Luca Papi ya está en la isla de Gran Canaria preparando uno de los retos más brutales jamás vistos en competición: empalmar los 269 kilómetros de la Trans 360° con los 125 de la Transgrancanaria.
El italiano cruzó la meta el año pasado en primera posición, junto al italiano Peter Kienzl, y tras 57 horas de esfuerzo le dijo al director de carrera, Fernando González: “Me da pena no haberme inscrito en la ultra”. Ambos rieron pensando que se trataba de una absoluta locura, pues la carrera tenía que empezar apenas unas horas después.
Sin embargo, el ultrero nacido hace 38 años en Varesse se quedó con la espina clavada y este año se ha inscrito en las dos pruebas más largas del evento canario. Preguntado por la viabilidad de este reto, nos explica que “solo necesito terminar a la misma hora que en 2017, tener un rato para descansar entre medias”.
Papi trabaja como operario en el parque de atracciones de Disneyland París y comenzó en 2010 en el ultratrail, con el que aprendió “a conocerse a sí mismo y a encontrar su equilibrio personal”. Unos años después el corredor ya estaba jugando con las diferentes carreras, uniendo sus itinerarios. Es un loco de la competición. En 2013 juntó todas las modalidades del Marathon du Mont-Blanc y unos meses después la UT4M (90 km), la TDS (119 km) y la Échapee Belle (140 km); en 2005 llegó a ganar el ultra duro francés La Montagn’hard; y el año pasado participó en 46 carreras que sumaron un total de 4.000 km y 133.000 metros positivos.
Con este bagaje, el azzurro vuelve a ser uno de los favoritos este año para la Trans 360°, aunque no lo tendrá fácil. En la línea de salida, que abrirá el miércoles el evento de la Transgrancanaria, estará la plana mayor de las más largas distancias. “Aunque no tenemos un número alto de inscritos, vemos que muchos repiten, por lo que esa es la mejor evaluación”, nos explicaba Fernando González en una reciente conversación.
