El sábado pasado fue uno de los días más felices de la vida de Ragna Debats. La holandesa, afincada en la periferia de Barcelona, cumplió el sueño de convertirse en campeona del mundo de Trail. Tras ser cuarta en Italia 2017 y tercera en Portugal 2016 se imponía a otras 141 mujeres de 41 países distintos en el mejor Mundial organizado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) hasta la fecha. Un triunfo de gran valor deportivo que coincidió con el de su compañero, Pere Aurell, que daba la sorpresa en Transvulcania.
Han pasado 48 horas de tu llegada a meta. ¿Cómo te encuentras?
Anímicamente todavía estoy en una nube. Respecto a lo físico, me encuentro mejor de lo que podía pensar. Apenas tengo agujetas todavía, aunque supongo que es porque me dura la adrenalina en el cuerpo yque el verdadero cansancio todavía está por llegar.
Cuéntanos cómo viviste desde dentro la carrera.
En los primeros tramos me centré en controlar la carrera. Iba en el grupo de cabeza con otras cuatro chicas [Amandine Ferrato, Azara García, Adeline Roche y Anne-Marie Madden] a un ritmo cómodo y estaba teniendo unas sensaciones buenísimas. En los avituallamientos, se adelantaban. No sé como lo hacían porque mientras yo cargaba el agua, ellas ya estaban saliendo. De todas maneras tampoco me importaba demasiado, no quería escatimar tiempo en hidratarme y comer bien.
“En las bajadas mi paso era mucho más fluido y no me costaba alcanzarlas”
Les recuperabas la distancia con facilidad.
Sí, sobre todo en las bajadas mi paso era mucho más fluido y no me costaba alcanzarlas. A ratos tenía miedo de estar yendo demasiado rápida, pero me encontraba tan fuerte que frenarme hubiera significado regalar el tiempo. Antes de llegar a Atzeneta (km 41) me puse en cabeza en solitario y empecé a abrir hueco.
Desde fuera dio la sensación de que tu dominio era inquebrantable.
Me da un poco de vergüenza decirlo, pero eso era también lo que yo sentía. Mi objetivo fue llegar hasta Vistabella (km 63) sin demasiado desgaste y a partir de allí apretar hasta el final. Siempre tuve la sensación de tener todo muy controlado, de tener un punto extra de fuerzas guardado en la recámara por si me apretaban.
“Ha sido la carrera en la que he trabajado con más tiempo y tranquilidad, y se ha notado”
¿Dónde crees que ha estado la clave de tu victoria?
En la preparación. Ha sido la carrera en la que he trabajado con más tiempo y tranquilidad, y se ha notado. El año hice muy buenas carreras, pero iba sin apenas preparación específica y las sensaciones no fueron tan buenas. A veces salían mejor o otras peor, pero iba con menos seguridad.
¿Cuánto tiempo estuviste entrenando para el Mundial?
Fueron 8 semanas en las que, con excepción de mi hija, el deporte lo ocupó todo. Nunca antes había estado tanto tiempo concentrada en una única prueba, los entrenamientos y la alimentación marcaban mi día a día.
«El Campeonato del Mundo es lo más grande que un corredor por montaña puede ganar»
¿Qué ha significado esta victoria para ti?
Pienso que el Campeonato del Mundo es lo más grande que un corredor por montaña puede ganar. Había atletas de todo el planeta, seleccionados por su alto nivel y que llegaban en su mejor momento de forma. El nivel de exigencia era altísimo y por eso el valor de la victoria también lo es.
También has querido homenajear a la gente que te ha ayudado.
Sí, desde que vine a reconocer el trazado muchas personas me han abierto las puertas de su casa, me han ayudado con los puestos de apoyo o cuidando de mi hija. Toda esta zona es muy especial para mi porque mi llegada a España fue a Valencia, de Erasmus, y años después viví en Xerta (Tarragona), por lo que siento que en estas tierras también estoy en casa.
“El día anterior habíamos hablado por teléfono e hicimos un trato, para darnos ánimos: ‘tenemos que ganar, no hay otro camino’, nos dijimos”
Y además coincide con el triunfo de tu pareja, Pere Aurell, en la otra gran cita del fin de semana, la siempre competida Transvulcania.
El día anterior habíamos hablado por teléfono e hicimos un trato para darnos ánimos: “tenemos que ganar, no hay otro camino”, nos dijimos. Era la misma frase que en 2015 habíamos utilizado en la Transalpine Run, cuando yo empezaba a tomarme más en serio esto de la competición y donde tuvimos un rendimiento que ninguno de los dos esperábamos. Cuando a mitad de carrera me dijeron que él iba primero, me prometí que yo también iba que cumplir mi parte del trato.
Por último, queríamos saber por qué no compartiste el alojamiento con el resto de tu selección.
Fue una forma de protestar por el poco apoyo que recibimos los corredores en Holanda. Valoro mucho el papel del seleccionador, pero es vergonzoso que la federación no nos ayude con los gastos del viaje ni del alojamiento, por lo que me fui a un apartamento por mi propia cuenta. Tras dos años compitiendo por mi país y haciendo buenos resultados, este ha sido mi particular boikot para denunciar la situación.