Encontrarse con la fauna local suele ser habitual para los corredores de montaña durante sus entrenamientos o sus competiciones. En nuestro país, lo más habitual es cruzarse con animales como jabalís, caballos, zorros, etc… Animales con los que no suelen suponer una gran amenaza para la integridad de los corredores.
Pero en Estados Unidos la fauna suele ser algo más salvaje. Y si no que se lo pregunten a Karen Williams, que durante su participación en la Valles Caldera Marathon tuvo una de las experiencias más peligrosas de su vida.
Llevaba ya seis horas corriendo cuando esta atleta de 53 años estaba ya apunto de completar el recorrido de esta carrera que se celebra en Nuevo Mexico; “estaba cansada y me movía lentamente, pero estaba decidida a llegar a la línea de meta” rememora Karen Williams a la revista National Geographic.
Fue entonces cuando se topó de bruces con una osa; normalmente estos animales rehuyen del contacto con personas, pero se dio la casualidad de que estaba con sus crías, momento en el que más peligroso suele ser un encuentro con casi cualquier animal en general y con los osos en particular.
“Escuché un fuerte ruido, pero cuando me quise dar cuenta, la osa se me abalanzó desde los matorrales y me tiró al suelo. Me defendí con mis manos y gritaba, porque el dolor que sentía era enorme, pero me di cuenta de que los gritos solo la ponían más nerviosa” relata Williams.
El siguiente movimiento fue protegerse del lado que primero había atacado la osa; Williams pensaba que le había arrancado un ojo, así que rodó un poco y dejó su mochila de hidratación como única protección ante el siguiente ataque del animal.
Entonces, fue cuando hizo lo que se debe hacer ante un ataque de un oso: hacerse el muerto. “Sabía que le estaban molestando mis gritos así que me mantuve en el mayor silencio que podía y me mantuve todo lo quieta que pude” cuenta Karen.
Parte de su reacción tan estudiada viene por el hecho de que Karen Williams sirvió en el ejército de Estados Unidos y en la actualidad trabaja como enfermera; “gracias a mi entrenamiento pude pensar durante todo el ataque y reaccionar en consecuencia”.
Tras diez minutos quieta y ya sin sonidos que hicieran pensar que la osa seguía cerca, Karen Williams se arrastró hacia una sombra y espero, hasta que unos minutos más tarde llegó la primera persona que pudo auxiliarla.
Lo siguiente fue un traslado en helicóptero al hospital, donde pudieron confirmar que las lesiones no suponían un riesgo para la vida de Karen Williams, que se está recuperando de las lesiones. Peor suerte siguió el oso, que según las leyes del estado, fue rastreado y abatido esa misma noche, algo que se hace con todos los osos que atacan a humanos.
1 comentario
Desde luego me alegro que la corredora ha sobrevivido, lamento que la osa no tenia la misma suerte! Queda para saber qué pasaba con los crios de la osa?! En mi opinión no deberían haber matado la osa si no prohibir futuras ediciones de este maratón. …