Recorrer los Pirineos, atravesar cada uno de sus valles desde el mar Cantábrico hasta el Mediterráneo, puede ser la aventura de toda una vida.
Un plan con el que muchos montañeros sueñan y a por el que algunos se lanzan, generalmente segmentándolo en tramos debido a su imponente longitud y desnivel. Seguir la Alta Ruta de los Pirineos (HRP, por sus siglas en francés) es una de las formas más bonitas de hacerlo, o por lo menos ese fue el objetivo de su creador, Georges Verón, que en 1968 diseñó este itinerario no balizado desde Hendaya hasta Banyuls, que discurre fundamentalmente por Francia y que atraviesa la muga cuando lo impone el relieve.
Y es que este recorrido, recomendada para senderistas con experiencia, no esquiva crestas, lagos y collados, sin olvidarse de algunas cimas como el Orhy, el Aneto o el Canigó.
“En estos 15 días en la montaña la vida ha sido más sencilla. Las lógicas son otras”
La guía de Verón propone hacerlo en 41 etapas, pero Oriol Antolí Sarrau lo ha hecho en 15 días y 4 horas, en los que le han salido (según su GPS) 836 km y 49.900 m de desnivel positivo. “Era una idea que rondaba por mi cabeza desde hacía mucho tiempo, pero nunca encontraba el momento. Este año sí que lo he podido hacer, aunque no te creas que me ha sobrado tiempo. Terminé un día antes de tener que volver a trabajar”, nos explica este ingeniero que trabaja en las oficias de una gran multinacional informática. “La vuelta a la realidad ha sido un gran choque –continúa-. Me gusta la rutina porque te aporta estabilidad, pero en estos 15 días en la montaña la vida ha sido más sencilla. Las lógicas son otras”.
El montañero y corredor de Tarrasa (Barcelona), conocido por sus buenos resultados en algunas de las pruebas más largas del planeta como Spine Race, Goldsteig Ultra Race o The Monarch Way, completó la HRP en solitario, teniéndose que enfrentar incluso a una fuerte nevada que le dificultó el paso por las montañas andorranas. “Había nieve hasta la rodilla y casi no podía avanzar, así que llegué a pensar que se iba todo al garete. Pero bueno, con paciencia y siendo flexible conseguí terminarla. Los últimos días me metí buena kilometrada”, detalla.
“Llevaba todo en mi mochila, de unos 9-10 kg”
Lo más duro para él, sin embargo, fueron los primeros días. Yendo en autosuficiencia por los montes navarros, donde los refugios guardados están más diseminados, no le fue sencillo comprar víveres. Además, la lluvia había hecho mella en sus pies agrietados y las nieblas vespertinas se empeñaban en empañar sus gafas y ralentizar su paso.
“Llevaba todo en mi mochila, de unos 9-10 kg: el gore, ropa interior para cambiarme, agua, saco, tienda, esterilla… aunque algunas noches dormí en refugio, siempre que cuadrara con mi plan. Desde que hago montaña siempre me ha gustado ser lo más autosuficiente posible, es lo que más satisfacción me da, y en este reto también ha sido así. He recibido algunas visitas pero les tenía prohibido que me trajeran nada, aunque unas zapatillas sin agujeros no me hubieran venido mal”, ríe el catalán.
A nivel de seguridad, también portaba un dispositivo GPS con el que además de navegar, enviaba en directo su ubicación y podía incluso solicitar ayuda a los servicios de rescate en lugares sin cobertura.
“Creo que un superclase como Kilian Jornet, podría hacerlo incluso en menos de 10 días”
Una de las herramientas con las que Antolí preparó esta aventura ha sido la página web Fastest Known Times. Allí se descargó los tracks de la ruta y observó que el mejor tiempo estaba en manos de Mattias Kodym con 20 días y 12 horas.
Hizo sus cálculos y comprobó que era factible bajar ese tiempo. “Me motivaba más la aventura que un posible récord, pero además otra persona [Guillaume Arthus] publicó un tiempo de menos de 14 días cuando yo ya había empezado. Creo que un superclase como Kilian Jornet, podría hacerlo incluso en menos de 10”.
“Ha sido una experiencia brutal y muy recomendable para gente preparada. Yo me llevo un montón de momentos y de aprendizajes. Como corredor, he mejorado en la progresión por senderos técnicos, en las bajadas, en la orientación… Han sido tantos días que siento que mi cuerpo ha hecho las adaptaciones necesarias para desenvolverse mejor por la montaña”, finaliza.
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