Todo tiene un final, y le ha llegado el turno a uno de los proyectos que ha cambiado para siempre un deporte y a un deportista. La serie Kilian’s Quest, tras haberse desarrollado durante cuatro temporadas, ha llegado a su final tras la decisión del propio Kilian, que ahora deja paso definitivo a su nuevo megaproyecto: Summits of my Life.
La serie Kilian’s Quest nació hace cuatro años con un claro objetivo: dar a conocer al mundo a un deportista mayúsculo, extraordinario, que sólo era conocido dentro de un cerrado círculo de las carreras por montaña. La decidida apuesta de su principal patrocinador, Salomon, consiguió, a base de grandísimos vídeos y proyectos personales, que la figura de Jornet trascendiera a una disciplina hasta, unos años después, acabar convertido en un deportista conocido mundialmente.
A lo largo de estas cuatro temporadas, Kilian Jornet nos ha ido mostrando sus proyectos y desafíos personales a lo largo del planeta, con los que quería darle una vuelta de tuerca a su carrera y buscar nuevos retos lejos de la competición, que ya empezaba a dominar con puño de hierro.
Su primer reto dentro de las Kilian’s Quest fue el trazado de largo recorrido GR-20, en Córcega, donde consiguió un récord que años después no ha sido superado, ni siquiera el año pasado cuando el que lo intentó fue el gran atleta francés Julien Chorier. En los vídeos se mostraba todo el trabajo de lanzarse a un reto colosal.
La primera temporada, además del reto del GR-20, también englobó otro mega proyecto del catalán, esta vez al otro lado del charco, en el Tahoe Rim Trail, buscando que se empezara a hablar de este joven prodigio en tierras americanas. Tras más de 38 horas, Kilian rompió el récord y en Estados Unidos ya se empezó a hablar de este chaval prodigioso.
Con este gran debut, las Kilian’s Quest demostraron ser una herramienta brutal, gracias a su capacidad de convertirse en contenidos virales, compartidos masivamente por internet a lo largo y ancho del planeta. Se sentaron así las bases para que este proyecto significara un antes y un después.
La segunda temporada siguió los pasos de la primera, pero con los evidentes cambios de escenario. El equipo de Kilian seguía buscando retos innovadores e interesantes de cara al gran público y así es como llegó el que hasta ahora es uno de los más recordados, la Transpirenaica, que llevó a Jornet desde Euskadi hasta el Mar Mediterráneo cruzando por completo la cordillera de Los Pirineos.
Durante un total de ocho días, Jornet atravesó toda la cordillera, completando 830 kilómetros y más de 40.000 metros de desnivel positivo, corriendo una media de más de 100 kilómetros y más de 13 horas por día. Todo ello, por supuesto, fue material para los vídeos de sus Kilian’s Quest, que hicieron que el proyecto no pudiera más que seguir creciendo.

Al igual que en el año de debut, su segunda temporada aún tendría un nuevo objetivo, esta vez el pico más alto de áfrica, el Kilimanjaro. Aunque el reto no fuera tan duro como el primero, la montaña africana es un icono de todo un continente. Ascendió y descendió el techo africano en 7 horas y 14 minutos, dando así por cerrada una segunda temporada esplendorosa de las Kilian’s Quest.
En la tercera temporada, el principal cambio en este proyecto fue que se empezó a centrar más en la figura humana de Kilian que en sus retos. Sus planes pasaban por ir al Monte Olympus, en Grecia, y a Perú, si bien este último proyecto se acabaría suspendiendo. Por supuesto, Kilian volvió a establecer un nuevo récord en la montaña de los dioses, pero la segunda parte de esta tercera temporada de las Kilian’s Quest dio paso a ese nuevo concepto: conocer más al Kilian humano que al deportista.
En la cuarta y última temporada, esta vertiente se completó con la aparición en los vídeos de los principales amigos de Kilian, corredores que le han inspirado o con los que comparte carreras o entrenamientos, mostrando también la relación entre ellos.
Por esa temporada pasaron grandes nombres del trail running mundial, que ayudaron a darle, más si cabe, una mayor dimensión planetaria a su proyecto, ya convertido, cuatro años después, en todo un icono del trail running.
Marco de Gasperi, Anton Krupicka, Pablo Vigil o Scott Jurek son algunos de los muchos corredores que pasaron por los vídeos de esta temporada final, en la que ya no se le daba tanta importancia el tema puramente deportivo, sino a todo lo demás que tiene que ver con el deporte.
Tras estos cuatro años, la serie Kilian’s Quest han cumplido claramente su objetivo. Kilian es ya el icono de un deporte que crece a pasos agigantados. A cada carrera que va es arropado por cientos de aficionados, que quieren una firma, una foto o simplemente saludar al mejor corredor por montaña del mundo.
En el episodio final, Kilian deja claro que ha llegado el momento de poner fin a este proyecto, pero siempre mirando hacia delante hacia nuevos retos. Este nuevo desafío es, si cabe, más colosal que el anterior. Con su Summits of my Life, el catalán dará un pas adelante y volverá a comprobar sus límites como amante de la montaña, tratando de establecer récords en los picos más altos de cada continente.
Con “A Fine Line” arrancó esta serie que a buen seguro significará un nuevo paso adelante, no sólo para el propio Kilian, sino para el trail running, el alpinismo y el deporte en general. A partir de este año, los desafíos tienen nombre propio: Mont Blanc, McKinley, Aconcagua o Everest serán los nuevos invitados de lujo. Unos invitados a los que Kilian conocerá de cerca muy pronto.
