EN PRIMERA PERSONA

Nico Molina: 10h58 uniendo todos los tresmiles de Sierra Nevada

El pasado 17 de septiembre, el joven corredor granadino encadenó las 21 cimas principales, 16 secundarias y 3 antecimas de la cordillera. Aquí su diario de viaje.

Nicolás Molina en su reto de unir todos los tresmiles de Sierra Nevada en septiembre de 2022
Nicolás Molina en su reto de unir todos los tresmiles de Sierra Nevada en septiembre de 2022
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El pasado 17 de septiembre Nicolás Molina Augustín, flamante vencedor de la Copa del Mundo de Skyrunning 2022, logró su reto de ascender a todas las cumbres de más de 3.000 metros de Sierra Nevada.

El granadino completó un trazado de 48,56 km y 3.539 m de desnivel positivo para unir todas las cimas principales principales (21), secundarias (16) y antecimas (3) que hay en la cordilleras. Lo hizo, además, en un fabuloso tiempo de 10 horas, 58 minutos y 1 segundo, dejando una gran referencia para quienes en el futuro quieran repetir este reto.

Como él mismo explica en el texto que acompaña esta noticia, Nico aproximó hasta el Picón de Jérez (3.088 m) y en autosuficiencia terminó en el Pico del Caballo (3.011 m). A diferencia de la Integral de Sierra Nevada lo ha realizado saliendo de la línea que atraviesa los tresmiles más conocidos para acceder a otros que se encuentran en otras ubicaciones.

Los tresmiles de Sierra Nevada, por Nico Molina

Logística

  • Día 1: Subida a Picón de Jérez desde Postero Alto a las 17:00 horas (8 km y 1.200 m+). Dormir en el Picón de Jérez a 3.088 m en el lugar de salida.
  • Día 2: Salida 06:00 horas desde el Picón de Jérez. Carlos baja todo mi material restante. Fin de la actividad en el Cerro del Caballo 3.011 m a las 16:58 horas (48,5 km y 3.500m+) tras 10h58. Bajada a la Rinconada 4,9 km y 900 m)

Resumen de la actividad

Subida desde Postero Alto en la tarde previa

Un atardecer increíble, como siempre en Sierra Nevada, mientras poco a poco durante la subida nos iba pillando la noche hasta llegar a oscuras Picón de Jérez, localizándolo entre la neblina gracias al GPS.

Cambio de ropa para estar secos y calientes y una cena rápida antes de montar la tienda para dormir. Mochila preparada y todo listo para dormir unas horas antes de salir.

Durante la noche notaba cómo el pulso era algo más alto de lo normal pero, aunque con pocas horas de sueño, pude descansar bien.

Primer tresmil: Antecima Picón de Jérez

Tras una noche fría, con mucha humedad por las nubes, comencé a prepararme dándome cuenta que mis zapatillas estaban totalmente empapadas. Eso no sería una preocupación ya que el terreno estaba también mojado y al poco de comenzar se habrían mojado igual.

Salí desde el lugar de la imagen en el Picón de Jérez con calma y puse dirección al Puntal de Juntillas al que tardaría muy poco en llegar, ya que sin mirar el reloj y bajo la oscuridad era sencillo transcurrir por la divisoria de las dos montañas hasta sobrepasarlo. Poco después con una subida un poco menos intuitiva y ésta si con ayuda de mi track, por la poca visibilidad, pude coronar el Horjaco/Cerro Pelado, para coger de vuelta la línea pasando por el Puntal de Juntillas nuevamente que me trajo un muy buen recuerdo de las veces que había pasado por allí en otras ocasiones.

Sin darme cuenta, pasaba Covatillas hasta acercarme al Puntal de los Cuartos. Aún era de noche y tenía que avanzar en una zona con rocas grandes que aún estaban muy mojadas y eran resbaladizas. Me di cuenta que habiendo salido algo más tarde, podría haber pasado por aquella zona sin que estuviera tan mojada. No me quedaba otra que guardar fuerzas y esperar la salida del sol para aumentar el ritmo. 

El techo en el Mulacén

Poco a poco me fui acercando a la imponente Alcazaba, para adentrarme en su cara Norte y subir por ella. Justo salían los primero rayos de sol, pero aún seguí vestido de largo ya que al entrar en la Norte perdería esa luz del amanecer y me acompañaría la umbría durante ese ascenso. Conocía la subida y pude avanzar rápidamente hasta coronar y ya sí, quitarme los pantalones y chaqueta impermeables que estaba utilizando para ir más caliente. Guardé mis guantes, comí y bebí con calma, para poner dirección a los siguientes picos antes de coronar el Mulhacén. Continuaba avanzando mientras el sol me acompañaba. De nuevo, con una gran pendiente, pude ascender rápidamente al Mulhacén, punto más alto de la actividad, allí también aproveche para comer y beber un poco.

Y de allí al Mulhacén 2, por la zona más sencilla y rápida del día en la que, aunque aún iba con calma, saldría el kilómetro más rápido de la actividad, sobre 5’/km. Poco a poco fui aumentando el ritmo aprovechando las fuerzas que había guardado y el haber comido bien, pero no contaba con una fea caída que tuve conectando el Mulhacén 2 (antecima del Mulhacén) con el sendero que me llevaba al siguiente pico, el Juego de bolos. Tuve un pequeño enganchón con la punta de la zapatilla en una zona rocosa de lajas grandes que me hizo voltear hacia adelante golpeándome en seco contra las piedras en la cadera y cara. Necesité sentarme varios minutos en una roca para que disminuyera el dolor que por ese momento no me permitía correr.

