Hace ya días que el frío se ha asentado en nuestras vidas. Y con él el viento, la nieve, la lluvia, que hacen de estos meses los más complicados para el corredor de montaña, que tantas horas pasa a la semana corriendo en un entorno en el que esas condiciones se acentúan más que en terreno urbano.
Chaquetas, gorros, guantes, perneras, camisetas térmicas… Hay un sinfín de prendas que nos pueden ayudar a combatir las inclemencias del tiempo, pero siempre por fuera. Si lo que queremos es, además, estar bien protegidos por dentro, estos meses nos brindan uno de los alimentos que más propiedades positivas tiene que ofrecer al corremontes: la familia de los cítricos.
Naranjas, mandarinas, limones, pomelos, limas o kiwis son algunos de los tesoros en forma de fruta que nos ofrece la naturaleza y que todo corredor de montaña debe incorporar sin excusa a su dieta diaria, ya que nos podremos beneficiar de los múltiples beneficios que estos alimentos nos pueden otorgar.
La sustancia más famosa y que siempre se relaciona con la familia de los cítricos es la vitamina C, uno de los indispensables para todo deportista en general y para el corredor de montaña en particular. En primer lugar, porque es un potente antioxidante, lo cual será imprescindible para luchar contra los radicales libres que liberamos al realizar ejercicio, que se incrementan si el ejercicio que realizamos se desarrolla en altitud.
Asimismo, el ácido ascórbico (el otro nombre de la vitamina C) está presente en procesos como la descomposición de los alimentos para que estos sean aprovechados por nuestro organismo, además de reforzar nuestro sistema inmunológico, todavía más expuesto al realizar nuestra actividad al aire libre y en entornos de montaña.
Además, favorece la conversión del hierro férrico en ferroso, más asimilable en la zona intestinal. El resultado es una aceleración de la recuperación. También tiene entre sus funciones favorecer la absorción del hierro por parte del organismo, por lo que es una buena herramienta para luchar contra posibles anemias, una afección muy común entre los corredores de montaña.
Otro de los compuestos que abundan en los cítricos son los flavonoides. Esta es una sustancia cuyos efectos dependen de la fuente a partir de la cual sean consumidos y, concretamente, los que provienen de los cítricos participan en la inhibición de la oxidación de la fracción LDL-colesterol, cuyo exceso endurece las paredes arteriales y compromete la salud cardiovascular.
Otro de los agentes activos que podemos encontrar en los cítricos es el ácido fólico; en este caso, esta sustancia forma parte del ciclo metabólico que permite la reducción de los niveles de homocisteína, un metabolito intermedio del cual se sabe con certeza que, en exceso y de manera independiente a los niveles plasmáticos de colesterol, es un factor de riesgo cardiovascular.
Pero no se acaban aquí los beneficios de los cítricos para los deportistas, ya que su zumo es una bebida perfecta para los corredores de montaña, gracias a su composición, casi completamente de hidratos de carbono de asimilación rápida, además de tener pequeños aportes proteicos. Si mezclamos a partes iguales zumo, con agua y añadimos una pizca de sal, tendremos una bebida isotónica perfecta y muy barata.
La lista de sustancias beneficiosas para nuestra salud presentes en esta familia de alimentos “invernales” se completa con potasio, magnesio, calcio y pectina, lo que hace de estos productos una fuente de beneficios para nuestro cuerpo, tan exigido en estos meses de frío, lluvia, nieve y viento.
A esto debemos sumar la facilidad para consumir cualquier tipo de cítricos, ya que pueden ser comidos crudos, en forma de zumo, en ensaladas, en platos más confeccionados o como parte de bebidas isotónicas, así como su precio, que en esta época del año suele ser más bajo, al estar de temporada, por lo que no hay excusa para tomarlos. Y es que los cítricos son una de las mejores maneras de estar protegidos por dentro.