Reto personal

Vanessa Morales: “Tras dos intentos fallidos no me rendí, lo volví a intentar y lo conseguí”

La alpinista francesa ha logrado el récord de ascenso y descenso al Kilimanjaro por la ruta de Mweka, un sueño que comenzó en 2019.

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Vanessa Morales se convirtió la pasada semana en la nueva recordwoman de la ruta Mweka en el Kilimanjaro. Aunque en un principio su idea era intentar rebajar el tiempo que Fernanda Maciel posee en la brecha Western, las dificultades climatológicas y el mal de altura de sus guías frustraron de nuevo su plan. No era la primera vez que Vanessa viajaba hasta África con la intención de lograr este hito, pero siempre había habido algo que se lo había impedido. Hasta este año.

Por fin en 2021, tras dos ascensos fallidos, Vanessa lograba su gran sueño: el record de ascenso y descenso al Kilimanjaro. Tal vez no por la ruta que ella se había marcado inicialmente como objetivo, pero frente a las adversidades “hay que saber adaptarse y, si es necesario, buscar nuevas vías para conseguir tus sueños”.

Así lo hizo esta alpinista que no se rinde tan fácilmente. Una actitud que la ha llevado hasta el Kilimanjaro y a poner su nombre en la historia de esta cima. El tiempo invertido para ello ha sido de 11 horas 33 minutos y 49 segundos, mejorando en casi dos horas la marca que en 2018 estableció Kristina Schou Madsen (13h 30’).

Hemos hablado con ella para que nos cuente su experiencia, cómo lo ha vivido y cómo ha sido esta aventura que comenzó en 2019 y que, a pesar de haber logrado este récord, todavía continua.

Primero queríamos saber cómo estás, cómo te encuentras después de esta gran aventura que has vivido en el Kilimanjaro.
Mi regreso a Francia va bastante bien, los días posteriores a mis diversas carreras en el Kilimanjaro no dejan rastro. Sin tensión, sin ampollas, sin dolor y la fatiga aún no ha llegado.

Ya he reanudado el entrenamiento suavemente.

Hemos visto que no era la primera vez que intentabas este reto en la cima africana, que hubo varios intentos anteriormente. Cuéntamos, ¿qué fue diferente en esta ocasión?
Intenté mi primer récord en Kilimanjaro en 2019 a través de la ruta Western Breach. Fernanda Maciel, una soberbia deportista brasileña, ostenta el récord en este camino desde hace unos años. El rendimiento es increíble cuando conoces el terreno.

Dos días después inicie de nuevo el ascenso. Lo hice sin presiones, como si fuera un día cualquiera con amigos en la montaña. No me podía creer lo que estaba sucediendo. La carrera va maravillosamente bien, me noto muy cómoda. Controlé muy bien el ascenso para poder divertirme en la bajada y, finalmente, terminé con un crono de 11 horas 33 minutos 49 segundos, lo que me hizo realmente feliz.

Así que, volví en 2021 e ascendí al Kilimanjaro hasta tres veces con el objetivo de superar el récord establecido en la ruta de Mweka. Estuve aclimatándome en la zona 10 días con una primera cumbre y un intento cuatro días después, pero no salió como esperaba.

En esta ocasión me acompañaron dos guías, el primero me dejó a unos 4.000 metros y el segundo lo hizo a los 4.900 metros. La niebla comenzó a aparecer en el Western Breach y no me dejaba encontrar mi rastro, lo que me obligó a tener que esperar durante más de 50 minutos a mi guía a 5.200 metros. Sentía el frío y como mis fuerzas cada vez iban a menos, por lo que tuve que volver a parar el reloj cuando este me marcaba 5 horas y 46 minutos de recorrido. Y aunque yo continuaba con esperanza, pero la montaña decidió ponérmelo nuevamente complicado. Llegamos finalmente a la cima y descendimos en 15 horas 58 minutos.

No era lo que teníamos previsto, por eso cuando regresé al hotel en mi cabeza había un único pensamiento: hay que empezar de nuevo.

Rápidamente tomé la decisión de regresar, de volverlo a intentar. Pregunté a mi guía y al Parque Nacional si me permiten pasar por la ruta de Mweka, donde en 2018 hubo un registro de mujeres, y me dijeron que sí. Ya me había mentalizado que la brecha occidental deberá esperar un año más, pero estaba feliz por poder continuar buscando mi récord en esta montaña.


Dos días después inicie de nuevo el ascenso. Lo hice sin presiones, como si fuera un día cualquiera con amigos en la montaña. No me podía creer lo que estaba sucediendo. La carrera va maravillosamente bien, me noto muy cómoda. Controlé muy bien el ascenso para poder divertirme en la bajada y, finalmente, terminé con un crono de 11 horas 33 minutos 49 segundos, lo que me hizo realmente feliz.

¿Cómo te has preparado para este reto? Aclimatación, entrenamientos previos, material…
La preparación la realicé en Font-Romeu, en el CRES CNEA. Allí trabajé en hipoxia, integrando refuerzo muscular específico con el desnivel que me iba a encontrar en el Kilimanjaro.

Además, los viajes largos a la montaña también han sido parte de mi vida diaria durante varios meses. En el sitio entrené durante 10 días a gran altura para beneficiarme de la aclimatación, algo que no había hecho desde hacía dos años.

Ibas acompañada por un guía nos has contado, ¿verdad?
Este año el Parque Nacional me impuso dos guías, ambas siguieron el primer ascenso desde el principio y no salió muy bien. En mi último intento, tres guías estaban presentes y se turnaron en la montaña, así fue como salió todo.

¿Qué es lo más especial que has vivido estos días, tanto mientras hacías el reto como los días posteriores?
Lo que más me gusta de estos proyectos es conocer gente. Los intercambios de experiencias son lo que más recuerdo de cada viaje.

También recuerdo ese momento en Western Breach en el que tenía mucho frío, no podía ver muy bien y ya no podía moverme. Aurélio, que es mi camarógrafo, pero sobre todo un amigo, me calentó y me dio fuerzas para seguir.

Cuando esperé al guía durante esos largos minutos, pensé en la muerte porque no sabía si podría continuar. La fuerza del equipo hizo posible que avanzáramos juntos. Joseph, el guía, fue evacuado por los servicios de emergencia durante el descenso, una vez más me di cuenta de que todo podía volcarse muy rápido.

¿Cuál es ahora tu próximo objetivo? ¿Qué te gustaría hacer?
Mi próximo objetivo es un Ultra Trail en México programado para abril de 2022, una vez más es una aventura extraordinaria. Vamos a correr con los Raramuri, esos indios famosos que corren maravillosamente bien y… ¡Rápido!

Luego me embarcaré en la preparación de mis primeros 8000 m del Manaslu (sin oxígeno) programada para septiembre de 2022.


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