La historia comenzó a las siete de la mañana en una ajetreada estación de metro madrileña. Allí, el ultracorredor y corresponsal de la Televisión de Cataluña en Madrid, Sebastián Guim, conoció a Javier. Su misión: ser sus ojos durante la Maratón del Aneto.
En 7 horas planificaron una de las pruebas más duras del calendario nacional. En principio, Javier solo tenía que sujetar una vara que le unía a Sebas, y este tenía que avisarle con giros de muñeca cuando se aproximaba una subida, bajada o un giro. Pero no es tan sencillo como pudiera parecer. La montaña no es el asfalto. El terreno es irregular y cambiante y cualquier piedra puede significar una caída.
El vínculo del guía con el invidente tiene que ir más allá del palo. El primero tiene que empatizar con el ciego e ir avisándole de todos los peligros que acechan. Además, al ser una carrera de autosuficiencia, Sebas tuvo que estar muy atento para no desaprovechar ninguna fuente. Quizás ayudaba el hecho de que el ser un profesional de la comunicación, le ayudaba a describir con precisión los obstáculos que iban surgiendo.
Según apunta el guía en su blog “Detrás de mí sentía una respiración acompasada … que interrumpía constantemente por culpa de un tropiezo. Y si lo hacía, era culpa mía. Javier no se quejaba, pero la procesión debía ir por dentro. Sólo, de vez en cuando, me recordaba que utilizara bien el palo…” .
También relata como había momentos en que “sentía la angustia de no ser capaz de transmitir todo lo que había en el terreno. No podía decirle, «piedra grande a la izquierda del camino», porque había por todas partes. Me sentía culpable cada vez que se tropezaba ¡Y encima no hacía otra cosa que pedirme disculpas!”
Tras catorce horas, ambos lograron terminar el reto. El periodista reflexionó que “sabía muy poco del mundo de los invidentes. Podría decir que ahora conozco muchas cosas pero me estaría engañando. Viven en el mismo mundo que tu y que yo pero luchan mil veces más que nosotros para salir adelante”
Ahora el testigo pasa a Albert Giné, el cual siendo conocedor de la maratón del Aneto, se quedó sin respiración al imaginarse a Javier recorriendo los abruptos rincones de las Maladetas. El será su guía para la Ultra Trail du Mont Sant 2012. Un reto de 100 km y 4.000 m. de desnivel positivo.
Antes, el roquetense sintió que compitiendo no encontraba lo que necesitaba. Y parece que ha hallado la motivación en poder ayudar a personas a disfrutar la montaña compitiendo. Habrá que esperar hasta el próximo 20 de Octubre para saber como acaba esta nueva aventura de Javier Fran…
Fuente: Blog Tornaracorrer de Sebas Guim y blog de Albert Giné