El sueño olímpico de Jim Walmsley tendrá que esperar. El estadounidense participó el pasado sábado en el Maratón de Atlanta (EE.UU.), prueba valedera para la selección de atletas que participará en los próximos Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, pero se quedó lejos de conseguir la plaza.
Finalizó con un tiempo de 2 horas, 15 minutos y 05 segundos en la posición 22ª, mientras que los tres corredores que previsiblemente representarán a Estados Unidos cruzaron la meta alrededor de las 2h10’: Galen Rupp (2h09’20”, Jacob Riley (2h10’02”) y Abdi Abdirahman (2h10’03”).
Walmsley, conocedor de que sus opciones eran muy reducidas, no salió con el pelotón de cabeza, pero intentó quedarse al acecho ante los movimientos que se irían dando en los primeros puestos Llegó al ecuador en 1h05’00”, tan solo 1 minuto más tarde que cuando se clasificó para los trials, pero sus expectativas en la segunda mitad se desmoronaron ante el gran nivel atlético.
“Intenté ser paciente y esperaba que en alguno de los descensos pudiera volver a meterme en ese paquete de cabeza, pero no lo conseguí. Luego el viento me lo puso más difícil”, explicó en runnersworld.com.
Al margen del infructuoso resultado, el intento del corredor de Flagstaff (Arizona) ha sido importante por diferentes aspectos. En primer lugar, por la expectación que se había levantado. Su relevancia en el mundo del ultrarunning a nivel internacional, unida a una preparación atípica, sin entrenador, con tiradas mucho más largas de lo habitual (con semanas de hasta 280 km), lo habían puesto en el punto de mira tanto de sus seguidores como de medios tan relevantes como New York Times.
En segundo, porque otro de sus objetivos era romper con la idea de que el trail running y las ultras son un deporte para personas más lentas, menos competitivas.
Con la cita olímpica ya fuera de su agenda, la siguiente competición que el atleta de 30 años tiene en el punto de mira será la clásica Comrades Marathon en Sudáfrica. Después llegará el prestigioso Ultra-Trail del Mont Blanc, la gran cita europea cuyo podio todavía se le resiste al norteamericano. “Estoy ansioso por el final de la temporada, volver a entrenar para UTMB en Silverton (Colorado), que es mi segundo hogar. Estar unas 8 horas al día con los bastones en mis manos y comiendo comida basura y tomando fotos. Disfruto mucho ese entrenamiento”, apuntó en trailrunnermag.com.
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