El pasado miércoles 28 de febrero Núria Picas Albets abandonaba la expedición que pretende cruzar los Alpes con los esquís de montaña. “Quien elige el camino del corazón no se equivoca nunca”, expresaba unos días después en las redes sociales. Una decisión difícil, especialmente porque hasta el momento ha sido la única de los siete deportistas del equipo en tomarla, que abre el debate sobre el riesgo en este tipo de retos en montaña. Hemos hablado con ella.
¿Qué ha pasado?
Simplemente que la montaña está en unas condiciones bastante peligrosas y he preferido no jugármela más. Todos sabemos que en este tipo de actividades tienen un riesgo intrínseco, pero todo tiene un límite. El nivel de alerta de aludes estaba en 4 sobre 5, había una capa de nieve de 1 metro bastante inestable, pasábamos por zonas muy expuestas y, además, la previsión meteorológica era bastante mala. Debido a nuestro objetivo del récord, teníamos que ir bastante a saco y sentía que en muchos momentos estábamos jugando a la ruleta rusa.
“El grupo planteó dos opciones: seguir arriesgando o empezar a hacer kilómetros por carretera, con los esquís a la espalda”
¿Pasó algo en concreto que te hiciera tomar la decisión?
Fue un cúmulo de sensaciones, pero es cierto que en mi último día en la expedición vivimos situaciones muy peliagudas. El grupo planteó dos opciones: seguir arriesgando o empezar a hacer kilómetros por carretera, con los esquís a la espalda. La primera, que es la que se cogió en un primer momento, era demasiado peligrosa para mí. La segunda, que es la que han tomado después, no me motivaba.
El objetivo es llegar a Niza en menos de 40 desde vuestra salida en Viena.
Sí, pero como solemos decir, lo que importa no es el fin sino el camino. A mí no me interesaba hacer un récord de esta manera. Estamos en un momento en el que parece que es mejor el que más se la juega y con esta renuncia yo planteo si realmente esto es así. Creo que está muy bien darnos cuenta de que somos humanos, amamos la vida y que priorizamos la seguridad.
“Sé que no era la única que se estaba planteando dejarlo”
¿Cómo fue el momento de comunicar tu adiós al resto de compañeros?
Se lo tomaron muy bien. Sé que no era la única que se estaba planteando dejarlo. A mí me encantaría que llegaran al final, pero la manera en la que lo están haciendo no va conmigo. El día 13, tras varias horas de actividad, se vieron obligados a regresar sobre sus pasos por el riesgo de aludes, y luego tuvieron varias jornadas seguidas por carretera. Este récord se estaba convirtiendo en una especie de Camino de Santiago entre viñedos.
Previamente habías comentado que era la aventura más extrema de tu vida y que por ello te habías preparado concienzudamente en los últimos meses. ¿Cuesta renunciar después de todo ese esfuerzo previo?
Creo que ha sido una decisión valiente, pero más por la situación en la que estábamos que por el trabajo que me había llevado llegar hasta aquí. El entrenamiento forma parte de mi día a día, me encanta hacerlo y, además, “que no me quiten lo bailao”.
“Me la he jugado muchas veces en la montaña, pero si llega un punto en el que no puedes gestionar el riesgo, pierde sentido”
¿Cómo te has encontrado físicamente en estos 11 días seguidos de actividad?
Ha sido realmente muy duro, pero mi cuerpo se ha adaptado bien. Tuve algunos problemas en los pies, con ampollas e inflamaciones, pero todo eso lo hemos sabido gestionar. También la convivencia entre 7 personas de diferentes nacionalidades, lo que no es fácil. Todo esto para mí es lo grande de este deporte.
¿Crees que lo vivido en la expedición al Makalu tiene algo que con tu renuncia?
Realmente no, pero mi sensación fue parecida. Si en el Makalu, cuando sufrí la neumonía, hubiera seguido para arriba, no te lo estaría contando. Me la he jugado muchas veces en la montaña, pero si llega un punto en el que no puedes gestionar el riesgo, pierde sentido.
“Mucha gente del sector de la montaña me ha llamado para felicitarme”
Por último, ¿qué te llevas de esta experiencia?
Lo primero una gran satisfacción al ver lo bien que me he adaptado al esfuerzo y al desgaste diario, también la relación con mis compañeros, pero también y no menos importante tomar una decisión madura de la que estoy muy orgullosa. Mucha gente del sector de la montaña me ha llamado para felicitarme, mucha más que cuando gané el Mont Blanc, por ejemplo. Creo que está bien que alguien conocido mande, de vez en cuando, un mensaje de precaución. Amo el deporte, amo la vida y quiero seguir haciendo muchos más retos, por lo tanto lo que ahora tocaba era abandonar.
- Etiquetas: nuria picas