El italiano Marco Moletto deberá estar apartado de las competiciones durante los próximos cuatro años, además de pagar los 378 de las costas judiciales, por no presentarse a unas pruebas antidopaje. Los hechos ocurrieron el pasado 16 de julio en el marco de la Pointe de Chaligne Skyrace, en el valle de Aosta, en la que fue segundo.
Al terminar entre los cuatro primeros, el de Limone fue informado de que tenía que pasar un test antidopaje, por lo que debía regresar al punto de partida donde le esperarían los carabinieri del NAS, inspectores dependientes del Ministerio de Salud italiano. “Cuando llegué a la cima, desde el control me dijeron de que debía descender por el mismo trazado de la carrera. Así lo hice, un poco desconcertado por el hecho de no ser escoltado por un juez o un agente como lo exige el reglamento. Una vez allí pregunté dónde estaba el control. Busqué la ambulancia o el automóvil de los carabinieri, o si había una sala local, pero no me informaron dónde iban a realizarse los exámenes. Me pareció muy extraño: yo, un atleta, ¿tengo que buscar un control antidopaje cuando normalmente es lo contrario? Había ido a la carrera invitado por la organización y tenía prisa por un compromiso así que con ingenuidad me marché, avisando al organizador”, declaró a La Stampa.
Esta decisión aparentemente inocente le ha acarreado una de las mayores suspensiones, por parte del Tribunal Antidopaje Italiano, que se conocen en el mundo del trail running. El piamontés no podrá competir hasta el próximo 3 de diciembre de 2021 cuando, por ejemplo, el ecuatoriano Gonzalo Calisto fue sancionado con 2 años tras encontrarse EPO en sus muestras.
En este sentido Moletto ha mostrado su malestar e incomprensión por la resolución del proceso que, a priori, solo le impidiría competir en las pruebas organizadas por la Federación Italiana de Atletismo (FIDAL). “Cometí un error, estaba dispuesto a pagar, pero no esperaba una sanción de estas proporciones. Me han hecho controles antes de esa carrera y después recibí la visita del NAS en mi casa. Me han hecho dos controles más y siempre he dado positivo. Además la carrera no era una Copa del Mundo, sino más bien una fiesta popular. Ahora me encuentro con cuatro años de descalificación, mientras que a menudo aquellos que dan positivo en algún control son condenados más levemente. Ahora estoy destruido y desorientado: es demasiado para aquellos que como yo compiten por pasión, no soy profesional. Veré si apelo”.
Especialista en carreras verticales y muy solvente en carreras cortas, era un habitual de algunas pruebas de la Copa del Mundo como el KV de Fully o el Red Bull K3, donde ganó en 2014. El piamontés ocupa en estos momentos la 21 posición de su país en el ranquin ITRA y fue quinto en la Limone Extreme de 2016.
