Miguel Heras era una de las esperanzas españolas en el Ultra-Trail del Mont Blanc. Llegaba a la cita con la gran carrera alpina en plena forma, con la lesión olvidada y tras haber ganado el Desafío Somiedo, la Ultra Sierra Nevada y la Ultra del Nordeste por relevos. Pero los 171 kilómetros y 10.000 metros positivos se le volvieron a atragantar.
El de Bejar (Salamanca) salió tranquilo, sin caer en la trampa de intentar seguir a los americanos, Jim Walmsley y Zach Miller, que junto a los franceses François D’Haene y Xavier Thévenard, y a Kilian Jornet imprimieron un ritmo frenético desde el inicio. “Se cumplían las malas previsiones meteorológicas y había que tener mucha precaución. Mi estrategia era esperar a que amaneciera y a partir de ahí plantear la carrera”.
“La tripa no me respondía bien y no me pude alimentar, así que cuando se hizo de día me quedé sin energías”
Y así lo hizo, pero sin dejarse descolgar demasiado. De hecho, hasta Champex Lac (km 123) fue, junto a Jordi Gamito, rozando la décima posición. Aunque el posicionamiento era bueno, la noche había sido dura. “La tripa no me respondía bien y no me pude alimentar, así que cuando se hizo de día me quedé sin energías”.
Ante esta tesitura, el experimentado corredor decidió parar y tras pasar por el consultorio médico intentar comer para descender hasta Trient (km 140), donde entregó el dorsal. “No me encontré mal de salud, pero sí vacío. Te pasa cuando no te entra la comida y empiezas a perder energía y a ir realmente despacio. No fue una decisión repentina, sino que lo vas asimilando poco a poco en los kilómetros previos”.
Le faltaban 30 kilómetros, tan solo una quinta parte del recorrido, pero ya no había más gas en el motor del bejarano. “Cumplí el plan inicial, que era ir guardando fuerzas al principio, pensando en ir recogiendo corredores que se hubieran aventurado a ir a un ritmo demasiado rápido, pero no salió bien. Tendré que esperar a la próxima edición”.
“Con tantas retiradas no es un buen balance para mí. Aquí he vivido algunas malas experiencias y eso te condiciona”
Esta ha sido la octava participación de Heras en el UTMB, que cuenta con un contraStado palmarés en la ultratrail francesa: 7 abandonos y una plata en 2013 después de Xavier Thévenard. “Le tengo mucho cariño a ese segundo puesto, pero con tantas retiradas no es un buen balance para mí. Aquí he vivido algunas malas experiencias y eso te condiciona”.
Es precisamente el aspecto mental el que el bejarano destaca como clave para tener éxito en las 100 millas galas. “Es una prueba traicionera, en la que sabes que se te puede cruzar en cualquier momento y eso hace que vayas con cierto miedo. En esta edición, por ejemplo, he tenido muy buenas sensaciones, pensaba que iba a ser el día bueno, pero el cuerpo ha empezado ir al revés. Para terminar la UTMB tienes que llegar con la confianza a tope”.
El siguiente objetivo para Miguel será él Ultra Pirineu, para el que espera estar recuperado. “Creo que hay tiempo suficiente para llegar bien, especialmente al no haber completado la carrera”.
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