La crisis del coronavirus y el posterior desconfinamiento en el que todavía estamos inmersos han deparado escenarios difícilmente imaginables, también en el mundo del deporte. Uno de ellos lo han representado los privilegios de los que durante algunas semanas se han beneficiado los deportistas federados, respecto a los que no lo están.
Las distinciones empezaron desde el mismo 4 de mayo, cuando en los inicios de la fase 0 los federados pudieron salir a hacer deporte por el municipio por partida doble, mientras que el resto debía elegir franja de mañana (de 06:00 a 10:00 horas) o de tarde (20:00 a 23:00). A este primer grupo también se le permitía coger el coche para desplazarse a dichos entrenamientos, siempre dentro del municipio.
El 16 de mayo, cuando los territorios más aventajados ya entraban en fase 2, se publicó otra orden ministerial en la que se ampliaba a la provincia el límite territorial para la práctica deportiva federada desde la fase 0, mientras que el deporte no federados seguían restringido al municipio. Esta diferencia se mantuvo hasta el pasado 27 de mayo, que igualaba las condiciones para la práctica de actividad física no profesional, siempre que fuera por lo menos en la fase 2.
Ante este agravio comparativo, especialmente flagrante en deportes como las carreras por montaña en el que gran parte de los practicantes no están federados, no han sido pocos los que piensan que los diferentes entes federativos han podido acumular un fuerte botín de licencias, y por lo tanto de recursos. ¿Pero ha sido así? Hablamos con representantes de las federaciones de montaña, atletismo y también de ciclismo.
FEDME: mayo por abril
Con el establecimiento del estado de alarma, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada sufrió un duro batacazo, especialmente en abril cuando todavía no se podía salir de casa para hacer deporte, tal y como nos detallan desde el Área de Prensa de la entidad. Si en años anteriores durante el cuarto mes del año solían sumar alrededor de 2.500 socios, en 2020 se quedaron en 752. Sin embargo, en mayo se compensó la balanza con 3.529 federados nuevos, cuando habitualmente tenían pocos más de 2.000. Es decir, lo comido por lo servido.
Según la ‘Estadística del deporte federado’ del Ministerio de Cultura y Deporte, la disciplina de Montaña y Escalada es la quinta en número de licencias, después del fútbol, el baloncesto, la caza y el golf. En 2019 tuvo expidió 248.406 (119.251 de la FEDME, el resto de las autonómicas), una cifra que en el último lustro ha crecido a razón del 6% anual. Su previsión es igualar estos dígitos a final de año.
RFEA: explosión del trail running
A un ritmo más lento, también van creciendo en los últimos años las licencias de la Real Federación Española de Atletismo. En 2019 fueron 94.284, colocándose como octavo deporte tras el judo y el balonmano. Sin embargo, para 2020 la cifra que manejan no llega a los 85.000 federados, lo que les hace retroceder a antes de 2018, evidenciando el fuerte impacto que está teniendo la crisis del coronavirus.
No ocurre lo mismo en las licencias específicas sobre trail running, que también oferta la RFEA desde 2018. Sin detallar las cifras, su responsable de comunicación nos explica que en 2019 se triplicaron, mientras que en 2020 se han vuelto a doblar.
Lo más sorprendente, sin embargo, son las cifras de las últimas semanas. Y es que el 98% de las licencias nacionales que se han expedido en mayo han sido de trail running, mientras que en mayo de 2019 fueron el 9,6%, y en mayo de 2018 fueron el 7,1%.
RFEC: sin cambios
Aunque queda fuera de nuestro ámbito, también hemos querido preguntar a la Real Federación Española de Ciclismo. Si bien en el informe citado se recogen 74.768 licencias de Ciclismo a finales de 2019, desde su Departamento de Comunicación nos hablan de 78.686 y nos confirman que este año van por unas cifras muy similares a las del año pasado.
