
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