“Subir subo bien, pero bajar…” ¿Cuántas veces hemos escuchado o pronunciado esas palabras? Y es que descender por terreno técnico no es fácil, se requiere de unas habilidades y una experiencia con la que muy pocos cuentan. Ver como corredores de la talla de Kilian Jornet lo hacen es todo un espectáculo y parece incluso algo sencillo, pero no lo es.
Un grupo de científicos franceses apasionados por el trail ha realizado un estudio en el que intenta explicar los puntos clave para bajar tan rápido como los élites y evitar una caída. A lo primero que ellos hacen referencia es a la gravedad, explican que hay que aprovecharla al máximo, dejarse caer sin miedo y utilizando el mínimo de energía posible. Y es que de lo contrario el ritmo será mucho más lento.
En muchas competiciones hemos podido ver como en las bajadas se decide en un podio.
Entonces, ¿qué hay que hacer para lograr ser rápido en el descenso?
Primero debemos tener claro que cuando se trata de correr en general, el rendimiento se puede predecir de manera relativamente simple mediante un pequeño grupo de factores, como el VO2 máx. Pero explicar cómo se consigue durante las bajadas es más complejo. Tanto que se ha desarrollado un estudio en el que se observa los diversos factores involucrados para que correr cuesta abajo sea un éxito.
En este artículo científico dirigido por Grégory Doucende de la Universidad de Perpignan reunieron a un total de 28 corredores de trail en un laboratorio y los sometieron a varias pruebas físicas y mentales antes de evaluar sus capacidades. Probaron su percepción visual, realizaron pruebas musculares y propioceptivas; así como un cuestionario psicológico, seguido de una evaluación de la velocidad aeróbica máxima en una pista de atletismo.
Este cuestionario constaba de 42 preguntas diseñadas para determinar el nivel de dominio “télico” de los corredores, específicamente para predecir su actitud hacia el riesgo. La prueba de percepción evaluó la velocidad de los atletas para apuntar correctamente a las fotocélulas que destellan un símbolo específico. Así mismo, para ver el nivel de propiocepción, se pidió a los corredores que permanecieran lo más quietos posible en una plataforma de fuerza con los ojos cerrados 40 segundos, con vibración aplicada durante la mitad del tiempo. Mientras que a nivel muscular se evaluó la fuerza, la velocidad y la capacidad de resistencia de las extremidades inferiores. Además, registraron la velocidad aeróbica máxima mediante algo similar a la Course Navette, con sprints de 40 metros.
La segunda jornada estuvo marcada por un cronometrado en el que los atletas debían correr lo más rápido posible en un trazado de un kilómetro con 255 metros de desnivel negativo que incluía un ramo técnico.
¿Qué resultados se obtuvo?
El grupo dirigido por Grégory Doucende descubrió que el patrón de la pisada (mejor golpe del antepié que del retropié), la percepción visual y el desarrollo de la fuerza de los cuádriceps representaban el 78% del rendimiento de carrera cuesta abajo.
El único factor no físico que se encontró fue la tendencia de los corredores a asumir riesgos, que representaba el 13% de la velocidad.