Barkley Marathons es diferente en casi todo. Cientos de detalles impiden compararla con cualquier otra carrera del mundo, empezando por la figura de su creador: ‘Lazarus Lake’. Su aspecto desarrapado, con espesa barba, camisa de leñador y ropaje maltrecho, dista mucho de la imagen que la mayoría de directores de carrera quieren dar. Parece más bien un Papá Noel que decidió abandonar sus funciones, liberar a sus renos y quedarse en casa fumando un cigarrillo en la noche en la que millones de niños ansiaban sus regalos. Una idea tan alocada como BM100, solo podía nacer de una mente alejada de lo convencional.
Pero no es solo su estética. Su carácter arisco, de expresión irónica y afilada, es también intimidante pero deja entrever una personalidad fascinante, algo que ha seducido a millones de corredores en todo el mundo. La contradicción es tal que muchos de los que se deciden a ponerse en una de sus líneas de salida no saben si verlo “como un amigo o como un enemigo”.
Gary Cantrell, que así se llama realmente ‘Laz’, vivió de niño en Oklahoma (EE.UU.), un lugar donde “no hay colinas, no hay árboles, y el viento sopla todo el tiempo de 20 a 40 kilómetros por hora. Seis meses una dirección y durante los siguientes seis meses, en la contraria”, tal y como explicó en BitterSourtherner.com. Tal fue fueran esos desapacibles soplos los que empezaron a tallar la personalidad adusta de la que ahora hace gala.
Cuando tenía 9 años, su padre consiguió un trabajo como ingeniero aeroespacial en Tullahoma (Tennessee), donde empezó a tener un contacto más directo con la naturaleza, algo que ha mantenido a lo largo de su vida. De él heredó su pasión por correr. De hecho, comenzaron juntos en 1966, el año en el que también empezó a fumar. Pero tal vez lo más interesante fueran aquellas historias que le contaba. Algunas de ellas, como las de su vecino Andy Payne, que ya en 1927 fue capaz de ganar la Bunion Derbey que atravesaba todo el país, tal y como refleja en CitiusMag.com.
Fue realmente en su adolescencia cuando Cantrell empezó a tomarse en serio esto de correr, empezando por el campo a través y la pista, para pasar posteriormente al asfalto y los maratones. Pero no se detuvo ahí. Ya en los años 70 y 80 experimentó con la ultradistancia, en un momento en el que este tipo de carreras se contaban con los dedos de las manos también en Estados Unidos. Compaginando sus estudios en la universidad y posteriormente su trabajo como contable, empezó a sumergirse en esa ligera línea que define la capacidad humana. Lo hizo como corredor, empujando sus propios límites, pero también ideando carreras que permitieran al resto encontrar lo mejor de sí mismos.
“Lo importante no es necesariamente si fracasas o tienes éxito, sino hasta qué punto pudiste llegar y lo que descubriste sobre ti mismo en ese proceso. Esa es una oportunidad que es difícil de encontrar en otro lugar”
Con esta idea nació Barkley Marathons en 1986. La fuga de James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King, de la cárcel de máxima seguridad de Brushy Mountain llevó a Cantrell y a sus amigos a preguntarse si sería posible correr durante 24 horas por el tupido bosque de Frozen Head que linda con la prisión. Y de aquella curiosidad compartida, nació la que hoy es una de las carreras más difíciles del planeta, y también de las más seguidas.
Con un premeditado ambiente tétrico, su objetivo es dibujar un reto lo suficientemente insoportable para que los atletas piensen que es imposible, y lo suficientemente soportable, para que tengan ganas de intentarlo. En ese camino, que casi siempre acaba antes de hora, la capacidad de sufrimiento de los participantes será proporcional al aprendizaje que se llevarán de esta experiencia.
“Lo importante no es necesariamente si fracasas o tienes éxito, sino hasta qué punto pudiste llegar y lo que descubriste sobre ti mismo en ese proceso. Esa es una oportunidad que es difícil de encontrar en otro lugar”, explicó John Kelly, el último vencedor de BM100, recientemente en OutsideOnline.com.
“Cuando pisas una moneda, si puedes distinguir cual es, debes comenzar a buscar zapatos nuevos. Si puedes leer el año, es que lo necesitas de inmediato”
Actualmente ‘Laz’ está entre los 60 y los 65. Ya no es aquel joven de pelo largo y rubio, de le faltan 13 dientes que el mismo se ha extraído pero sigue manteniendo ese espíritu incombustible y soñador, no solo en la teoría. A pesar de sus múltiples problemas de salud, el año pasado sorprendió al mundo con un sueño que arrastraba desde niño: atravesar EE.UU. a pie. “Me parece algo natural. Lo que me sorprende es que haya gente a la que no le guste. Prefería correr, pero esperé demasiado y ahora soy viejo para poderlo hacer de un lado a otro del país”, explicó en 13ABC.com mientras recorría durante 4 meses casi 5.000 km.
No necesitó un plan nutricional, ni una equipación de última generación, simplemente se dejó acompañar por aquellos que quisieron compartir algo con él, especialmente si eran cigarrillos Camell, donuts o café. “Cuando pisas una moneda, si puedes distinguir cual es, debes comenzar a buscar zapatos nuevos. Si puedes leer el año, es que lo necesitas de inmediato”, continuaba Cantrell en su habitual tono sarcástico.
Ahora ‘Lazarus Lake’ es una referencia en este mundillo. Una persona conocida, idealizada, y cuando se acerca el April Fools Day, único acercamiento temporal a la celebración de la BM100, también perseguida por la prensa internacional. Su imagen ha aparecido en medios tan relevantes como The New York Times o CNN, y el interés por sus carreras se ha disparado en los últimos años, especialmente después de la emisión en Netflix del documental The Race That Eats Its Young. Acompañado por su esposa, Sandra, y sus perros, Big y Little, ahora el desafío de Gary Cantrell es seguir manejando toda esta exposición pública y que los focos no acaben quemando su personalidad irrepetible.
- Etiquetas: barkley marathon's, Gary Cantrell, Lazarus Lake