El burgalés viajaba por segunda vez a Nepal para participar en la Everest Trail Race, una prueba de 160 kilómetros divididos en seis etapas. Si en 2013 no pudo disputarla por una lesión, este año sí lo consiguió, aunque se encontró enfrente a un potente porteador local, Suman Kulung, que le arrebató la victoria en la última etapa.
Al margen de la competición, “la ETR es una carrera que deja mucho espacio a la aventura” –tal y como nos comentaba su director, Jordi Abad, en una reciente entrevista, y de ello hemos querido hablar con el campeón del mundo de Trail IAAF que cierra así la temporada. “12 días han dado para mucho, hemos competido, sufrido, disfrutado, compartido, hemos visto el Everest, los atardeceres más impresionantes y cosas que hacen llorar, hemos visto caminar con 100kg en la espalda…. Inolvidable todo”, introducía en sus redes sociales.
“Ha sido una manera de conocer juntos un mundo que es completamente distinto al que vivimos normalmente”
Hace ya unos días que aterrizaste de vuelta en España. ¿Qué sensación te queda de la ETR?
Ha sido una experiencia chulísima. Aunque ya la conocía, este año ha sido diferente porque corría con mi mujer, Nieves Hernández, y lo hacíamos por equipos. Ha sido una manera de conocer juntos un mundo que es completamente distinto al que vivimos normalmente.
¿Qué se siente corriendo bajo de las montañas más grandes del planeta?
Te parecerá mentira pero para una persona que va a competir la sensación es muy parecida a otras carreras. Vas mirando al suelo con mucho cuidado para no hacerte daño con las piedras. Eso sí, al final de cada etapa, disfrutabas de esas vistas y de ese ambiente. Por otro lado, hay un factor que sí que cambia, que es lo transitados que están allí los senderos. Te encuentras gente desplazándose y muchos animales porteando carga, así que tienes que ir especialmente atento.
“Cuando decidimos ir, la idea era ir más a disfrutar que a competir. Pero luego, soy de sangre caliente”
¿Cómo lo has visto a nivel competitivo?
Cuando decidimos ir, la idea era ir más a disfrutar que a competir. Pero luego, soy de sangre caliente, y cuando dieron la salida cambié de chip. Aun así, se nota que estamos en noviembre y que después de Ultra Pirineu he bajado los entrenamientos al mínimo.
Sin embargo, sigues compitiendo muchos fines de semana.
Sí, voy a muchas carreras a regañadientes de mi entrenador, pero aprovecho para compartir esto con Nieves. Siempre digo que a las carreras no voy a disfrutar, pero a estas alturas de temporada sí que lo hago. Me lo tomo de otra manera.
“En un puente colgante me encontré con una caravana de mulos que estaban pasando y tuve que volver a parar”
¿Fue tu extravío en Namche Bazaar clave para que Suman Kulung te ganara? ¿Cómo ocurrió?
Simplemente me perdí, algo para lo que tengo facilidad. Al atravesar el pueblo, que es de los más grandes de la zona, me tocó callejear. Me di cuenta de que no iba bien, así que retrocedí y esperé al tercero y al cuarto. Ya juntos seguimos buscando el camino, preguntando a la gente, y cuando lo encontramos habíamos perdido alrededor de 8-10 minutos.
Intenté recuperar, volverme a meter en carrera, pero no tuve suerte porque en un puente colgante me encontré con una caravana de mulos que estaban pasando y tuve que volver a parar. Me volvieron a alcanzar el tercero y el cuarto y me vine abajo. Quedaban alrededor de 15 km y ya no tenía ninguna opción. Decidí que ese último tramo iba a ser para disfrutar del paisaje. Creo que ambas cosas fueron importantes para la resolución de la etapa.
“No reservé absolutamente en las seis etapas y competí todas como si fueran carreras independientes”
¿Qué fue lo más duro de la ETR?
Levantarse día tras día y tener que competir. Sentir las piernas, notar que los cuádriceps están hechos polvo, como después de una carrera, y tener que volver a ponerte de corto. Hasta que daban la salida y la adrenalina hacía su trabajo y te anestesiaba un poco se hacía bastante duro. Te puedo decir que ha sido muy intensa, que no reservé absolutamente en las seis etapas y que competí todas como si fueran carreras independientes. Las diferencias estaban siendo escasísimas y no te podías permitir ni un respiro.
Tal y como nos comentaba su director, Jordi Abad, la ETR es también un gran reto organizativo.
Es la carrera mejor organizada que he visto, teniendo en cuenta además que se realizar en uno de los lugares más difíciles. éramos pocos corredores, menos de 50, y había etapas con más de 100 personas trabajando. Van pasando los días y ves que todo está previsto. Nos ha dejado con la boca abierta a los corredores.
“En España para llevar una camilla necesitamos seis personas, mientras allí un porteador puede cargar con una persona”
Y, como rescatador en montaña, ¿qué te parece a nivel de seguridad?
Lo veo muy parecido a cualquier otra carrera europea. Si hay que hacer un rescate en helicóptero, puede ser igual de fácil o de difícil que aquí. Por otra parte, en España para llevar una camilla necesitamos seis personas, mientras allí un porteador puede cargar con una persona. Están realmente muy fuertes, les veíamos con más de 100 kg en la espalda subiendo y bajando senderos.
Después de haber comprobado con tus propios ojos la magnitud de esas montañas, ¿te entran ganas de ascender alguna?
Por supuesto, me daba muchísima envidia la gente que está de expedición, pero de momento lo tengo completamente descartado. Ahora no puedo dedicar un mes de mi vida a esto, tanto por el trabajo y la familia, como por entrenamiento. Tal vez en un futuro…

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2 comentarios
Menuda paliza les dio el sherpa con o sin despiste en el pueblo. Y con zapas de asfalto falsificadas. Nos creemos el centro del mundo y personas muy pobres son capaces de noquear a deportistas llamados de élite. Buena cura de humildad.
Quedó a 36 minutos del ganador nepalí, hablar de un despiste en Nanche Bazar como motivo del segundo puesto..????…Además Nanche es un pueblo pequeño a lo largo de la calle principal.Tík Tak