Pocos habían escuchado su nombre y no aparecía en los listados de favoritos en la siempre competida Livigno Skymarathon, pero el joven Petter Engdahl supo negociar mejor que nadie su paso por las afiladas crestas de los Alpes italianos, cuna del skyrunning, y acabó dando la sorpresa. Se impuso en la meta con una autoridad notoria, superando en más de 5 minutos a figuras como Pascal Egli, Ruy Ueda o Marc Casal, tras lanzar un valiente ataque en la primera subida. “Estoy muy sorprendido, sobretodo considerando el nivel que había en la línea de salida. No sabía cómo llegaba de forma y estoy muy contento de ver cómo ha respondido mi cuerpo y que puedo rendir a este gran nivel”, nos explicaba por correo electrónico.
El atleta de 24 años había preparado la cita a conciencia, viviendo las últimas dos semanas antes de la competición en un hotel refugio a casi 2.000 metros en la lombardía italiana. En su página web detalla esta experiencia de entranamiento en altura, en la que tras una primera semana en la que se sintió “muy cansado”, las sensaciones mejoraron hasta llevarse a lo más alto del podio. Este triunfo en una de las tres carreras bonificadas del calendario 2018 le ha colocado como flamante líder de las Sky Classic World Series, con lo que se destapa como el nuevo puntal de las carreras por montaña en el reíno sueco, un país en el que la estela de Emelie Forsberg ha sido seguida por un buen número de élites como André Jonsson, Ida Nilsson, Elov Olsson o Mimmi Kotka. ¿Pero de dónde sale este corredor capaz de volar en las subidas y defenderse con uñas y dientes por el técnico terreno (con nieve y tramos de vía ferrata) de la Livigno SkyMarathon?
Una vida entregada al esquí de fondo, hasta ahora
Engdahl creció en el pequeño pueblo de Torsång, a las afueras de la urbe industrial de Borlänge. Como es habitual en el país nórdico, de pequeño tuvo mucho contacto con la nieve y los deportes de invierno. Su familia alquilaba una pequeña caseta en la montaña en la que aprendió a disfrutar del entorno natural. Aunque desde los 9 años compitió en muchos otros deportes como el fútbol, el atletismo y el hockey sobre hielo, era realmente el esquí de fondo (cross country skiing, en inglés) el que copaba sus sueños. No era especialmente bueno, pero la imaginación volaba mientras emulaba a esquiadores suecos como Anders Södergren, Per Elofsson o Petter Northug, un pensamiento al que se aferraba para intentar superarse cada temporada. Así, a los 16 años llegó a alcanzar la sexta plaza en el campeonato nacional de Sprint.
Fue entonces cuando decidió apostar por su pasión y trasladarse a la Åre Ski Academy en Järpen, un centro de estudios en el que podía compaginar su dedicación deportiva, aunque sus altas expectativas se truncaron pronto. Continuos parones por enfermedad le impedían mantener una regularidad en los entrenamientos y su primer año como junior se desvaneció sin ningún avance aparente. «Nunca llegué a pensar en dejarlo. Sabía en los tiempos difíciles es cuando tienes que mantenerte concentrado y seguir luchando. La motivación es una de mis fortalezas y haber superado ese bache me ha ayudado el resto de mi trayectoria«.
Con más calma y más preocupado por el cuidado de su salud, a partir del segundo año los resultados fueron llegando. «Aprendí cuándo descansar y cuándo entrenar duro. Intenté ser más profesional, centrarme más en la recuperación y comer más saludable. Aprendí mucho y ahora sé lo que me funciona mejor para estar sano, rendir alto y ser feliz. También fue entonces cuando comencé con las carreras por montaña, inspirado por Kilian Jornet y Emelie Forsberg, y cambié mi entrenamiento para mejorar en las subidas y en las largas distancias.
«Cuanto más corría por la montaña mejores eran mis resultados con los esquís» y con esa premisa el escandivano propuso un nuevo giro en su vida. Quería convertirse en el mejor atleta de montaña que pudiese ser y se trasladó a la estación de montaña de Vålådalen, donde cambiaba un día de trabajo semanal por cama, comida y mucho tiempo para entrenar. Ahora Petter Engdahl, con la ayuda de su familia, es un atleta a tiempo completo. Se ha establecido en Åre donde lucha cada día por llevar a la realidad aquellas ensoñaciones infantiles. “Me gustaría convertirme en un atleta de talla mundial y representar a Suecia en los Campeonatos y las Copas del Mundo. Quiero continuar compitiendo en ambas disciplinas, descubrir más lugares del mundo a través del deporte y empujar mis propios límites». Para ello, entrena unas 1.100 horas al año, combinando carreras, ski y rollerski, y sesiones de fuerzas en el gimnasio. «Planeo mis entrenamientos dos semanas antes, pero siempre estoy escuchando a mi cuerpo para hacer cambios»
Tras ser quinto el año pasado tanto en la Limone Extreme como en la Matterhorn Ultraks, Livigno Skymarathon ha sido el primer gran triunfo para él. Veremos si no es el único de un ambicioso calendario que combinará el circuito de Skyrunning y las Golden Trail Series.
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