Poco a poco, Fernanda Maciel va quemando plazos de cara a su primer reto del año: el Aconcagua. La cima más alta del continente americano es ya el lugar donde está la corredora brasileña, que ya ha realizado los primeros entrenamientos en altitud.
Maciel todavía tiene más de dos semanas hasta que busque completar con éxito el ascenso y descenso en velocidad del coloso alpino, pero ya lleva varios días en las inmediaciones del Aconcagua, de forma que se aclimate a las duras condiciones que le esperarán el día que decida completar su tentativa.
Este periodo se antoja vital para Fernanda, ya que en su tentativa de 2015 fue precisamente una mala planificación de entrenamientos y actividades en altitudes extremas lo que la llevó no sólo a retirarse de la montaña andina, sino a pagar aquel esfuerzo durante meses, lo que evitó que completara la temporada competitiva con normalidad.
Durante estos días, ya hemos visto los primeros entrenamientos por el Parque Nacional, incluyendo ascensos que han tocado la barrera de los 5.000 metros, donde la brasileña se ha encontrado grandes nevadas, que se llevan acumulando desde el pasado mes de diciembre.
Y es que en diciembre, Miguel Heras y Oihana Kortazar decidieron no hacer cumbre en el Aconcagua debido a las malas condiciones climatológicas, así como las intensas nevadas que se habían acumulado en la montaña, lo que hacía muy complicado poder hacer cima. Incluso hace algunas semanas, el Campo de Mulas todavía no había podido montarse por estas mismas razones.
Por si esto ya fuera complicado, cabe recordar que Fernanda Maciel viene de estar un largo periodo de tiempo en su Brasil natal, por lo que la adaptación al frío, la altitud y la nieve será en teoría un poco más lenta.
Segunda tentativa en el Aconcagua
Por segundo año consecutivo, Maciel comenzará el año en el Aconcagua. Tras su tentativa del año pasado, la brasileña nos confirmaba que “voy a pasar menos tiempo durmiendo por encima de los 5.000 metros, menos tiempo entrenando duro allí, porque al final, aunque está bien aclimatar, hay un límite para no matar mi organismo”.
Sobre los tiempos que maneja de cara al ascenso y descenso en velocidad, la atleta carioca todavía no los tiene del todo claros; “los tiempos no son muy exactos, porque no sé como mi cuerpo estará en altura, pero imagino que saldrán unas 12 horas para subir y unas 5 horas para bajar”.
Sobre el material, lo cierto es que apostará por un estilo muy ligero, como ya hicieron tanto Karl Egloff como Kilian Jornet. “para subir y bajar el Aconcagua no hace falta mucho material, quizás crampones porque este año hay mucha nieve, pero no es un ruta técnica, así que en zapatillas de correr intentaré hacer todo”.
