“Por supuesto que fue duro y doloroso, pero siempre me acordaba de la Diagonale des Fous, que es una 100 millas que fue muy larga para mí, y si fui capaz de hacerla también sería capaz de parir”. Son las palabras de Emelie Forsberg que el pasado mes de marzo trajo al mundo, junto a su pareja Kilian Jornet, a la pequeña Maj.
Como en cualquier otra familia, la llegada del primer hijo ha cambiado la vida de sus padres, en este caso centrados en el alto rendimiento deportivo. Ella, como explica en el vídeo, se lo ha decidido tomar con mucha tranquilidad, empezando con paseos diarios y añadiendo algunos ejercicios de core y pelvis. “Mi camino de regreso será más largo, pero no quiero dar pasos demasiado largos y luego tener problemas o caer lesionada”, indica.
Compaginar entrenamientos y cuidados no siempre es sencillo. “Nuestro trabajo es ser atletas y en muchos sentidos somos unos privilegidas, pero compatibilizarlo todo a veces no es fácil. Es una suerte compartir esto con Kilian, ver cómo lo hacemos día a día, organizar cuándo podemos estar los 3 juntos y cuándo tiene que entrenar cada uno”, continúa añadiendo un valioso aprendizaje: “Si no tienes demasiadas expectativas, si no piensas demasiado en cómo debería ser y te centras únicamente en adaptarte a las situaciones, entonces muchas cosas pueden funcionar”.
Para finalizar, la sueca, que ya se ha vuelto a colgar el dorsal en algunas pruebas de esquí de montaña y trail running, comparte algunos de sus miedos respecto a su regreso al alto nivel. “A veces siento presión, cuando noto que estoy lenta y pesada, y pienso que no voy a poder estar fuerte otra vez, a correr deprisa, a hacer carreras. Pero intento no dar la partida por perdida porque sé que me encanta correr, esquiar y estar en forma, y quiero ir día a día dando lo mejor de mí”.
