Hace ya más de dos meses que Ragna Debats, Pere Aurell, su hija Onna y su perro Bru empezaron su particular vuelta al mundo trailrunner. Su objetivo: visitar los 7 continentes participando en diferentes carreras, algunas tan prestigiosas y emblemáticas como Western States y el UTMB.
Sin embargo, compatibilizar sus vidas de corredores de élite (con sus entrenamientos, dietas y necesidades de descanso) es mucho más complicado en la práctica que lo que pudiera parecer a primera vista. Todavía más si tenemos en cuenta que intentan pasar el máximo tiempo posible toda la familia al completo.
“Creo que ahora estamos empezando a acostumbrarnos a esto de viajar, a entender que más que un desafío deportivo, el verdadero reto es ser capaz de adaptarte a los cambios constantes que se dan en un viaje de este tipo”, Pere. Asiente con la cabeza Ragna, en la que también se vislumbran gestos de cansancio: “La que mejor lo lleva es la pequeña. Cuantos más años cumples, más rígido te vuelves. Además, la ascensión al Aconcagua ha sido más dura de lo que esperaba”.
Y es que la familia ya cumplió su primera etapa en Asia, donde completó el trekking del Everest y, con menor éxito, la Hong Kong 100, y se encuentra en Sudamérica donde unos días atrás pisó el punto más alto del continente. Mañana empalmarán con su segunda competición: la 4 refugios en Bariloche.
“En Hong Kong tuve una fuerte caída y creo que llevo una costilla fisurada”
¿Cómo estáis?
Pere: Bien, ya estamos casi recuperados de la ascensión al Aconcagua y con ganas de volver a ponernos el dorsal. En la última semana hemos podido recuperar energías, entrenar fuerte y estamos muy animados.
Ragna: Sí, yo tengo dudas de cómo me sentiré, porque en Hong Kong tuve una fuerte caída y creo que llevo una costilla fisurada. Veremos a ver si me me deja correr sin mucho dolor.
Ha tenido que ser una experiencia muy bonita, los dos en el techo de América.
Ragna: Sí, pero más dura de lo que pensábamos en un principio. Yo nunca había estado por encima de los 6.000 m y no sabía cómo me encontraría. Hay personas que no son capaces de llegar a los 7.000, además, estaba enferma porque lo que tuve que luchar mucho. Al llegar a la cima fue una emoción muy fuerte de agradecimiento a todos los que me ayudaron, sobre todo a Pere. También muchas ganas de bajar para ver a nuestra hija.
Pere: Es que no dejaron entrar en el parque a Onna, por lo que planteamos una expedición muy rápida para estar con ella lo antes posible. Lo que normalmente la gente hace en una semana, nosotros lo hicimos en 4 días.
“El hilo conductor de este viaje son las carreras y nos las tomamos tan en serio como si estuviéramos en casa”
¿Cómo conseguisteis reducir tanto los tiempos?
Pere: Pues a base de tener una buena forma física y haber aclimatado fuera. Estuvimos una semana en Vallecitos, haciendo cada día una cima de 5.000 metros, así que veníamos fuertes, aunque tal vez nos pasamos.
Ragna: Sí, yo creo que no tuvimos un poco de desgaste, que se unió a un virus en la tripa que a mi me dejó muy débil en la subida.
Durante este tiempo, entiendo que el entrenamiento está pasando a un segundo plano.
Pere: No, el hilo conductor de este viaje son las carreras y nos las tomamos tan en serio como si estuviéramos en casa. Eso sí, aquí la forma de entrenar cambia mucho y tienes que cuadrarlo con todos los factores del viaje. Obviamente, no tienes todas las comodidades de casa, ni conoces los recorridos, pero se trata de adaptarte.
Ragna: Aquí es difícil seguir una estructura fija, seguir lo que te marca el entrenador, pero actividades como lo del Aconcagua o el trekking del Everest también tienen que entrar dentro de la preparación, porque consumen buena parte de tu energía. Eso sí, luego hay que buscar otro entrenamientos más intensos para coger chispa. Para ello estamos apoyados por Rafa Flores que en función de nuestras sensaciones, nos va regulando los entrenamientos.
“Si alguien te hace la comida con cariño, te la comes, aunque sepas que no es lo que más te conviene”
Mantener los hábitos alimenticios en los viajes suele ser complicado. ¿Cómo lo hacéis vosotros?
Ragna: Para mí es un tema importante, uno de los retos más grandes que tengo durante este viaje porque yo soy muy meticulosa y aquí no puedo hacerlo como me gustaría. La rutina, los horarios… todo es distinto, así que una vez más, se trata de adaptarte.

Pere: Por ejemplo, hemos estado muchos días en casa de unos amigos. Si alguien te hace la comida con cariño, te lo comes, aunque sepas que no es lo que más te conviene.
A nivel de forma, ¿cómo os sentís?
Ragna: Con todos estos cambios, tengo que estar constantemente recordando que soy una atleta y buscando entrenamientos más rápidos en vez de tan montañeros. Me está costando bastante, además de que llevo dos semanas con gastroenteritis, pero espero ir mejorando. Poco a poco estoy aprendiendo a seguir centrada durante el viaje, a mantener mis descansos, mis tiempos…
Pere: A mí este tipo de entrenamiento es lo que me gusta y sé que me va bien. En Hong Kong 100 fallé por la barriga, que es mi gran problema en las ultras largas, y estoy intentando trabajarlo desde aquí. Estoy apuntado a varias carreras de 100 millas y ahora mismo no estoy pudiendo acabar una de 80.
De momento, ¿con qué os quedáis de lo que llevais de Rolling Mountains?
Pere: Yo, sin dudarlo, del trekking del Everest, porque lo pudimos hacer todos juntos. Me tocó cargar los 20 kg de Onna durante 3 o 4 horas todos los días, así que seguro que fue también un gran entrenamiento. Nunca había estado en Nepal y la magnitud de esas montañas me ha impresionado.
Ragna: Cada sitio es diferente y cuesta mucho elegir solo uno. Pero lo que siento ahora es que nos falta una parte de la familia porque Bru [el perro] está en casa. A Sudamérica no ha podido venir así que nos reencontraremos con él en la siguiente etapa.
