Es difícil saber cuántos títulos internacionales tiene Luis Alberto Hernando Alzaga. La lista es ya muy larga, inigualable, y la pugna entre federaciones no ayuda a poner orden entre las numerosas copas y campeonatos que figuran en su palmarés. “Según mis cálculos este es el sexto a nivel mundial [tres de la ISF y tres de la IAAF], pero ya sabes que para mí el más importante es el que está por venir”, ríe el burgalés.
La frase no es banal. Tal vez sea su sed de victoria lo que mejor define a un corredor que lleva más de tres décadas colgándose dorsales en el pecho. Y la última muestra la dio el pasado sábado en Penyagolosa Trails; a sus 40 años, Hernando demostró que su dominio del trail running mundial no ha terminado.
Tres días más tarde pudimos entrevistarlo al finalizar de su jornada laboral. Parece lógico pensar que después del esfuerzo realizado en el Mundial toquen unos días de descanso, pero no es su caso. Durante toda la semana, este greimman se ha desplazado hasta Sobrarbe (Huesca) para realizar un reciclaje técnico. El lunes le tocó descender un barranco y el martes acceder a una cueva. “Me gusta lo que hago y lo cojo con ganas después de todo el invierno subido a los esquís”.
“Ahora me muevo como un oso perezoso”
¿Cómo estás?
Sinceramente, un poco cansado con tanto trajín. Todo el evento fue muy intenso, con muchos actos además de la carrera, y el domingo tocó volver a casa, coger los bártulos y desplazarme con mi unidad de la Guardia Civil en Pamplona. Tengo las piernas doloridas, pero estoy contento. Eso sí, ahora me muevo como un oso perezoso.
¿Cómo se vuelve a los entrenamientos después de una paliza como la del sábado?
Normalmente intento no descansar al día siguiente. Suelo salir a caminar o con la bicicleta, aunque esta vez no he podido por los viajes. Luego me doy dos o tres días de descanso total y después vuelvo a correr. En el primer entrenamiento tras un ultra empiezo caminando cuesta arriba y cuando las piernas se van calentando empiezo a trotar.
“Estuve 5 horas para llenar el bote de orina en el control antidopaje”
¿Aun te dura la emoción de la victoria?
Esos sentimientos tan intensos son fugaces, duran poco más que la llegada a la línea de meta. En este caso además estuve 5 horas para llenar el bote de orina en el control antidopaje, por lo que tampoco pude celebrarlo demasiado. Eso sí, me queda un gran sabor de boca por lo que hemos conseguido también con los compañeros y por el buen trabajo de la organización.
Y si duran tan poco, ¿vale la pena el esfuerzo invertido?
Sí, por supuesto. Como he comentado otras veces, estoy enganchado a esa sensación de ganar, aunque no sé muy bien el motivo. Es lo que me hace seguir interesado en la competición, lo que me hace intentar dar lo mejor de mí mismo.
“No me gusta pensar en las carreras que ya he hecho, sino en las que están por venir”
Con un palmarés tan extenso, sería humano cierto grado de conformidad.
Es verdad que estamos repitiendo carreras y campeonatos, pero no me gusta pensar en las carreras que ya he hecho, sino en las que están por venir. Si intentas vivir de las rentas, te acabas hundiendo.
Será difícil que alguien pueda igualar tu legado competitivo. ¿Piensas alguna vez en que tu nombre quede para la historia de este deporte?
Es algo muy difícil en cualquier disciplina y especialmente en la nuestras porque es nueva y cambiante. De todas maneras, me gustaría que en el futuro se hablase de los que en ese momento estén en la pomada. Mi objetivo es simplemente quedarme satisfecho con lo que hago y además, nuestra generación ha coincidido con una bestia que es Kilian Jornet, el mejor corredor del mundo, y del que seguramente se seguirá hablando aunque pase el tiempo.
“El Fortasec me dio la vida”
Vayamos a la carrera. ¿Cómo la viviste?
