El Grand Raid de los Pirineos (GRP), con más de 4.600 participantes en sus cinco pruebas, cumplía su décima edición en Vielle Aure (Francia), un pueblecito al otro lado de la cordillera. Para celebrarlo, alargaban su ultra de 160 km a 220 km, con 13.000 m de desnivel positivo, que finalmente se quedaron en 190 km debido a la previsión de fuertes rachas de viento en altura.
Entre los 800 corredores que tomaban la salida el pasado miércoles, Pablo Criado destacaba como uno de los favoritos. El cántabro, muy experimentado en este tipo de pruebas en las que la gestión de las adversidades es tan importante como la capacidad atlética, se había programado el GRP como su gran objetivo del año y soñaba con mejorar su cuarto puesto conseguido en 2012.
Las cosas, sin embargo, no salieron como él pensaba. En el kilómetro 31, desfondado y desanimado, decidió abandonar.
“Me la había preparado bien y me he llevado un gran chasco”
¿Qué tal llegabas al GRP?
Sentía que estaba muy bien, tanto de cabeza como de piernas, y las características del GRP se adecuaban muy bien a mis capacidades. Es una carrera larga, pero también montañera, por un terreno bastante potente. Me la había preparado bien y me he llevado un gran chasco.
¿Qué te ha ocurrido?
Salí con buenas sensaciones durante las primeras dos horas. Iba a un ritmo tranquilo, pero poco a poco empecé a apagarme, a perder energía. Notaba que le daba patadas a las piedras y que estaba perdiendo coordinación. No te voy a decir que no fuera capaz de mantenerme de pie, pero desde luego ya no podía correr.
“Si hubiera continuado las consecuencias para mi propio cuerpo hubieran sido duras y, además, podía haber puesto en riesgo a la organización y a los equipos de rescate”
Y en esas condiciones, imposible continuar los más de 150 kilómetros que te faltaban.
Las carreras te exigen estar al 100% y esta, por su distancia y las condiciones de calor y de humedad, más todavía. Si hubiera continuado las consecuencias para mi propio cuerpo hubieran sido duras y, además, podía haber puesto en riesgo a la organización y a los equipos de rescate. Las señales eran muy claras y no tenía sentido seguir.
¿Qué ha pasado?
Pues fundamentalmente que he sido demasiado ambicioso: quieres hacerlo todo y que todo te salga bien. Volví el domingo de Estados Unidos, con el famoso jet lag, el lunes tenía muchas gestiones que hacer, el martes guardia en mi trabajo como bombero y, casi sin dormir, te vas a 5 horas de tu casa a competir en una carrera de 220 km. He petado.
“Correr otra ultra dos o tres semanas antes del gran objetivo del año es una estrategia que practico desde hace años y funciona”
Poco más de dos semanas atrás, firmaste un cuarto puesto en las 100 millas de Ouray (Colorado). ¿No te pudo pasar factura?
Tal vez por el cansancio acumulado y estrés de tanto viaje. Respecto a la carrera, creo que ya había recuperado. Correr otra ultra dos o tres semanas antes del gran objetivo del año es una estrategia que practico desde hace años y he comprobado que funciona. Entre medias, descanso y hago tiradas cortas, de 1 hora por llano.
Abandonaste muy pronto, cuando no llevabas ni el 15% del recorrido realizado. ¿Fue una decisión difícil? ¿Notas alguna presión al ser un corredor patrocinado y conocido?
Cuando empiezas a tener apoyo de marcas, sientes que tienes que hacerlo todo bien. Pero si dejas que la presión te guíe, es que has perdido el norte. Pienso que la libertad en la esencia de los ultratrails. Es una cuestión muy personal, por lo que en mi caso seguiré haciendo esto hasta que me apetezca, tenga apoyos o no. Por otro lado, no creo que la imagen de un corredor llegando destrozado a la meta sea una buena imagen para ningún patrocinador.
“Está muy bien esta tendencia de los corredores de querer hacerlo todo cada vez mejor, como si fuéramos profesionales, pero para el 99% no deja de ser un hobby”
Eres bombero profesional, pero un corredor de ultradistancia muy activo e involucrado. ¿Hasta qué punto te siente también profesional del trail running?
Mi trabajo como bombero es el que me da de comer y, aunque me permite cierto tiempo libre, también es exigente. El día anterior a la carrera tuve una guardia con varias salidas por el día y dos nocturnas. Está muy bien esta tendencia de los corredores de querer hacerlo todo cada vez mejor, como si fuéramos profesionales, pero para el 99% no deja de ser un hobby. La gente puede pensar que al estar patrocinado tienes la vida solucionada, pero no es así.
Entonces, ¿vives las carreras como puro ocio?
Sí, pero también me aporta muchas cosas. Compito, viajo, me relaciono con mucha gente y también tengo mis proyectos personales. Por ejemplo, este año iré al Tot Dret, los 130 km del Tor des Géants, a acompañar a un periodista para acercar este mundo a la gente a través de su experiencia. En mi caso además hay un añadido: normalmente viajo a las carreras con mi padre. él es una persona que ha trabajado mucho durante toda la vida y ahora, jubilado, me acompaña y me hace las asistencias.
“Lo que me queda es el orgullo de vivirlo con mi padre, se lo pasa en grande y ha conocido otro mundo le era desconocido”
¿Y qué tal se le da?
Es muy gracioso porque yo siempre digo que pierdo tiempo. Ves a la gente llegar y parece la Formula 1, les cambian las botellas y para adelante. Nosotros vamos despacio, le digo donde está cada cosa y tardamos un rato en estar preparados. Al final, lo que me queda es el orgullo de vivirlo con él, se lo pasa en grande y ha conocido otro mundo le era desconocido. Estas vivencias son las que mueven a grandes rasgos este deporte.

¿Qué más espera en tu agenda para lo que resta de temporada?
Quiero ir a finales de septiembre a la Adamello Ultra-Trail. También participaré en la Transhuman Trail, una carrera por etapas en Ciudad Real. Y para finalizar la temporada bajaré a la Costa Blanca Trails.