Malas noticias las que llegan desde la Mount Marathon Race, que se disputó el pasado fin de semana en el estado de Alaska, y es que se ha reportado que uno de los participantes en la carrera sigue desaparecido, mientras que otro ha sido hospitalizado en estado crítico tras sufrir una fuerte caída de unos 10 metros.
El corredor lesionado es un hombre de 41 años, padre de dos hijas y habitante de Anchorage, localidad donde se disputaba la prueba. A pesar de ser un experimentado corredor, Matthew Kenney pudo haber sufrido un despiste en pleno descenso que le produjo la fuerte caída. En horas, Kenney fue trasladado al hospital donde lograron estabilizarlo.
A pesar de ello, el corredor sufrió también una fuerte contusión en la cabeza y los doctores han tenido que drenar líquido de dentro de su cráneo para poder aliviar la presión intercraneal. Si esos niveles se mantienen estables, es posible que la vida de Kenney no corra peligro en unas horas o días.
Pero no se acaban aquí las malas noticias, ya que uno de los participantes sigue desaparecido, y es que desde la disputa de la prueba no se ha tenido noticias de él. Además, las fuerzas de rescate que se estaban encargando de su búsqueda se han visto forzadas a detener el dispositivo.
A Michael LeMaitre, de 66 años de edad, no se le ve desde que pasó por la parte más alta del recorrido, pero nunca llegó a la línea de meta. Por el momento, las más de 72 horas de búsqueda no han tenido resultados, a pesar de que se han usado medios como helicópteros, brigadas caninas y expertos escaladores.
Ya son cuatro noches las que este veterano atleta ha pasado desaparecido, con condiciones de frío y lluvia, lo que hace que las posibilidades de que aparezca con vida son prácticamente nulas. Además, los responsables de la búsqueda trabajan en la hipótesis de que quizá se hubiera perdido y por lo tanto, no esté en el trazado de la carrera, lo que hace todavía más difícil su localización.
Ya se han peinado unas 20 millas cuadradas y ni siquiera el detector infrarojo ha detectado la ninguna señal del calor que debe transmitir un cuerpo con vida, lo que también hace decrecer las posibilidades de encontrar al corredor con vida. A pesar de que sea una posibilidad remota, los cuerpos de salvamento creen que podría ser que el atleta permanezca lesionado entre vegetación profunda, por lo que se sigue trabajando en una operación de rescate y no de búsqueda de un cuerpo.
