EN PRIMERA PERSONA

Tim Olson y la Transvulcania: lecciones de un élite tras un mal día en la montaña

Tim Olson relata en su blog cómo de mal lo pasó el día de la carrera en la Transvulcania. Pocas veces podemos ver esta cara de los corredores que copan podios y flashes, pero la honestidad de Tim nos deja un relato repleto de lecciones válidas para todos los corredores.

Tim Olson en el documental Curiosity
Tim Olson en el documental Curiosity
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“Tuve otro día de apagón. Nunca me sentí bien esa mañana, pero comencé la carrera con la intención de mantenerme fuerte y positivo. Aun así, estaba un tanto inquieto por saber cómo había funcionado mi entrenamiento y con ganas de probar cosas y ver lo que el día me traía”.

Así comienza el relato de Tim Olson de su participación, la tercera, en la Transvulcania; convertido ya en un habitual de la prueba palmera, el estadounidense no tuvo su mejor día y los problemas físicos hicieron que viviera uno de esos días que parece que nunca sufren los corredores de élite. Nada más lejos de la realidad.

Los primeros instantes de la Transvulcania fueron los únicos en los que el estómago de Olson no protestó; “corrí hasta El Pilar sintiéndome con confianza, manteniendo el control y preparado para poder atacar en las partes finales de la carrera. Sin embargo, con la salida tan rápida y la mezcla de bebida que no me sentó bien, comencé a sentirme con muchas náuseas”.

A partir de entonces, comenzó un calvario con más de 50 kilómetros por delante; “una vez pasé El Reventón, tomé unos sorbos de coca cola, esperando que el malestar pasara. Las sensaciones siguieron siendo incómodas y vacié mis tripas en el camino; seguía sintiéndome mal del estómago incluso una vez acabada la carrera, por lo que no sé si cogería algún tipo de “bicho”. No sé si en la cena, supongo que nunca lo sabré, pero me da igual. Creo que a veces tendemos a sobre analizar las cosas. Simplemente fue un mal día”.

En la fortaleza mental está una de las claves de los corredores que ganan carreras; Olson muestra este ejemplo de saber sufrir y reajustar los objetivos sobre la marcha apuntando que “fue duro de aceptar en aquel momento, ya que era mi primera carrera del año. Incluso si no fuera espectacular, quería probar mi estado de forma y empezar el año bien. Estaba decepcionado con no poder hacer una prueba más consistente. La carrera que hice fue una basura y me sentí muy mal durante todo el trazado, pero siendo capaz de aceptar mi situación”.

A pesar de ello, Tim es capaz de sacar conclusiones positivas de una mala experiencia, otra lección que todo corredor popular debería ser capaz de aplicarse; “me quedo con que fui capaz de seguir tirando hacia delante y conseguir llegar a la meta, satisfecho de superar ese mal trago y poder disfrutar así de la llegada, con toda la multitud tronando, disfrutando el día en Los Llanos de Aridane”.

“Incluso cuando la mente está obcecada en un mal día, puedo recordar momentos bonitos de la carrera, como el amanecer mostrando sus colores sobre el Teide y el mar de nubes que consiguió hacerme olvidar mi dolor, mostrándome la realidad de que estaba corriendo en uno de mis sitios favoritos” relata Olson.

“Incluso en el medio de mis náuseas y mi sufrimiento, los aficionados clamaban mi nombre, mandándome palabras de coraje que mantenían mi espíritu en alza. Estoy muy agradecido a La Palma de haberme dado ese empujón cuando las cosas marchaban mal para mí. No es que no tuviera confianza, pero creo que sentí que me faltaron días fuertes de montaña para darle más fuerza a mis piernas, sobre todo en el descenso hasta Tazacorte, donde las piernas me dolían muchísimo” reflexiona el americano en busca de respuestas a su rendimiento.

“Todavía necesito trabajar algunos aspectos de mi nuevo entrenamiento, pero soy consciente de que mis mayores satisfacciones han venido gracias a esos días duros y desafiantes que pasas en las montañas. Creo que tengo suerte de que mi cuerpo me deje correr como lo hago, pero sé que mis éxitos han llegado de empujar mis límites y experimentar días duros y exigentes en mi entrenamiento. Todo lo que he logrado viene de mi espíritu que no se rinde y que, cuando las cosas van mal, no se queja y sólo pido más” apunta Olson.

Una de las lecciones que he aprendido es recordar que esas malas experiencias son parte de aquello que amo tanto, de seguir apretando y tirando hacia delante con confianza y determinación” finaliza el corredor estadounidense, que ya piensa en su siguiente objetivo, el Lavaredo Ultra Trail de dentro de unas semanas.

Puedes leer su post completo en su blog personal (en inglés)

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