Rob Krar es un ultrarunner canadiense con gran trayectoria y una manera muy interesante de vivir el deporte. En su palmarés relucen, por partida doble, hebillas de oro como la de Western States o Leadville, pero también sabe lo que es tocar fondo víctima de la depresión. Nunca lo ha escondido.
En la actualidad, tal y como nos contó en la última Transvulcania en la que se llevó unos discretos resultados en el Kilómetro Vertical y el Maratón, el atleta combina la soledad de la montaña con momentos compartidos con la efervescente comunidad de corredores de Flagstaff (Arizona, EE.UU.).
“Necesito mis momentos para estar en soledad, pero cada vez disfruto más de otros aspectos más sociales del running”
¿Qué tiene esta
ciudad que atrae a tantos corredores de nivel?
Flagstaff lleva décadas en el mapa del mundo de las carreras. Desde los años
60, atletas de diferentes disciplinas han venido aquí para entrenar las pruebas
más competitivas como los Juegos Olímpicos. Primero fueron corredores de pista
y asfalto, y desde hace algunos años nos hemos sumado ultrarunners y corredores
por montaña. Está situada a 2.000 metros de altitud, ofrece un entorno
increíble con buenos caminos para correr y cuenta con muchos servicios para los
corredores. Pero lo mejor de todo es su comunidad. Hay muchos grupos de
corredores que se ayudan e inspiran unos a otros.
Siempre hemos pensado que eras una persona amante de la soledad, un tanto ermitaña.
Sí, y lo sigo siendo. En los senderos me escapo de un mundo demasiado complicado. En ese tiempo me cuido a mí mismo, pienso. Necesito mis momentos para estar en soledad, pero cada vez disfruto más de otros aspectos más sociales del running. De hecho, entreno a otros corredores y organizo algunos campamentos donde comparto mis conocimientos.
“Cuando corro soy mejor persona, mejor marido y mejor amigo”
Háblanos de tu
evolución como atleta.
Llevo muchos años corriendo y el significado de correr ha ido cambiando
para mí. Al principio me centré en el asfalto y en mejorar como corredor. Todo
lo basaba en ganar y bajar mis marcas. En 2010 tuve una lesión realmente grave
y pensé que el deporte se había acabado para mí. En la recuperación, descubrí
los caminos y esto cambió mi concepción del correr. Ahora mi corazón late más
fuerte que antes.
¿Qué ha cambiado?
Ahora veo que hay cosas mucho más importantes que el rendimiento. Cuando tu
cuerpo funciona al máximo, tienes unas sensaciones increíbles, pero eso no es
lo que me mueve a salir de casa a entrenar. Cuando corro soy mejor persona,
mejor marido y mejor amigo. Cuando corro tengo días más productivos, tengo la
mente más centrada y, en definitiva, soy más feliz.
En otras ocasiones has
compartido tus problemas psicológicos. ¿Cómo te encuentras de todo aquello?
Ya había tenido otros achaques en el pasado pero cuando di el salto al
ultrarunning me costó mucho digerir que me consideraran un buen atleta. Yo
mismo me metía demasiada presión y ese era el primer error. En los últimos años
he cambiado esa visión y he aprendido a gestionar mejor estas situaciones.
Estos altibajos emocionales me han enseñado mucho y ahora puedo compartirlo con
los demás. Eso también me ayuda.
“De las lesiones he aprendido que cuando no estoy focalizado en entrenar duro, es mejor que busque otras cosas que hacer”
Vemos que en los
últimos años estás compitiendo bastante, pero solo haces una o dos ultras al
año. ¿Por qué?
Por un lado, me gusta salir de mi zona de confort, como en Transvulcania,
donde he hecho mi primer kilómetro vertical. Respecto a las grandes carreras,
requieren una preparación muy exigente y no siempre estoy dispuesto a
afrontarla. De las lesiones he aprendido que cuando no estoy focalizado en
entrenar duro, es mejor que busque otras cosas que hacer. El pasado invierno no
tenía un gran deseo por correr, así que he estado haciendo esquí de montaña.
¿Qué objetivos tienes
para la temporada?
En los últimos años no me marco carreras como objetivos a largo plazo. Ahora
espero a que sea la propia carrera la que me seduzca y, si puedo, me apunto
unos días antes. Lo comprobé el año pasado en Leadville; no fue hasta cinco
días antes cuando supe que estaba realmente preparado física y mentalmente para
competir.
“Hardrock es la carrera que más tiempo ha estado en mi mente en los últimos años”
Pero, ¿no hay ninguna
que te haga especial ilusión?
Posíblemente Hardrock es la carrera que más tiempo ha estado en mi mente en
los últimos años. Como sabes, es realmente difícil conseguir un dorsal, así que
no sé si nunca tendré la oportunidad de correrla.
¿Y no te llama
también el UTMB?
Tengo sentimientos encontrados con esta carrera. Por un lado el paisaje y la
pasión que se vive allí me tienen fascinados; por el otro, la atención que
rodea a la carrera me asusta un poco. Tal vez un día me apunte.
Si no corrieras, ¿qué
harías?
Siempre me han atraído mucho las alturas. Probablemente cuando me retire,
me gustaría subir una gran montaña.

