El pasado miércoles Karl Egloff y Nicolás Miranda se hacía con el Fastest Known Time (FKT) del Chimborazo, la montaña más alta de su país, Ecuador. Una ascensión de 2.000 metros de ascenso y 18 kilómetros, desde la entrada de la reserva Faunística Chimborazo (4.350 m) a la cumbre en la punta Whymper (6.263 m).
Se trataba de la tercera montaña andina en la que batían un récord estos amigos después del Aconcagua y el Huascarán, pero también un paso más de la extensa preparación que el guía ecuatoriano-suizo realiza para batir los récords de las 7 cumbres, incluido el Everest.
Enhorabuena, ¿cómo te sientes?
Estoy muy contento, era un reto que teníamos planificado desde hacía tiempo y que en dos ocasiones habíamos intentado sin éxito por el clima. El Chimborazo no es una montaña como el Cotopaxi o el Cayambe que se pueda escalar todo el año, sino que está muy marcada por cada estación. Así que en julio, que ya se considera época de verano, quisimos ver cómo estaba y allí fuimos.
“En desnivel, se podría comparar con el Elbrus, pero ésta es una montaña mucho menos comercial”
¿Dónde está la dificultad de esta montaña?
Es una montaña muy empinada, un volcán que no deja llanos para descansar, ni un sitio donde montar la tienda. En desnivel, se podría comparar con el Elbrus, pero ésta es una montaña mucho menos comercial y tiene algunos pasos expuestos, con hielo… Cuando la hacemos guiando llevas mucho rato la cuerda bien corta.
También has comentado la peligrosidad por la caída de piedras.
Sí, es un tema muy serio sobre todo cuando la montaña está muy caliente. La nieve cada vez ocupa menos espacio y la exposición a la caída de rocas es mayor. El retroceso del glaciar hace también que la ascensión sea también más difícil; donde había nieve ahora hay morrena, terreno duro y podrido, también sobre la arista. Todo ello, junto al desnivel de más de 1.500 m desde el refugio, hace que sea una montaña compleja para venderla comercialmente. No olvidemos tampoco que sube a más de 6.000 metros.
“Había algún tramo de hielo y, como vamos con microcrampones, hubo que estar muy concentrados”
¿En qué situación se encontraba la montaña en vuestra actividad?
En esta ocasión nos trató muy bien, incluso estaba nevado hasta el segundo refugio y podíamos progresar como por una alfombra blanca. Había algún tramo de hielo y, como vamos con microcrampones, hubo que estar muy concentrados.
¿Con qué material subiste?
Además de los microcrampones, subí con zapatillas ultraligeras de montaña (un modelo de trail running con clavos delante), dos capas de lycra en las piernas y cuatro capas finas arriba, dos pares de guantes y algo que nos protegiera la frente. íbamos a llevar también la cuerda, pero nos avisaron de que la montaña estaba muy franca y decidimos dejarla a última hora. Fuimos muy ligeros.
“En la cumbre sí sentí mucho frío y principio de hipotermia en las manos”
¿No pasaste frío con tan poca ropa?
El Chimborazo es de largo la montaña más fría que hay en Ecuador, pero ni siquiera así la puedes comparar con el Elbrus, por ejemplo, donde el frio te puede matar. En la cumbre sí sentí mucho frío y principio de hipotermia en las manos, porque vas sudado y en la arista te pega un viento a 15 o 20 grados bajo cero. De todas maneras, no puedo decir que acostumbrados a eso, pero tampoco nos sorprendemos de esos cambios bruscos del tiempo.
¿Qué es lo que os resultó más duro de todo el récord?
Pues posiblemente el frío. Ya desde abajo nos costó mucho calentarnos. La cara por la que se escala está protegida del sol por la mañana y hasta que no llegamos a la primera cumbre no nos tocó. Curiosamente allí estábamos en el punto del planeta más cercano al sol.
“En las bajadas cada vez estoy más ágil, arriesgo más y me siento cómodo a altas velocidades”
¿Cómo te sentiste respecto al rendimiento?
Fue todo muy fluido. En las bajadas cada vez estoy más ágil, arriesgo más y me siento cómodo a altas velocidades. A ratos me separaba incluso de Nicolás y paraba luego a esperarlo. El terreno también nos lo puso fácil. Tal vez media hora más tarde hubiera sido necesaria para que se descongelara la última capa, pero puedo decir que estuvo casi perfecto de nieve.
¿Crees que se puede mejorar el récord? ¿Le auguras una larga vida?
Siempre que finalizas una tarea te das cuenta de algunas cosas que se podrían hacer mejor. En general hicimos muy buen trabajo, pero quitarle 10 o 15 minutos en buenas condiciones sí es factible. Estoy muy contento especialmente con Nicolas porque muy poca gente sabe que después del récord Aconcagua 360 él quedó muy golpeado. Ha estado 4 meses recuperándose y el Chimborazo era una prueba para él.
