Christophe Nonorgue batió el mejor registro de la historia en cuanto a desnivel positivo en un día se refiere. El suizo acumuló 13.659 metros de ascenso en 23 horas y 50 minutos, superando los 12.870 m establecidas por Benoît Girondel el pasado mes de marzo. Para ello, completó en 35 ocasiones el recorrido de Le Dernier Survivant, de 386 m+, junto con un añadido final de 149 m más. Un kilometraje total de 114,3km (35 x 3,23 km + 1,3 km).
La elección del trazado no fue banal. Tal y como explica en Trails-Endurance.com, durante la presentación de esta curiosa carrera, que consiste en dar el mayor número de vueltas al circuito en menos de 30 minutos, al estilo de la Big Dog’s Backyard Ultra de Lazarus Lake, se destacó la idoneidad del recorrido para un reto de estas características. El hecho de hacerlo en bucle, en vez de en un recorrido de ida y vuelta, permitía que el ascenso tuviera una distancia (1,25 km), y por lo tanto una pendiente (32,5%), diferente al de descenso (1,98 km y -19%). Nonorgue era consciente de que este factor facilitaría la actividad y quería saber si podía igualarle con el registro de Girondel que, además, solo había empleado 22h55’ ya que “no le iba a dar tiempo a completar el trazado completo, incluyendo el retorno”, explicó el galo.
El sábado 18 de mayo salió de dudas. A sus 39 años, este experimentado corredor amante de las subidas, que ya sabía lo que era sumar 6.744 m+ en menos de 8 horas (en la Ultra Montée de Thollon-les-Mémises, en la que los descensos se hacen en telecabina), rompió el récord de Gironden por 789 metros. Su detallado plan salió a la perfección: Salió a las 12:00 horas, avitualló al final de cada bucle para evitar peso innecesario y contó con compañeros que le dieron apoyo moral en gran parte de la actividad.
“Amigos y corredores locales vienen inesperadamente y, en algunos bucles, formamos un bonito pelotón de unas 15 personas”
“Mi idea era hacer bucles en 35 minutos para poco a poco ir aumentando hasta terminar en 50 minutos. Mis primeros bucles pasan solos en aproximadamente 32 minutos (21’ de ascenso, 11’ de descenso, el tiempo de repostar es insignificante)”, explica en la página web francesa.
Desde las 21 horas (9h de actividad) –continúa-, lucho por comer. Los tiempos de reabastecimiento aumentan y a veces tomo hasta 5-7 minutos de descanso entre dos bucles. Tengo calambres estomacales en las bajadas. Hacia las 3:00 horas (15h de actividad), la tripa no mejora, la moral está baja y la lluvia aparece. Me acompañará hasta las 10:00 horas, haciendo los descensos fangosos y resbaladizo. Los bucles son más lentos (28’ de ascenso, 17’ de descenso + reabastecimiento).
Como suele ocurrir, la moral aumenta y la forma vuelve con el alba. Amigos y corredores locales vienen inesperadamente y, en algunos bucles, formamos un bonito pelotón de unas 15 personas. ¡Subo bien! En 24 minutos… apenas 3 más que en mis primeros bucles. Los descensos se vuelven un calvario: los músculos se atenazan y las articulaciones duelen. Bajo en 20 minutos… casi el doble más despacio que al principio … ¡Apenas más rápido que la subida!
A las 11:36 horas (23h36’ de actividad), termino mi bucle número 35. Decido salir para subir hasta un cruce con una pista forestal cuya altitud puedo identificar fácilmente en los mapas. En el cruce, me doy la vuelta y vuelvo al punto bajo. Llego a las 11:50 horas”.
Antecedentes
No es la primera vez que un atleta propone un desafío similar, aunque el registro de Girondel es el mejor de los conocidos hasta la fecha. De nuestras montañas, el Txindoki (1.346 m) en Guipuzcoa es posiblemente el pico que mayor número de veces ha acogido retos de 24 horas. En 2004, Iker Karrera contabilizó 11 ascensos y 10.395 m de ascenso (945 por vuelta), en 2010 fue Patxi Caminos quien sumó 12 subidas y 11.340 m+ y hace apenas unos meses Aitor Garmendia alcanzó las 13 vueltas y 12.285 m+.
En el contexto internacional, el nombre de Jared Campbell se lanzó a este desafío en Utah (EE.UU.) 2012 para recaudar fondos contra el cambio climático. Bajo el nombre Running Up For Air, la idea se convirtió en competición a partir de 2016 y el estadounidense, única persona capaz de terminar en tres ocasiones la emblemática Barkley Marathons, estableció el mejor registro con 10.144 m+.
Al año siguiente, el italiano Luca Guerini subió la apuesta hasta los 12.366 m de altitud en un bucle de 8,37 km y 687 m+ dentro de las 24 horas de Monte Prealba Up and Down. Otra curiosa iniciativa es la del Ultra Trail Montmartre, en la que el objetivo es recorrer las 60.000 escaleras del funicular del barrio parisino en 271 ocasiones. En 2018, Alexandre Boucheix fue el más rápido de sus 25 participantes y estableció el record en el recorrido de 80 km y 11.650 m+ con un tiempo de 18 horas y 32 minutos.
Si bien estos son antecedentes relevantes que hemos encontrado en un pasado reciente, la historia de las 24 horas en ascenso se remonta al cambio de siglo, donde esta modalidad se hacía en estaciones de esquí y el descenso en telesilla. Curiosamente, estaba amparada por la Federación de Skyrunning. Así, la primera edición celebrada en Val d’Isere (Italia) en 2001 fue para Adriano Greco, que estableció con 17.575 m+, y para Nathalie Firmin con 14.060 m+ para las chicas. El reto acabaría desapareciendo.