Hace dos años que Laia Cañes Badenes se enteró, “casi por casualidad”, de que el Campeonato del Mundo de Trail IAAF aterrizaría en la carrera del patio trasero de su casa, en Penyagolosa Trails. Se lo dijo el diputado castellonense de deportes, Luis Martinez, con lágrimas en los ojos y la de Vilavella grabó la fecha en su memoria.
Por aquel entonces, ya era una corredora hecha y derecha.En su palmarés figuraba un bronce en la CCC, un sexto puesto en Ultra Pirineu y cuatro segundos en la Marató i Mitja. A finales de 2016 conoció además lo que significaba participar una cita mundialista, cuando fue invitada a última hora a Portugal para cubrir una baja. “Me sobrepasó la situación. No rendí ni disfrute, pero todo acabó formando parte de un proceso de mejora y aprendizaje. Cuando tocas fondo es más fácil ver cuáles son tus limitaciones y por lo tanto los caminos que tienes que seguir si quieres seguir avanzando”.
“He trabajado a fondo en todos los aspectos que he conocido: desde el entrenamiento a la alimentación, la suplementación, el descanso y hasta la psicología deportiva”
Era obvio que tenía mucho trabajo por hacer, muchos huecos que llenar en su perfil de corredora si quería hacer un buen papel cuando entre el público se multiplicaran las caras conocidas. Su nuevo entrenador Nacho Martínez lo sabía, cambió sus hábitos y ambos se volcaron en un plan a largo plazo.
“Una de mis mayores carencias era la fuerza en las piernas, pero en realidad he trabajado a fondo en todos los aspectos que he conocido: desde el entrenamiento a la alimentación, la suplementación, el descanso y hasta la psicología deportiva”. Como Kilian Jornet y Emelie Forsberg antes de su expedición nepalí, la castellonense también trabajo con la hipoxia intermitente, simulando estar a 5.000 metros de altitud durante momentos de sus entrenamientos.
Un año más tarde viajó al Mundial de Italia 2017, donde consiguió acabar “los fantasmas del pasado”. Con una séptima plaza, fue el principal valor de una selección española que se hizo con el bronce colectivo. Pero al margen del resultado, lo más importante era que la levantina había recobrado la ilusión, confiaba en sus posibilidades y tenía la determinación de solo volver a mirar hacía delante.
“Si algo me ha dado el trail running, ha sido confianza en mí misma”
La apuesta estaba subiendo de nivel y el siguiente peso que subió a la balanza de la racionalidad fue el propio puesto de trabajo. La castellonense trabajaba desde hace 12 años en un laboratorio de cerámica y, a pesar de que ya hacía meses que disfrutaba de una reducción de jornada, la exigencia de los entrenamiento y, especialmente, la falta de tiempo de descanso para asimilar los entrenamientos le hizo tomar la decisión de dejarlo. No le frenó la hipoteca ni tampoco la falta de apoyo inicial por personas de su entorno. “Es normal que la gente que te quiere te haga ver los riesgos, pero si algo me ha dado el trail running ha sido confianza en mí misma. La persona que yo era antes de empezar a correr no se hubiera atrevido a dejarlo todo para intentar cumplir sus sueños”.
Los meses fueron pasando y llegó la primera cita clave, el Campeonato de España de Transgrancanaria Advanced. “Salí destrozada de aquella prueba, física, anímica y psicológicamente, con un edema en la rodilla de récord, litros de lágrimas por derramar y algún sueño hecho pedazos”, detalla en sus redes sociales. El objetivo, sin embargo, estaba cumplido. Por tercer año consecutivo sería convocada por el equipo español para el Mundial, y por primera vez sin ser seleccionada por criterios técnicos.
“Si trabajamos la fuerza de las piernas en el gimnasio, ¿por qué no trabajar también la fuerza mental?”
Este pequeño bache mental se acentuó con la proximidad de Penyagolosa Trails. Su imagen empezaba a lucir en marquesinas de autobuses y panfletos publicitarios, se estaba convirtiendo en una especie de icono local del trail running y el arma a su favor que suponía correr en casa estaba desvelando su filo más peligroso: la presión. No dudó en pedir ayuda. “Hacía tiempo que me interesaba el tema de la psicología deportiva como parte más del entrenamiento. Si trabajamos la fuerza de las piernas en el gimnasio, ¿por qué no trabajar también la fuerza mental? En tan poco tiempo no hemos podido profundizar, pero lo que he conseguido es ser más consciente de las tensiones y tratar de eliminarlas a través de la respiración. El objetivo es mejorar mi control mental, no dejar que los pensamientos erráticos te lleven de un sitio a otro, sino estar focalizada en lo importante: disfrutar de una experiencia única en la vida”. Contenta y relajada se mostraba a su llegada al hotel de los corredores en Benicasim. Sus ojos azules no reflejaban los nervios propios de una ocasión como esta, sino más bien una confianza lúcida, que le permitía ejercer en plenas facultades de su papel de anfitriona.
“Mi mayor triunfo no ha sido la medalla, sino el haberlo vivido como una fiesta”
A todas luces fue esa la llave que le abrió el segundo cajón del podio el pasado sábado. La chica a la que el trail le ha ayudado “a ser mejor persona” hizo gala de un temple propio de las más veteranas y huyó del suicidio colectivo al que le abocaba el ritmo inicial en la cabeza de carrera. Supo esperar, mantener la cabeza, y el tiempo le dio la razón: en cada puesto de control aparecía más arriba en la clasificación. Solo una inconmensurable Ragna Debats se salvó de ser arrastrada por el ritmo de crucero de la subcampeona.
“De la carrera me llevo muchas cosas. Pienso que mi mayor triunfo no ha sido la medalla, sino el haberlo vivido como una fiesta. Han sido semanas en las que me he sentido muy querida y lo que he sentido aquí no se me olvidará. Penyagolosa Trails ha sido un antes y un después, me ha hecho buscar dentro de mi para sacar lo mejor. En definitiva, el camino hacia este Mundial me ha cambiado la vida”.