Hay maratones, ultras y, después, pruebas como la Trans 360º. Carreras en las que la competición deja paso a la aventura, en las que la mochila acaba siendo tu única compañera real y en las que la verdadera pelea es contra los propios límites de lo humano. Y es en estos terrenos, huidizos y casi infinitos, donde mejor se encuentra Peter Kienzl.
Lo demostró el pasado viernes volviendo a ganar la modalidad de 265 km y 17.756 m de desnivel positivo que circunvala la isla de Gran Canaria. Y, aunque sorprenda, no era la prueba más larga que luce en su palmarés: el año pasado triunfaba también en la 4K del Valle de Aosta, con 350 km y 25.000 metros positivos.
Pero a pesar de la holgada victoria, pues le sacó más de 3 horas al segundo, no todo fue tan sencillo. El atleta de Hafling, en el italiano Tirol del Sur, pasó dos importantes crisis que le hicieron recordar el petardazo sufrido en los últimos kilómetros de la edición anterior. Esta vez, sin embargo, aflojó el ritmo antes y aguantó. “La clave para superar los malos momentos es saber que van a venir. Al final todo acaba pasando, solo hay que tener cuidado de no lesionarse”, reflexiona.
Y es que junto a la fortaleza física, la capacidad de orientación y la planificación previa, el aspecto mental es una de las claves de su rendimiento. Para trabajarlo, nada mejor que salir a entrenar por la noche. “Todo lo que he conseguido se lo debo al entrenamiento y a la constancia. Bueno, y también a mi pareja que hace muchos sacrificios para que yo pueda salir a entrenar e ir a las carreras”.
Antes de empezar a correr, Kienzl era jugador de fútbol. Pero, vigilado por los Dolomitas, la hectárea que abarca el campo de césped se le quedó pequeño. Quería más actividad física, y fue poco a poco aumentando la distancia en los entrenamientos en los escarpados caminos que rodean su casa. “Parecía que nada era suficiente y siempre quería correr más y más largo. Ahora, no entiendo la vida sin correr. Mi motivación es estar en las montañas el máximo tiempo posible y disfrutar de la naturaleza”.
En estos años de ultrarunning salvaje, en los que también ha ganado los 215 km del Swissalpine Davos, los 163 del S1 Trail La Corsa de la Bora o los 55 de la Dolomiti Extreme Trail, hay una prueba que todavía se le resiste: el emblemático Tor des Géants. «Mi mayor sueño sería ganar allí y lo intentaré el próximo mes de septiembre”. Un mes después cerrará su kilométrica temporada en La Diagonale des Fous. Estos serán los próximos pasos de Peter Kienzl en su camino hacia lo salvaje.
- Etiquetas: Transgrancanaria
