¿Quién este este hombre? ¿De dónde ha salido? Estas eran algunas de las preguntas que se hacían los aficionados del mundo de la montaña al saberse que Karl Egloff había conseguido batir el récord de ascenso y descenso de la montaña más alta de América, el Aconcagua y sus 6.962 metros de altitud.
Karl Egloff tiene doble nacionalidad, la suiza y la ecuatoriana; su vida siempre ha girado en torno al deporte y la montaña, y es que con 15 años comenzaba a hacer de guía de montaña junto a su padre, haciendo cumbres como la del Cotopaxi. Poco a poco, Karl va ganando experiencia en alta montaña, vital para lo que vendrá después.
Pero antes, el fútbol también tuvo cabida en su carrera deportiva; primero fue en las categorías inferiores del Deportivo Quito y luego en Suiza, un país en el que vivió varios años. Tras abortar sus aspiraciones en el mundo del balompié, la montaña regresó a su vida, como era natural.
La disciplina elegida para regresar a la montaña fue la mountain bike, en la que tuvo un éxito a nivel nacional. En su palmarés se acumulan decenas de medallas y victorias, además de dos participaciones en el Campeonato del Mundo bajo la bandera de Ecuador. En total, estuvo cinco años centrado en el mundo de la bicicleta de montaña.
A pesar de ello, Egloff nunca dejó su pasión por las montañas y prosiguió con sus labores como guía de montaña en su propia compañía, llamada Cumbre Tours, que ofrece rutas guiadas a montañas de Los Andes. Esto le ha llevado a acumular cumbres en picos como el Aconcagua, el Cotopaxi, el Chimborazo, el Cayambe o el Antisana.
En el Cotopaxi comenzaría a probar sus habilidades como trail runner, o como a él le gusta llamarlo, Speed Climbing. En ese volcán, Egloff marcaba el record en 2012, cuando lo ascendió en 1h15’ y descendió en apenas 22 minutos. Ese era el comienzo de lo que hemos podido ver en el Aconcagua estos días.
Pero su nombre salió definitivamente a la palestra cuando, el pasado verano, batía el récord de Kilian Jornet en el Kilimanjaro, uno de los primeros que realizó Jornet en su carrera deportiva, en sus ya míticos Kilian’s Quest. En esa ocasión, Egloff conseguía subir y bajar del techo de áfrica en 6 horas y 42 minutos, es decir, 32 minutos más rápido de lo que lograra el campeón español.
Su siguiente objetivo, desde el Kilimanjaro, fue el Aconcagua, antes incluso de saberse si Kilian Jornet lograría batir la marca de Jorge Egocheaga. Una vez que Kilian ponía su nombre en el techo de América, la visibilidad de Egloff se fue haciendo más y más grande, con el precedente del Kilimanjaro en mente y sabiendo el gran conocimiento del Aconcagua que posee Egloff.
El resto de la historia ya la sabemos, Egloff marcaba el mejor tiempo en ascender y descender el Aconcagua, mejorando en casi una hora un tiempo que parecía estratosférico, pero que Egloff demostró ser muy humano. El único lunar, que no logró, como tampoco Kilian Jornet, mejorar el tiempo de ascenso, que sigue en manos de Jorge Egocheaga. Esas 7h52’ logradas por el asturiano sí que parecen muy complicadas de batir.
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4 comentarios
para dar veracidad el kiliam y cia deberian mostrar certificados antidoping/pasaporte biologico, si es k van limpios…en un futuro habra separacion de records informales vs limpios« al 99,9%……2º cada uno tiene caract. fuertes (altitud, tecnica escalada, esquiar etc) y algunos son mas originales q otros en sus proyectos, retos wr etc……pero siempre se basan en alguien anterior como casi todo o una base detras o experiencia (reto de kiliam del everest)….mas montaña y menos envidiaa
Hola mi querido Karl Heinz: te felicito de todo corazón por tus hazañas en el Aconcagua y el Kilimandscharo! Quizá soy yo parte del incentivo del amor a conquistar las montañas, porque cuando tu apenas tenías 4-5 años de edad, logre convencer tu papa Charly, que me acompaña subir al Pichincha y te llevo a ti en sus hombros… Cual es tu próximo reto? Hopp Schwiiz!!! Hans Steiner – Quito / Exuador
Me parece cuanto menos que curioso que Egloff no sea un corredor top ni haya destacado en pruebas de Ultratrail y que únicamente se dedica a batir los records de las ascensiones menos técnicas, ya que no ha intentado por ejemplo Denali o Matterhorn.
Si hay algo interesante en esta batalla de egos es la humildad y discreción de Jorge. Lo demás es espectacularmente efimero