El pasado mes de septiembre de 2017, Fernanda Maciel estableció una nueva marca en el Kilimanjaro, rebajando la marca en 2h52m. El camino fue complicado y escarpado, incluso se produjeron algunas avalanchas de rocas, pero a pesar de estar corriendo a una elevada altitud y de encontrarse físicamente agotada y lesionada, la ultrera brasileña consiguió llegar a la cima, acompañada por el guía local Simon.
Ocho meses más tarde de este récord, está disponible la pieza audiovisual de todo el recorrido hacia la cumbre que realizó Maciel en Tanzania. Taking Flight on Kilimanjaro son 5 minutos en los que se presenta la actividad así como parte de su viaje por el país africano, que tuvo un componente solidario dentro de su proyecto White Flow. “He disfrutado mucho del espíritu del Kilimanjaro, y también del carácter de la gente, que es increíble. Soy brasileña y me encanta bailar y cantar, ¡igual que a la gente de aquí!”.
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1 comentario
VVamos a ver una cosa, la montaña en si, es un lugar espiritual, de compañerismo de esfuerrzo y sacrificio hasta el agotamiento, de pasar frio y penuria, de amigables noches de refugio, de no saber si saldrías de algún embolado o de algún enrisque y de darle un abrazo a tu madre al llegar a casa emocionado por volver a verla y sin que ella supiera que unas horas antes habías estado a punto de matarte, o como dicen los cainejos de despeñarte. Yo soy de los que me crie entre peñas y siempre hubo piques y competiciones sanas pero nuca entendí a aquellos que le tenían que demostrar a los demás (más que a ellos mismo) que eran los más entrenados los más fuertes y que subían y bajan en menos tiempo (como si fueran tontos de gimnasio), de hecho ya me toco en alguna ocasión tener que ir a rescatar a alguno de esos cebollos que en su juego de brabuconadas siempre fueron unos temerarios que nuca respetaban ni los tiempo, ni la climatología ni la vestimenta, etc.y es que con con ellos se suele vengar la montaña. En definitiva no son montañeros, no tiene educación montañera y en muchas ocasiones ni compañerismo. Somos muchos lo que desde niños empezamos a patear a escalar sin pretensiones, poco a poco entendiendo los detalles y los peligros y hemos sabido envejecer amando esto y moriremos pensando hasta el último momento en ello. Estoy hasta las narices de ver petardos que salen de la ciudad estresados para llegar hasta una pista en un coche y salir de el con las zapatillas puesta