Correr nos sienta bien, es algo evidente para todas esas personas que practican deporte de forma habitual y una creencia comúnmente aceptada por el resto. ¿Por qué? A nivel científico, tiene una sencilla explicación: se ha comprobado la generación de reacciones neurobiológicas en nuestro cerebro después de la actividad aeróbica. Toda esta serie de sensaciones positivas, entre las que destacan el bienestar o la reducción de la ansiedad, se engloban dentro de lo que conocemos como ‘la euforia del corredor’.
Lo que no era tan conocido hasta ahora es que esta agradable sensación es también extensible a otros animales, concretamente a los perros. Un reciente estudio de The Journal of Experimental Biology lo ha demostrado. Para ello, y tras un periodo de entrenamiento, subieron durante 30 minutos a una cinta a 10 personas, 8 perros de distintas razas y a 8 hurones, unos animales muy inactivos que duermen entre 15 y 20 horas al día, que actuaron como grupo de control.
Realizaron sesiones a dos intensidades distintas: alta (entorno al 70% de la frecuencia cardiaca) y a baja (entorno al 45%). Después de cada una midieron los niveles en sangre de endocannabinoides (eCB), los neurotransmisores relacionados con la generación de estas recompensas positivas. Los resultados evidenciaron un aumento significativo de eCB inducido por el ejercicio de alta intensidad tanto en perros como en humanos, no así en hurones.
“La señalización de eCB no aumentó significativamente después de caminar de baja intensidad en estos taxones, y la señalización de eCB no aumentó significativamente en los hurones después del ejercicio a cualquier intensidad. Este estudio proporciona la primera evidencia de que la variación interespecífica en la señalización de neurotransmisores puede explicar las diferencias en el comportamiento locomotor entre los mamíferos”, apuntan en el estudio.