Pero, en ningún momento me planteaba terminar, ya que el objetivo principal del proyecto era mi ilusión por realizarlo en sí y no la de marcar un tiempo lo más imbatible posible. Había que tener en cuenta que la simple opción de no terminar me hacía tener que llegar mínimo a la estación de esquí, por lo que prefería continuar con esa pequeña molestia un poco más y acabar la actividad.


Retomé la marcha, al principio muy molesto pero con el paso del tiempo iba volviendo a recuperar ritmo. Ya llevaba unas 6 horas, a más de 3.200 m de altitud media, y aunque estoy acostumbrado, la falta de oxígeno te va consumiendo poco a poco el ritmo. Y no sólo eso, la poca posibilidad de llenar agua durante el trayecto también se iría notando, hasta ese punto llevé sobre 1,5 l de agua. 

Juego de bolos y el Veleta

Llegué a Juego de bolos. Como su propio nombre indica, se aproximaba una zona de piedras gigantes y una cresta puntiaguda que me hizo olvidar las molestias para estar concentrado. Poco a poco me iba acercando y viendo cada vez mas cerca los Machos y el Veleta, lugar en el que más horas he pasado por la proximidad a casa. Me iba acercando dejando atrás el Otero de Ferrer, pico que ascendía por primera vez y no conocía pero ha sido de los que me quedó marcado por su imponente belleza. Crestones y Raspones de río seco, una de las partes que más me gustaban, una arista alpina por la que se avanzaba más lento trepando en zonas más escarpadas.

En ese punto tenía escondido 1,5 l de agua para rellenar mis flash -posteriormente tras la actividad a las horas fui a recogerlo-, continué y ascendí rápidamente a los Machos por una terrera que retrocedía tres pasos por cada uno que avanzaba. Conocía la zona y sabía que estaría en poco en el Veleta, desde el Cerro de los Machos veía entre nubes difusas a los niños pequeños del Centro de Tecnificación de Esquí de montaña asomados, mirando expectantes como me iba acercando por la arista del Zacatín, Campanario y Salón.

Sin darme cuenta ya estaba subiendo por la Fidel Fierro para coronar el Veleta. Sin darme cuenta había pasado prácticamente desde la caída (unas 3h) casi sin comer ni beber y con los flash rellenos. Por el malestar y »enfado» que me había conllevado el golpe se me había pasado por completo. Paré unos 5 minutos allí para comer y beber todo lo que no había hecho antes, sobre 1 l de agua, 2 geles, 2 sándwiches y 1 de sales en esa parada con los niños rodeándome. Mientras lo hacía, recogí rápidamente todos mis residuos para reanudar la marcha no sin antes hacernos todos una foto. En la siguiente parte iba pensando que, por qué no, seguramente en unos años seré yo el que estaré animando y ayudando a alguno de estos pequeños y posibles proyectos que se les ocurran. 

El desvío a Cerrillo redondo

Llegué a los Tajos de la Virgen, lugar en el que volvía a tener otro 1,5 l de agua escondido y pude rellenar y volver a comer de nuevo otros 2 sándwiches de cacao y sales (de nuevo posteriormente escondía la botella para ir a recogerla). Pasé por el refugio de Elorrieta y dirección a Cerrillo redondo, un tresmil que estaba muy alejado de la línea que dividía las dos vertientes, por lo qué desviarme unos 5 km hasta su cumbre de 3.024 m para volver a recuperar la línea retrocediendo sobre mis pasos.

Desde Cerrillo redondo llegué a ver el Caballo paralelo a mí, muy cerca sólo siendo separados por el Valle Lanjarón, pero debía volver a recuperar la línea para no dejar atrás los últimos picos que conectaban con el caballo al otro lado del valle Volví a pasar por Elorrieta en una zona de lajas que era bastante lenta pero en algún tramo pude usar algunos metros de sendero. Cartujo, tajos Altos, peñón Colorado… y por fin veía acercarse el Caballo sin tener que alejarme ésta vez de é. Miré el reloj y pegué un pequeño apretón para estar por debajo de las 11 horas (10h58′) y allí tendría a mi equipo esperando para zanjar este buen día de montaña tras 48,56 km y 3.589 m positivos a una altitud media de 3.137 m.

Y vuelta a casa

Había terminado la actividad en el pico del Caballo (3.011 m) el pico de casa. desde allí podía visualizar las montañas en las que comencé, pero no podía evitar ver el Valle de Lecrín y los Guajares, zona que había ardido durante toda esa semana, unas 5.000 hectáreas en un incesante fuego que nos mantuvo a todos en vilo. Por suerte, en esos momentos hacía poco que lo habían extinguido, mientras bajaba andando con todos del caballo sólo podía pensar en qué cosas podía hacer para ayudar a volver a recuperar la vida y el verde de esas montañas. Actuaré con todo lo que esté en mi mano para ayudar con ello a los Guajares y el Valle de Lecrín, volveremos a correr sus carreras disfrutando de esos paraísos. Tras unos 5 km de bajada y 900 m negativos llegaba al coche para comer algo y poner rumbo a casa para descansar.

Más info: La actividad en Strava


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