“Me dijo que tenía genes y talento para esto, y que te diga eso un amigo es muy bonito”
¿Por qué realizas estas actividades acompañado de Nicolás? ¿Es una ventaja o un inconveniente respecto a la velocidad?
Nicolás es un hermano para mí, lo conozco de hace 15 años. El me descubrió este mundo de correr por la montaña cuando yo era solo un guía. Me dijo que tenía genes y talento para esto, y que te diga eso un amigo es muy bonito. él era el que tenía los récords antes y, por el cariño que le tengo, quiero que venga a algunas montañas de Sudamérica conmigo. No importa si solo pudiera ir más rápido. Mi proyecto de las 7 cumbres más altas de todos los continentes sí que lo hago en solitario, es un tema de mucha precisión y prefiero no estar acompañado.

¿Cuánto tardasteis en el ascenso y en el descenso?
Aproximadamente la subida hasta al punta Whymper nos demoró 2 horas y la bajada hasta la caseta de los guardaparques la mitad. Son 2.000 metros negativos que hicimos en 1 hora, bajamos realmente rápidos.
“Hay montañas en las que hay que correr más y otras menos, pero todos los récords deberían empezar donde enseñas el ticket de entrada”
El punto final del itinerario es fácil situarlo, la cumbre, pero el inicial no tanto. ¿Por qué escogiste la entrada al parque siendo que ya había otros récords desde el refugio?
Empezar desde abajo es la única manera de combinar la velocidad y la técnica, de demostrar que se es buen corredor y buen montañero. Siempre habrá gente que escoja solo uno de los tramos, pero en mi opinión no es la manera. Hay montañas en las que hay que correr más y otras menos, pero todos los récords deberían empezar donde enseñas el ticket de entrada. En el Huascarán hicimos lo mismo, es un mensaje que quiero mandar a la comunidad.
¿Qué diferencia al Chimborazo respecto a otras montañas sudamericanas como el Aconcagua o el Huascarán? ¿En qué orden de dificultad los situarías?
Hablando del terreno, el Aconcagua, obviando su pared Sur, es una montaña sin dificultad alguna, sin pasos técnicos ni glaciar. Es una cuestión de ir bien aclimatado porque puedes correr en todo recorrido. Sin embargo, el Huascarán es muy fuerte, muy difícil. Nunca he visto grietas tan grandes como esas; se pierde la mirada al fondo. La meteorología también es muy peligrosa. El Chimborazo no da descanso y es muy empinada. Solo el 8% de los turistas que la intentan, consiguen llegar a la cima. Comparar la dificultad de las montañas es realmente difícil; para nosotros ha sido una de las más duras.
“En el Cotopaxi o el Cayambe tengo más de 100 cumbres”
¿Cuántas veces has subido al Chimborazo?
Solo unas 30 o 40, la primera vez debió ser con 16 años. Son pocos los que concretan un ascenso aquí y tengo también muchos ascensos fallidos con turistas a los que les faltó un poco de aclimatación o de entrenamiento. En el Cotopaxi o el Cayambe tengo más de 100 cumbres.
¿Qué ha representado para ti este récord en el Chimborazo?
Mucho, en primer lugar porque es la montaña más alta de nuestro país. Cuando mi padre volvía de guiar en ella siempre le mostraba mucho respeto, porque sabía que era la más dura. Además, últimamente ha estado en los periódicos por el estudio que dice que es la montaña más alejada del centro de la Tierra.
“Intentaré llegar al Himalaya en mi mejor momento, maduro y lo más fuerte posible, y para eso tengo que ir haciendo los deberes”
Cuéntanos tus próximos objetivos.
Quiero seguir ganando experiencia en alta montaña y en los próximos meses haremos más montañas en Ecuador. Intentaré llegar al Himalaya en mi mejor momento, maduro y lo más fuerte posible, y para eso tengo que ir haciendo los deberes. También hay algunos proyectos internacionales: en diciembre intentaré el volcán Ojos del Salado, la montaña más alta de Chile, y en enero quiero hacer con Nicolás la pared Sur del Aconcagua, que es una ruta más técnica. En mayo iré al Denali, para continuar con mi proyecto de las 7 cumbres.
Y tu meta final, ¿el Everest?
Sí, quiero que sea mi punto final de mi proyecto. La familia se cansa de que estés fuera siempre y ellos quieren tener un padre a tiempo completo. Así que me he propuesto ir al techo del mundo a cerrar mi etapa de alpinismo de velocidad en 2021 o 2022.
Para finalizar, ¿por qué subir tan rápido a las montañas?
A mí me aporta mucho, me siento muy libre y ágil. Es una actividad en la que resumes en un instante todo lo que has aprendido en la montaña: a moverte rápido con crampones, ser fiable con las pisadas y los saltos o meter el piolet donde toca. Es diferente a ser guía. En la conducción de clientes tienes tiempo para pensar, incluso para aburrirte, mientras que en el speed climbing tienes que encontrar un ritmo fuerte que te sea cómodo y jugar contra el reloj. Además, tienes que moverte rápido en todos los terrenos.
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