Salí con muchos nervios. Había muchísimos rivales de nivel y el recorrido era complicado para mí. Las subidas y las bajadas eran demasiado cortas y se primaba más el ser ágil que el tener más fuerza en las piernas. Me costó coger ritmo en los primeros tramos y tuve algunos problemas estomacales.
El Fortasec tuvo un papel clave.
Sí, me dio la vida. Iba muy incómodo, tenía que andar parando y al final me acabé tomando dos comprimidos que me estabilizaron el estómago. Desde la mitad de carrera pude ir tomando ritmo y motivándome poco a poco.
“Zach Miller es un gran muy valiente y fuerte, y yo traté de no distanciarme demasiado”
En Useres (km 31,4) pasas séptimo, a 4h25s de Zach Miller que iba líder.
Por su estilo, me decían que era mejor no seguirle, pero Zach Miller es un gran muy valiente y fuerte, y yo traté de no distanciarme demasiado. También sabía que a partir de Vistabella (km 61) era donde se jugaba realmente la partida, por lo que intenté guardar fuerzas.

Y precisamente allí es donde le adelantas.
Sí. Las referencias que me iban dando hablaban de que iba muy tocado pero me costó mucho acercarme, por lo que pensaba que desde atrás nos estarían apretando. En ese punto no me preocupaba tanto él, como todos los que podían venir por detrás.
“Tenía los cuádriceps destrozados y dudas de si me dejarían tirado antes de llegar a la meta”
Uno de ellos desde muy atrás, Cristofer Clemente, que ya el año pasado se quedó a poco más de un minuto de ti. ¿Sentiste el deja vu?
Las referencias que te dan por detrás siempre son muy difíciles y poco fiables, así que hasta que no oí la música no levanté el pie del acelerador. Sinceramente, acabé muerto. Tenía los cuádriceps destrozados y dudas de si me dejarían tirado antes de llegar a la meta.
Desde fuera parecía que lo tenías todo controlado, que si te hubieran apretado habrías puesto una sexta marcha.
Pues fue todo lo contrario. Es verdad que una mayor competitividad te hace sacar fuerzas de donde parece que no hay, pero también es posible que me hubiera quedado por el camino.
“Nieves y yo no empezamos a disfrutar hasta que no termina la carrera y vemos que todo ha funcionado”
¿Cómo vivió tu familia la jornada?
Mis padres y mi hermano, que además es mi entrenador, con mucha emoción. Todavía se sorprenden de lo enserio que nos tomamos este deporte, de cómo planificamos las carreras. Mi mujer, Nieves, cumple un rol muy importante en el equipo, tiene mucha responsabilidad así que también sufre los nervios. Lo vivimos de una manera similar porque no empezamos a disfrutar hasta que no termina la carrera y vemos que todo ha funcionado. Y mi hijo, Martín, todavía no se entera demasiado.
Entonces tendrás que seguir ganando hasta que lo haga. Pocas cosas pueden hacer tanto ilusión como tu hijo te vea coronarte como campeón del mundo, ¿no?
Eso va a ser muy complicado, aunque para él ya soy una máquina y con eso me vale.
“Para mí es importante que todos disfrutemos de esto, así que si cuando nazca vemos que no es posible, buscaremos otra cosa”
¿Cómo crees que influirá la llegada que tu segundo hijo a tu trayectoria?
Por la fecha prevista para el parto, no afectará a las carreras de esta temporada. Y en el futuro nos adaptaremos. Para mí es importante que todos disfrutemos de esto, así que si cuando nazca vemos que no es posible, buscaremos otra cosa.
Alguna vez has comentado que estás al final de tu trayectoria deportiva. ¿Has pensado alguna vez en la retirada?
En principio, ahora no tengo motivos para dejarlo. Me encuentro bien y los resultados van saliendo, tal vez sea ese el motivo por el que estoy alargando esta decisión. Lo que pasa es que cuando lo intento ver desde afuera me asusto un poco. Por edad, por cansancio físico, pronto llegará el momento en el que empiece a caer en picado. Saber dejarlo a tiempo es uno de los principales retos de futuro que tengo.